POV DE ROLAN.Me encuentro en medio de la bulliciosa reunión familiar de los Lanús, Bruce y Cásper. El ambiente está cargado de risas, humo de cigarros y el tintineo de vasos de whisky. Dieciséis hombres, entre primos y tíos de mi esposa Eylin, llenan la sala con su presencia imponente.El reloj marca las diez de la noche y ya llevamos varias horas bebiendo. El whisky fluye como si fuera agua, y siento cómo poco a poco mis inhibiciones se van disolviendo en el ámbar líquido. Acaban de proponer una partida de póker. Nunca he sido un jugador, pero esta noche me siento audaz, quizás por el alcohol, quizás por la necesidad de encajar.—Vamos, Rolan, únete —me anima Ezequiel, el primo de Eylin—. Te enseñaré los trucos.Asiento con la cabeza y me uno a la mesa. Las cartas se reparten y Ezequiel me susurra al oído las reglas básicas. Sorprendentemente, empiezo a entender la dinámica del juego con facilidad. Es como diagnosticar a un paciente: observar, analizar, decidir.La noche avanza y la
POV DE EYLIN.El tiempo se detiene. El mundo exterior desaparece, y solo existimos Rolan y yo en este pequeño espacio. Las palabras que tanto anhelaba escuchar finalmente se han pronunciado. Siento como si mi corazón fuera a estallar de felicidad. Lágrimas de alegría brotan de mis ojos sin que pueda contenerlas, rodando por mis mejillas.—Rolan —susurro, mi voz quebrada por la emoción— ¿Lo dices en serio? ¿No es un sueño?Él asiente, sus ojos brillantes de sinceridad y emoción. Veo en ellos un reflejo de mis propios sentimientos.—Sé que nos casamos por el embarazo, y que te prometí que haría todo lo posible por enamorarme de ti. Pero la verdad es que no me tomó esfuerzo alguno. Caí rendido ante ti sin darme cuenta. Tu dulzura, tu fortaleza, tu belleza... me has cautivado por completo, Eylin. Cada día descubro algo nuevo que me hace amarte más.No puedo contener un sollozo de alegría. Rolan me atrae hacia él, abrazándome con ternura. Hundo mi rostro en su pecho, inhalando su aroma fam
POV DE ROLAN.El avión aterriza suavemente en la pista, marcando el final de las vacaciones más maravillosas que he tenido en mi vida. Miro a Eylin, mi esposa, que duerme plácidamente en el asiento contiguo, su mano descansando protectoramente sobre su vientre. Una sonrisa se dibuja en mis labios al recordar los momentos compartidos con su familia, las risas, los bailes, las conversaciones bajo las estrellas. Pero ahora es tiempo de volver a la realidad, a nuestro hogar, a mi trabajo.Despierto suavemente a Eylin y juntos bajamos del avión. El aire fresco de nuestra ciudad nos da la bienvenida, tan diferente del cálido clima que dejamos atrás.Los días siguientes pasan en un torbellino de desempaque, reorganización y preparativos para volver al trabajo. Eylin, siempre atenta y cariñosa, se asegura de que todo esté listo para mi regreso al hospital. El primer día de vuelta al trabajo llega más pronto de lo que esperaba. Me despierto antes del amanecer, besando suavemente la frente de E
El eco de mis pasos resuena en el pasillo del hospital mientras camino de un lado a otro, incapaz de quedarme quieto. El olor a desinfectante y el zumbido constante de las máquinas me rodean, recordándome dónde estoy y por qué. Cada vez que las puertas del ascensor se abren, mi corazón da un vuelco, esperando ver a alguien con noticias. Pero no es así, y la espera continúa, interminable y agonizante.Miro mi reloj por enésima vez. Han pasado cuatro horas desde que Eylin entró al quirófano. Cuatro horas desde que vi su rostro pálido y ensangrentado mientras la llevaban en la camilla. Cuatro horas desde que sentí que mi mundo se desmoronaba.Cierro los ojos y respiro profundamente, intentando mantener la calma. Como médico, sé lo que implica una cirugía de emergencia. Como ginecólogo, entiendo los riesgos de un trauma severo durante el embarazo. Pero en este momento, todos mis conocimientos médicos parecen inútiles. No soy el Dr. Rolan Kaya, especialista en pediatría y ginecología. Soy
