Quiero intervenir, pero la hermana de Eylin, que por cierto es como estar viendo la copia, me detiene—. La está maltratando.—Mamá se encargará, creo que debe irse, doctor…—No me pienso ir —digo viendo como los ojos azules de ese hombre me taladran.—Edu, esto no se soluciona así —interviene la señora Emilia y, Eduany Mancini suelta a su hija dejándole los brazos enrojecidos. Me acerco, observo los moretones que pronto se harán verde.—¡Señor Mancini! —en su mirada hay fuego, un fuego que bien podría hacerme cenizas. Quiero hablar, explicarle que no soy culpable de lo que mi hermana hizo. ¿Por qué tendría que juzgarme si yo no hice nada a su familia? Me parece tan injusto lo que está haciendo, porque ni Eylin ni yo somos responsables de lo que sucedió en nuestras familias. Pero el señor no me deja hablar, da un ultimátum que obliga a Eylin decir la verdad. Una verdad que, por el estado en que se encontraba su padre, no quise decir, pues eso agravaría más las cosas.—Eylin, tienes sol
No es la primera vez que se confiesa. Siempre, desde que se convirtió en mujer no ha hecho otra cosa que decirme cuanto le gusto, pero nunca he podido verla con otros ojos que no sean como las de una hermana.Pasé la mayor parte de mi niñez y adolescencia con ella y Alicia, las dos son como mis hermanas. Una lo es de sangre, pero Dora es mi hermana de corazón y, esperaba que si me alejaba de ella podía olvidarse de eso que decía sentir, pero siguen pasando los años y sigue esperando que la acepte.Si no lo hice en el pasado, cuando no había nadie de por medio, menos lo haré ahora, cuando hay una mujer en mi habitación a la cual tampoco amo, pero lleva en su vientre a mi hijo y, por ello estoy dispuesto a hacer todo.—Dora, no quiero ser grosero, pero te voy a pedir que no vuelvas a dirigirme la palabra si aun tienes sentimientos por mí. Esperaba que en todos estos años que tenemos sin vernos, hubieras hecho tu vida, pero veo que sigues en la misma y, para evitar malentendidos, te pido
El silencio perdura, porque tras su propuesta me he quedado sin respuesta. Sé que es un médico muy importante, cuyos padres tienen una reputación intachable, pero con esto podría verse afectada. No quiero ser la causante de la destrucción de la carrera de sus padres, pero, tampoco quisiera ser una sombra.—Eylin, no voy a presionarte. Cualquier decisión que tomes, la respetaré. Buscaré otra solución —si me niego, sus padres me odiarían por el resto de sus vidas, sobre todo, sería difícil que a futuro tengan una buena relación con mi hijo.Si quiero que en un futuro me acepten, acepten a mi hijo, debería aceptar esa propuesta. Sola será un tiempo, hasta que se olviden de que por ahí pasó Eylin Mancini.—Está bien, no tengo problema. Tampoco es que vaya a aparecer por el hospital con mi barriga. La ciudad es muy grande y, espero nunca encontrarme con compañeros o médicos del hospital.Mis manos reposan sobre la mesa. Él arrastra las suyas hasta las mías, las arropa provocando un estreme
POV DE ROLAN.Salgo del hotel, ingreso al auto y me quedo un momento observando en silencio a la nada. No pienso, ni observo algo en particular, simplemente estoy con la mente en blanco y, me quedo así por unos segundos.Suelto un suspiro y voy al hospital. Pensaba en tomarme una semana más, pero ya estuve mucho tiempo fuera del hospital y, mi madre ha convencido a mi padre que no me dé ningún día más libre. Sé que lo hace por haberme metido con la hija de los que ellos consideran sus enemigos, al menos mi madre. Por eso han decidido enviarme toda la noche y el día siguiente también, piensa que así me hará recapacitar.Llego al hospital, hago el ingreso y voy hacia mi consultorio, donde me quito el abrigo para seguido colocarme la bata de médico. Mi madre ingresa, lo sé porque desde que abre la puerta empieza a recriminar mis decisiones.—Rolan, hijo, por favor, reacciona, no puedes irte a vivir con esa mujer. Ni siquiera sabes si ese niño es tuyo. Tu padre ya me contó que solo te est
