POV DE EYLIN.
Había aceptado salir, escapar de este encierro en el que me encontraba. Desde que Esme decidió marcharse, desobedeciendo las reglas de mi padre, yo había permanecido obediente a todo para no alterar a mi padre.
Todo empezó después del atentado de Dylan, luego la desaparición de Thomas. Mi padre se empeñó en que permaneciéramos en casa y si salíamos cargáramos detrás dos grandulones los cuales bien podían servirnos como escudo y atrapar las balas con sus musculosos cuerpos.
Yo lo soporté. Siempre he sido una hija obediente a la cual le dices no vas y, no hay réplica. Pero Esme no es así. Ella es rebelde, respondona, si mis padres le dicen una, ella les responde tres.
Cansada de la presión familiar, decidió irse. Ya era mayor de edad, quería una vida distinta a la que nuestros padres nos estaban dando. Llegó un día de la universidad, reunió a la familia y confesó haberse ganado una beca para estudiar fuera del extranjero.
Obviamente después de lo que pasó con Thomas nuestros padres se rehusaron a dejarla ir. Se opusieron rotundamente a que abandonara el país y que se alejara de su familia.
Esme sabía que eso iba a ocurrir, por ello decidió participar en esa beca. Así tenía todo pagado y no necesitaría el dinero del señor Mancini. Como este mismo señor nos había enseñado a ganarnos nuestras propias colaciones, Esmeraldi tenía experiencia en conseguir sustentación. Aseguró que no necesitaría del dinero de mi padre para salir y conocer el mundo. Renunciando a todo se marchó, dejando a mi padre encolerizado.
Ella sí que tuvo valor para perseguir sus sueños. En cambio, yo, yo no tenía ni siquiera valor para decirle al hombre que me gustaba, mis sentimientos por él.
No fue hasta hoy que decidí darme una escapada con mis amigas de la universidad. Sony me invitó, quería que volviera a divertirme como cuando estábamos en el colegio, decía que me había alejado de ellos, que me había vuelto aburrida.
Es que desde que Esme se marchó, me encerré en lo mío y dejé de lado las reuniones con amigos. Ya no había quien estuviera cuidando mis espaldas mientras tomaba una copa. Esme siempre cuidó de mí y yo de ella. cuando salíamos estábamos pendiente de una a la otra, por nada del mundo hacíamos cosas que a la otra no le pareciera. Sin ella, me sentía desprotegida.
Estoy segura de que, si Esme no se hubiera ido, ella habría impedido que me fuera con Rolan Kaya. Por muy enterada que estuviera de mis sentimientos por el doctor, no me habría dejado meter la pata. Pero como no estaba, hice lo que hace tiempo quería hacer. Acostarme con ese hombre que me encantó desde la primera vez que lo vi.
Rolan no solo fue el ángel que salvó a Dael, también fue el flechazo que cupido me lanzó. Solo fue mirarlo, para sentir todo mi cuerpo estremecerse y que el corazón se me desbocara en latidos.
Por eso, no desaproveché la oportunidad para estar con él, para comerme su boca a besos.
¿Quién podría resistirse a su amor platónico si lo tiene a punto de besar? Creo que nadie. Al menos yo no pude.
Dejé que me llevara por el camino de la lujuria, que sus besos me trasportaran a un sitio solitario, donde sus manos me elevaran al mismo paraíso. Caí encantada ante él, porque lo deseaba como nunca había deseado a nadie, absolutamente nadie.
Pero no pensé, ni siquiera imaginé que al despertar no estaría a mi lado.
Abro los ojos y encontrarme desnuda en una habitación de un hotel, sola, sin la persona con la que compartí la noche, es doloroso.
No hay arrepentimiento, pero si lágrimas. Lloro. Lloro como una chiquilla porque esperaba al menos encontrarlo en la ducha, pero se había ido, sin decir adiós se fue.
Joder, me entregué a él, nunca había estado con nadie, se suponía que debía esperarme, mirarme a los ojos y decirme algo. Pero no, él no se quedó, se fue dejándome sola.
¿Y que esperaba? No podía esperar más que eso. Yo no era importante para él.
Salgo de ese hotel cubriendo mi rostro. No puedo permitir que me vean. No soy una persona pública, pero mis hermanos y mis padres sí. Esme y yo siempre evitamos salir en cámaras, papá respetó eso, porque así nos mantenía protegida. Pero eso no significa que no nos conozcan, que no sepan de que familia provengo. Alguna que otra cámara captó en algún momento nuestros rostros.
Tomo un taxi, dentro de este una rebelde lágrima se me escapa.