RELATO DE AUTOR.Alicia llegó minutos después del accidente a su casa, con el corazón desbocado y la mente en una tormenta de pensamientos caóticos. Subió las gradas a toda prisa, sintiendo la presión de cada paso, como si cada uno de ellos la acercara más a un destino inexorable. Preparó su maleta con frenética urgencia, arrojando ropa y objetos sin un orden claro, guiada solo por el instinto de huir. Cuando estaba terminando, su madre, Ester Kaya, ingresó en la habitación con una mirada de preocupación.—¿Dónde vas? —preguntó, la voz entrecortada por la ansiedad.Alicia se detuvo un momento, dándose cuenta de que no podía ocultar nada. Era un momento en el que la verdad parecía querer salir a la luz, pero, en cambio, optó por la evasión.—Me voy del país —respondió con firmeza, tratando de sonar más segura de lo que se sentía.—No puedes —dijo su madre, dando un paso hacia ella—. Sabes que saliste bajo fianza, que aún debes recibir las terapias…—¡Me voy! —gritó Alicia, una rabia qu
POV DE EYLIN.El aire fresco me golpea en la cara cuando Rolan abre la puerta del coche. El trayecto de regreso a casa ha sido un silencio pesado, un vacío que se siente en cada rincón del vehículo. La carretera se despliega ante nosotros, pero mi mente está atrapada en un laberinto de pensamientos oscuros.La puerta de nuestra casa se siente como un umbral entre dos mundos: uno donde todo estaba bien y otro donde la vida nos ha golpeado sin piedad. Rolan toma mi mano con fuerza, como si pudiera sostenerme en este momento frágil. Nuestras miradas se cruzan, y en sus ojos veo el mismo dolor que siento en mi corazón. Al entrar, la familiaridad del hogar me envuelve, pero no hay consuelo en ella. Las paredes están decoradas con fotos de ecografías de nuestro bebé y eso duele como un golpe en el seno. La luz del sol entra por la ventana, iluminando cada rincón, pero no hay calor en esa luz. Solo un silencio que grita por la ausencia de nuestro hijo.Rolan me guía hacia la habitación del b
POV DE ROLAN. El zumbido de mi teléfono me saca de mis pensamientos. Es un mensaje de Tito, quiere verme en la cafetería cerca de casa. Suspiro, sabiendo que este encuentro no será agradable. —Eylin, cariño —llamo a mi esposa mientras ella continúa empacando para nuestro viaje—. Tengo que salir un momento. Tito quiere verme. Ella me mira con preocupación. —¿Está todo bien? —No lo sé —respondo honestamente—. Pero no te preocupes. Sigue preparando las maletas, volveré pronto. Salgo de casa. Cuando llego a la cafetería Tito ya está allí, bebiendo un capuchino. Me siento frente a él, observándolo. —¿Querías verme? ¿Para que? —No es que seamos los mejores primos. No es porque me caiga mal o yo a él, sino que, es nueve años menor a mí, crecimos en edades diferentes y, nunca tuvimos momentos para compartir. Cuando él era un bebé, yo era un niño de nueve años. Cuando él era un niño de nueve años, yo era un adolescente, y así pasamos, creciendo en etapas diferentes. Él m
Llevamos algunos meses recorriendo México. Hoy es el cumpleaños de Eylin, y he estado planeando una sorpresa especial durante semanas.—¿A dónde vamos? —pregunta con curiosidad mientras la guío por un sendero que se adentra en la jungla.—Es una sorpresa —le respondo con una sonrisa misteriosa—. Confía en mí.Después de una corta caminata, el sendero se abre a una playa privada de arena blanca y aguas turquesas. Eylin jadea de asombro, pero su sorpresa es aún mayor cuando ve lo que he preparado.En la arena, justo donde las olas apenas rozan la orilla, he dispuesto una mesa decorada con velas, flores tropicales y conchas marinas. Un camino de pétalos de rosa conduce desde donde estamos hasta la mesa.—Oh, Rolan —susurra Eylin, sus ojos llenándose de lágrimas—. Es hermoso.La conduzco hasta la mesa, donde nos espera una cena gourmet preparada por el chef importante que contraté. Brindamos con champagne mientras el sol comienza a ponerse, pintando el cielo de colores vivos que se