POV DE ROLAN.Se acerca, roza sus labios y, aunque quiero apartarla no puedo. ¿Y por qué debería apartarla? Pronto será mi esposa, espera un hijo mío, además, ya estuvimos juntos. Apartarla sería rechazarla y, si le rechazo creerá que siempre será así.Correspondo a su beso, el cual empieza suave, pero a medida que pasan los segundos se intensifica. Ya mis brazos ya no cuelgan a los costados, se han levantado y, mis manos se ajustan en sus caderas. Le apego a mi cuerpo mientras devoro su boca como un sediento.No sé cómo ni en qué momento la desnudé, solo sé que estoy sobre ella, hundiéndome lentamente mientras la miro. Volvemos a unir nuestros labios, compactando nuestras bocas y danzando nuestras lenguas. Mientras le beso me hundo por completo, fuerte que le saco un gemido.Se aferra a mi cuerpo, raspa mi espalda con sus uñas mientras la embisto fuerte. Jadea, regreso mi boca a la suya, devoro sus labios con ansiedad, deseo. Lo suelto, bajo besando su cuerpo hasta llegar a su seno,
Ver a Dylan Mancini a pocas horas de la boda es algo que no esperaba, menos que se aventara encima con esa ira con la que me ataca.No soy un buen peleador. Jamás me gustó eso de los golpes. Siempre fui un niño, adolescente y hombre razonable, que ante cualquier problema lo solucionaba hablando.Sé que, si Thomas Mancini no hubiera interferido, Dylan me hubiera desfigurado o roto las costillas. Pero, gracias a que el gemelo intervino, solo impactó mi cuerpo contra la pared.—¡¿Por qué con mi hermana!? ¡Al final resultaste ser igual que tu hermana! ¡Un maldito infeliz que no va de frente, sino que se mete con los más inocentes! ¡Si quieres vengarte, si tan solo querías cobrarte que me haya robado a tu prometida, debiste meterte conmigo y no con mi hermana!Es lo que grita mientras Thomas lo sostiene. Eylin se para en frente, tratando de evitar que no continúe con la pelea, pero yo no pienso en pelear, sino, aclararle a ese imbécil que nada de lo que ha pasado es porque lo planee. Esto
Cierro los ojos antes de que nuestros labios se compacten. Cuando se compactan, me estremezco. Detenemos el beso. Afirma su frente a la mía con los ojos cerrados y, dice.—No te lo dije, pero estás preciosa —susurra con voz ronca antes de volver a besarme con pasión. Sus labios se mueven sobre los míos con urgencia, transmitiéndome toda la intensidad.Nos separamos lentamente, mirándonos a los ojos. Rolan toma mi mano y me guía hacia la cama, donde nos sentamos con delicadeza. Nuestras miradas se encuentran y veo cómo el deseo arde en sus pupilas. Con suavidad deposita un beso en mi piel expuesta. Un escalofrío me recorre cuando sus labios trazan un camino de besos hasta mi cuello. Gimo suavemente, embriagada por sus caricias.Poco a poco, Rolan va quitando mi ropa con reverencia, besando cada centímetro de piel que queda al descubierto. Me recuesto en la cama, observándolo con ojos brillantes. Él se deshace de su propia ropa y se acerca a mí, admirándome con una mirada llena de deseo
Ella, ingresa, se para frente al escritorio mirándome fijamente.—Hola, Rolan —sigo mirándola, con la mandíbula contraída, porque su presencia es lo último que me esperaba, menos me imaginaba.¿A que había venido? Iba a preguntarle, pero decidió hablar.—Sé que soy la última persona que quieres ver, pero se me hizo necesario aparecer ya que, te has metido con una de mis cuñadas…—¿Y? —cuestiono— ¿Algún problema con eso?—Sé que eres un gran hombre…—Oh ¿Debo sentirme elogiado por ello! —la interrumpo.—No, no es ningún elogio, es la verdad.—Supongo que por eso me abandonaste, por ser un buen hombre —recrimino con los dientes apretados.Hace silencio por un segundo, seguido responde.—Veo que aún hay resentimiento en ti.—¿Y qué esperabas?—Esperaba encontrar un Rolan diferente, luciendo radiante por su reciente ceremonia —«y lo estaba, hasta que apareciste». Mascullo mirándola con desprecio—. Pero veo que el pasado aun te atormenta y, eso me hace creer que en verdad te metiste con Ey