Quiero llorar fuerte. Me siento mal. Siento que haberme guardado para el hombre que amaba, no sirvió de nada. Mi primera vez no fue valorada.
Abro la puerta, al entrar encuentro a mi madre y padre sentados en las gradas ¿Habían trasnochado?
Les dije que estaría en casa de una amiga. Seguramente llamaron a preguntar y resultó que no estaba.
Esfuerzo una sonrisa— ¿Dónde estuviste toda la noche? —pregunta el señor Mancini con su profunda mirada. Su voz suena calmada, pero sé que por dentro está hirviendo de ira.
—Lo dije ayer, en casa de una amiga.
—Y saliste con ella, porque llamamos, incluso fuimos a su casa y ninguna de las dos estaban.
—¿Ustedes hicieron eso?
—¿Qué más querías que hiciéramos? —mi madre gruñe. Muy pocas veces se enoja— Llamamos y no estabas, te habías ido a quien sabe dónde.
—Soy joven, tengo derecho a divertirme.
—Eylin, no me molesta que salgas siempre y cuando digas el lugar donde estarás.
—¿Para qué? ¿Para que esos hombres que están a fuera me sigan hasta el baño de la discoteca?
—Es por tu seguridad —dice mi padre con calma— Quizás cuando seas madre, entenderás porque hacemos lo que hacemos. Espero este sea tu último escape.
—Ok. No volveré a mentir donde me encuentro. Discúlpenme, no debí hacer eso, ahora si me permiten, iré a descansar.
Mas bien, a llorar. Porque eso es lo que hago al entrar a mi habitación. Tras cerrar la puerta el recuerdo regresa junto a este el dolor. Un dolor desollador que quema y asfixia.
Ya acostada, más tranquila pienso mejor las cosas. No quiso despertarme, no tuvo el valor de enfrentar lo que había pasado. Seguramente aún no se lo creía. Pueda que el lunes tengamos esa oportunidad de hablar.
Pensar en que es así, me deja más tranquila, por no decir completamente tranquila. Ya no lloro, solo pienso en el lunes, en el momento que lo mire a los ojos.
Sonrío, sonrío porque pensar en la persona que me gusta, hace iluminar mis días.
Agarro el diario, escribo todo lo que hice anoche, cada caricia, beso o embestida que me dio. Las sensaciones y el no arrepentimiento que tengo después de haber estado con él.
Lunes por la mañana desayuno y voy a la universidad. Mi padre me deja en esta y se va. Ingreso corriendo porque ya estoy tarde. Al pararme bajo el umbral miro a Tito que indica el asiento a su lado. Siempre, siempre está un asiento vacío a su lado.
Saludo a Tito con un beso en la mejilla, a mis amigas y respiro. El profesor ingresa, sin perder tiempo comienza a dar la materia.
—Tienes que contarme lo que hiciste con ese hombre el sábado —susurró Sony al oído. Recordarlo se me despeluca el cuerpo, me estremezco y sonrió.
Suspiro. Quiero que se termine las horas de clase, deseo que lleguen las de prácticas. Salimos más temprano de lo normal porque el profesor se sintió mal, entonces nos enviaron a las practicas.
Tito me lleva, los dos hacemos prácticas en el hospital central, el más grande de la ciudad.
Entré ahí gracias al tío de Tito, es uno de los socios mayoritarios. Mi amigo habló por los dos. En gran parte fue por mi excelente rendimiento tanto en la escuela, colegio y primeros años de universidad, que me permitieron el ingreso.
Al llegar a el hospital lo primero que hago es alborotar el cabello sambo del moreno que camina a mi lado. Sonríe con su radiante sonrisa que lo caracteriza. Tras registrar nuestro ingreso cada uno se retira a su área. Tito va a cirugía y yo me voy a pediatría.
Hoy me toca con Rolan. Suspiro profundo mientras voy a su consultorio para presentarme, saber qué es lo que haremos hoy. También para ver si hablamos de aquello hoy, aunque conociéndolo como es, sé que en su tiempo laboral no habla de otro tema que no sea de la medicina.
Toco, respiro, suelto aire mientras abren la puerta. Escucho su voz dándome paso, procedo a ingresar, cierro la puerta y le saludo con mi gran sonrisa que nunca falta.
Pero al ver su seriedad lentamente va desapareciendo, más cuando me dice que fue un error.
¿Un error?
Sonrío mientras camino con los ojos iluminados. Una de las enfermeras me pregunta si estoy bien, le digo que sí. Entro al baño, enjuago mi rostro esperando que el agua se lleve el último rastro de lágrimas.
