Capítulo 31

La brisa fresca le levanta varias hebras y le da esa sensación de bienestar que la hace sonreír. Varios pétalos de rosas le acarician la piel al ser levantados por el viento, asimismo, le regalan un delicioso aroma que la hace suspirar.

Aquel lugar se siente tan bien, que desea quedarse allí por siempre.

De repente, el cielo se torna oscuro y las nubes se reúnen en un tono gris. Varios relámpagos acaban con la paz anterior y el viento se torna brusco.

—Ya despertó. —Escucha la voz de una mujer desconocida que la termina de despertar.

—¿Dónde estoy? —balbucea con tono débil.

—A salvo. —Esta vez es un hombre quien habla.

Otsana se incorpora llena de exaltación y mira a su alrededor desorbitada y temerosa.

—¿Quiénes son ustedes? —interpela nerviosa.

Frente a ella se encuentra un hombre de buen parecer, cabellera rojiza y rizada, ojos verdes y cuerpo atlético. Junto a él, hay una mujer de cabellera rubia y rizada, ojos grises y piel muy blanca.

—Mi nombre es Arel —contesta el chico con vo
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