Al rato regreso, porque en este día me toca con él y, no voy a perder mis notas.
Abro la puerta, lo encuentro con las manos en la cabeza y esta agachada. Debió ser un jodido error. Tan grande que se sigue lamentando.
—Doctor Kaya, mi semana de práctica es con usted, por lo tanto, debo permanecer en su consultorio ayudando en las consultas.
Me mira, le permanezco la mirada hasta que la enfermera ingresa con las primeras carpetas— ¿Puedo? —asiente e indica donde las deje.
—Ocupe su lugar señorita Mancini.
POV DE EYLIN.Con un nudo en la garganta y controlando todo el dolor que embargaba mi corazón, tomo mi lugar y empiezo a ayudar en las consultas médicas. Leo el nombre del primer niño, abro la puerta y lo llamo con una sonrisa. La madre se levanta cargándole en los brazos. Cuando los veo venir me giro, camino hacia la camilla donde se recostará al pequeño, ignorando completamente al hombre del escritorio.Él está sentado en su asiento, al momento que la señora ingresa le sugiriere se acomode en la silla, le hace un par de preguntas y, cuando termina levanta la mirada indicándole acomode al pequeño en la camilla que ya he preparado.—Hola, pequeño —le hace unas caricias y, aquel chiquitín muestra sus dos dientes, tendrá unos cuatro meses y ya tiene unos preciosos dientes. Estoy concentrada observando la sonrisa del niño cuando se dirige a mí— Señorita Mancini, venga por este lado —con las piernas temblando y el corazón acelerado me paro a su lado. Retengo el aire mientras me daba indic
La veo marcharse triste y, me siento miserable. No soy ese tipo de hombre, no tengo esos malos hábitos de hacer llorar a las mujeres. No fue así como me criaron mis padres. Carajo, pero es complicado, es muy complicado estar en este lugar.Yo no debí acostarme con ella, debía rechazarla, sin embargo, no pude, fue imposible hacerlo. Tenía tanto tiempo sin intimar, sobre todo, sin desear de la forma en que la desee en ese momento.Ahora me arrepentía, deseaba regresar el tiempo, no haberlo hecho, pero lo hecho, hecho está y, no puedo cambiar lo que hice, solo puedo arreglar esta incomodidad hablando, haciéndole frente a lo que pasó y, no hacer de cuentas que nada sucedió. Era su primera vez, recuerdo claramente al momento de hundirme lo estrecha que estaba, como la hice mujer. No podía ignorar aquello, tampoco sabía qué hacer.—No tiene que sentirse responsable —empezó ella—, porque fue mi decisión, yo pude detenerlo, pero no quise. Y no quise porque desde el primer momento en que mis o
Solo a mí, Eylin Mancini se le ocurre enamorarse de alguien que amaba a otra persona. Bueno, es que, en ese tiempo, cuando mis ojos se cruzaron con los suyos no podía imaginar que ese hombre tuviera el corazón ocupado, sobre todo, que la dueña fuera la que ahora es mi cuñada. Irónico ¿No?¿De haberlo sabido habría abierto mi corazón para él? Es la pregunta que siempre me hago, pero siempre termino diciendo que sí, porque en el corazón no se manda, porque nadie elige a quien amar, más una inexperta en el amor como yo. Tal vez si hubiera tenido experiencias dolorosas en el amor, no me habría fijado a la primera y, tras saber que pasó por mi cuñada, menos lo haría.Pero aquí estaba, con mi corazón destrozado por no tener un amor correspondido. No sé si a alguna le pasó, no sé si alguna de ustedes tuvo la mala suerte como yo, de amar a alguien sin decirle y, cuando decidiste decírselo, te dio un rotundo no.Sonrío de mí misma, de mi estupidez. Joder ¿Quién con veintiún años se enamora com
Para alguien como yo que pocas veces había viajado, sobre todo, solo. Estas vacaciones no fueron del todo malas. Muchas veces se necesita realizar viajes en soledad porque así te detienes a pensar y valorar el tiempo y los espacios.La soledad puede ser buena, pero también mala. Pero por ahora voy a gozarla ya que, forzar una relación por despecho solo me llevaría a más problemas y, me encerraría en una red de engaños y mentiras de las cuales no podría escapar. Tendría que haber una fuerza mayor para que yo pueda intentarlo con alguien más.Tras haber pasado dos meses fuera del país me encuentro en casa. Ingreso y al sentir la soledad en esta casa suspiro. No hay nadie. Seguramente mis padres están en el hospital.Subo lentamente a mi habitación, al abrir la puerta contemplo mi cama, los cuadro, las fotografías, todo a mi alrededor está como lo dejé. Se siente bien estar de regreso, tengo una sensación diferente a la que salí. Ahora hay una paz en mi interior, la sed y esas ganas de m
Y no sé qué hacer. Me frustro. Siento que no voy a poder salir de esta sin que haya consecuencias.Mis padres son buenos, mis hermanos también, sé que si saben de mi embarazo no me juzgarían, tendría su apoyo, más si no había padre. La familia es la familia y está para apoyarse. Es lo que siempre dicen.Sin embargo, hay algo que no aceptarán y eso es que el padre sea Rolan Kaya, hermano de la mujer que manipuló a un niño de casi cuatro años a asesinar a mi cuñada. Sé que si les cuento que espero un hijo de ese hombre pondrán el grito en el cielo, más que todo mi padre, porque se llenó de odio hacia esa mujer que, escuchar ese apellido le perturba y lo saca de quicio.Entiendo que su coraje es solo hacia Alicia Kaya, quien era maestra de Dael, mi sobrino. Pero por despecho, cuando Dylan, mi hermano la dejó, manipuló a mi pequeño sobrino para que atentara contra Damaris. Fue tanto su manipulación que, por poco, logra que mi pequeñín se convierta en asesino a esa edad. Pero creo que, si
Que alivio siento cuando dice que estuvo ahí, pero no lo hizo. ¡Dios! ¡Gracias! ¡Gracias por todo esto!Nunca me hubiera perdonado si mi hijo perdía la vida por mi inmadurez y cobardía. Porque fue cobardía mía haberme ido, haberle destrozado el corazón a Eylin con esas palabras.No tenía como saber que había quedado embarazada. Sé que hay muchos casos en los que se embaraza a la primera, pero esperaba que no fuera mi caso. Sin embargo, con la suerte que me cargo, me tocó.Y esto es una gran suerte. Si que lo es. Independientemente de que no ame a la madre de mi hijo, me siento afortunado y bendecido por esto. Sé que vendrán muchas cosas duras, para los dos, no solo para ella. Porque nuestras familias no pasan por un momento amigable que se diga. Pero eso no es nuestro problema. Yo no abandonaré a mi hijo por las malas decisiones que otros tomaron.A Alicia nadie le dijo manipula a aquel pequeño para que asesine a su madrastra. Si lo hizo, fue porque quiso, porque de amor nadie se muer
Quiero intervenir, pero la hermana de Eylin, que por cierto es como estar viendo la copia, me detiene—. La está maltratando.—Mamá se encargará, creo que debe irse, doctor…—No me pienso ir —digo viendo como los ojos azules de ese hombre me taladran.—Edu, esto no se soluciona así —interviene la señora Emilia y, Eduany Mancini suelta a su hija dejándole los brazos enrojecidos. Me acerco, observo los moretones que pronto se harán verde.—¡Señor Mancini! —en su mirada hay fuego, un fuego que bien podría hacerme cenizas. Quiero hablar, explicarle que no soy culpable de lo que mi hermana hizo. ¿Por qué tendría que juzgarme si yo no hice nada a su familia? Me parece tan injusto lo que está haciendo, porque ni Eylin ni yo somos responsables de lo que sucedió en nuestras familias. Pero el señor no me deja hablar, da un ultimátum que obliga a Eylin decir la verdad. Una verdad que, por el estado en que se encontraba su padre, no quise decir, pues eso agravaría más las cosas.—Eylin, tienes sol
No es la primera vez que se confiesa. Siempre, desde que se convirtió en mujer no ha hecho otra cosa que decirme cuanto le gusto, pero nunca he podido verla con otros ojos que no sean como las de una hermana.Pasé la mayor parte de mi niñez y adolescencia con ella y Alicia, las dos son como mis hermanas. Una lo es de sangre, pero Dora es mi hermana de corazón y, esperaba que si me alejaba de ella podía olvidarse de eso que decía sentir, pero siguen pasando los años y sigue esperando que la acepte.Si no lo hice en el pasado, cuando no había nadie de por medio, menos lo haré ahora, cuando hay una mujer en mi habitación a la cual tampoco amo, pero lleva en su vientre a mi hijo y, por ello estoy dispuesto a hacer todo.—Dora, no quiero ser grosero, pero te voy a pedir que no vuelvas a dirigirme la palabra si aun tienes sentimientos por mí. Esperaba que en todos estos años que tenemos sin vernos, hubieras hecho tu vida, pero veo que sigues en la misma y, para evitar malentendidos, te pido