Estaba molesto, sentía que en mi cabeza se había posicionado un dolor que estaba por explotar mi cabeza. Ya había pasado diez minutos desde el tiempo que le di para llegar a mi secretaria y ello, me estaba enojando aún más.
De repente, suena mi teléfono y veo el número de mi padre, sabiendo de lo que puede querer hablarme, desvío la llamada, pero casi de inmediato, llama Samantha, una de mis conquistas y la que menos me molesta. Curioso por su llamada, contesto la misma teniendo en mente que ella pueda liberar todo el estrés que la mañana me ha causado.
— Que milagro que estés llamándome, mi querida Samantha. — dice intentando mostrarse calmado.
— ¿Es verdad lo que dicen en las noticias? — pregunta directamente
— ¿Noticias? ¿De qué noticia me hablas?
— De tu divorcio y como la causa de este es tu esterilidad. — anuncia Samantha haciendo que la ira que estaba intentando controlar, fluya fuera de su cuerpo como una fuente de agua que libera todo el líquido de su interior de una manera majestuosa.
Es solo que, en el caso de Alessandro, era todo, menos majestuosa. Alessandro ni siquiera se preocupó en responder, sino que, colgó la llamada y busco en el navegador su nombre. De inmediato, aparecieron varios artículos sobre la conversación que hace poco más de una hora había tenido con su esposa.
Entre las noticias, había una fotografía de su esposa siendo interrogada saliendo de la clínica de fertilidad y como en cursiva, decía con sus propias palabras que la causa del divorcio era la esterilidad de su esposo.
Nuevamente, la llamada de su padre volvió a aparecer en el teléfono y con él, varios mensajes que lo enojaron aún más, al punto de estrellar el teléfono contra el suelo. Cuando lo hace, el ascensor se detiene en su piso y él implora que no sea su padre o alguien más que desee saber sobre la veracidad de lo que su esposa había anunciado sin su consentimiento.
Por fortuna, no era su padre, sino, su secretaria impuntual quien hiperventilaba por correr hacia él. Se veía bastante agitada, pero eso no le importaba a él. Ya que, era su problema venir tarde al trabajo y el saber el motivo de ello, le tenía sin cuidado. En estos momentos, no quería ver a ninguna mujer cerca de él y menos, si nos torpes e impuntuales. Justamente, como es su secretaria.
— Por fin se digna a llegar, señorita Morgan. — dice intentando sonar calmado, pero la vena a punto de explotar en su frente y la mirada llena de enojo, decía todo, menos calma.
— S-señor Delacroix, lamento haber llegado…
— ¿Tarde? ¿Lo lamentas? Señorita Morgan, a usted debería llamarle señorita impuntualidad y regalarle como día de la secretaria, un reloj y un mapa. Pero dudo que su torpeza le ayude a saber si quiera la hora. — la ataca.
— Señor, Delacroix. Cuando usted asumió la residencia, su padre le dijo delante de mí que yo estaba estudiando. Como estudiaba fuera del horario laboral, no iba a haber problemas con mi rendimiento durante el día.
>> Pero por consideración a mi situación, podría entrar una hora más tarde de lo normal y salir una hora más temprano para llegar a mis clases. Por lo que, no he sido impuntual. Sino que usted desea que cuando usted llegue yo estar aquí y para ese momento, escasamente estoy terminando mis clases. Por lo que, llegar aquí en un minuto cuando estudio al otro extremo de la ciudad, es imposible. Me esfuerzo en venir pronto y por eso llego antes de la hora de mi llegada pactada.
— ¿Entonces debo agradecer que llegues media hora después de mí en vez de una hora? — pregunta Alessandro con evidente molestia. — No voy a seguir discutiendo con una insubordinada. Si tan poco tiempo tienes para trabajar, recoge tus cosas y dedícate solo a estudiar. Así, yo busco una secretaria capacitada y no tengo a alguien como tú cerca de mí. — responde enojado.
— Señor, yo entiendo que pueda estar enojado por haberme retrasado en mi llegada. Pero estaba lejos de aquí y ni pude llegar a tiempo por el tráfico.
— Hoy es domingo, ¿Dónde pudiste estar si no tienes clases?
— Estaba en una… cita médica.
— ¿Me estás diciendo que hoy domingo te ha visto un doctor? — pregunta Alessandro incrédulo
— Si, señor. Me vio mi ginecóloga y ella solo podía atenderme hoy.
Kim sabía que no podía decirle que había robado un esperma que iban a desechar. Pero, Pero podía decirle que la vio la ginecóloga. Ya que, su mejor amiga Lu, es ginecóloga. Por lo que, no estaría mintiéndole.
Pensó que con eso, dejaría de molestarla. Pero pasó todo lo contrario. Para Alessandro, escuchar la palabras ginecólogo, le hizo recordar todo lo que pasó hace horas y como su esposa tuvo la osadía de decir su diagnóstico y posible divorcio a la prensa. Ello, lo hizo ver tan molesto que Kim retrocedió temerosa que explotara de la ira
— ¡Lárguese de aquí, señorita Morgan! ¡No la quiero volver a ver!
— Pero señor Delacroix, ni le estoy engañando, fui al ginecólogo hoy. Ella me atendió hoy en su consultorio. — insiste Kim y ello solo hace que Alessandro camine enojado hacia ella y la tome del brazo para caminar con ella hacia el ascensor.
— Te dije que te largarse. Si no te quieres ir, te sacaré de la empresa. Así, podrás ir a todas tus malditas citas sin llegar tarde a tu trabajo. — dice sin soltarla y por la fuerza del agarre, Kim gime del dolor.
Justamente cuando ella lo hace, el ascensor se abre mostrado al ex presidente y padre de Alessandro, Bill Delacroix, quien miraba la escena, sorprendido y por ello, salió del ascensor para rescatar a quien era su secretaria.
— Señor Delacroix, por favor, suélteme. Entiendo que le moleste que haya llegado tarde al tensado por mi cita con el ginecólogo. Pero no merezco que me trate así. Me está haciendo daño. — se queja Kim intentando soltarse de su fuerte agarre.
— Lo haré cuando te saque de aquí. No quiero verte más. — dice Alessandro para después arrastrarla hasta el ascensor desde donde viene su padre.
— ¡Suéltala ahora, Alessandro! — exclama con voz gruesa y firme.
Ambos levantan su mirada hacia el hombre con canas en su barba y es Kim quien gimiendo lo llama.
— Señor Delacroix — susurra en medio de gemidos lastimeros.
Bill Delacroix, se coloca frente a ambos y mira con enojo a su hijo quien no espera que lo diga una segunda vez, cuando suelta de mala gana a Kim. De inmediato, Kim acaricia su brazo ya rojo y marcado por los dedos de Alessandro.
— Kim, vete a casa y regresa mañana a tu puesto de trabajo. Prepara todo para mi regreso como presidente. Yo entraré a mi oficina a hablar ciertas cosas con él. Aplica crema para la herida y perdona a mi bastardo hijo por violentarte — dice mirando fijamente a su hijo quien solo levantó su mirada del suelo, cuando su padre anunció su despido.
— S-sí, señor. — susurra Kim y rápidamente regresa por donde vino, huyendo de la disputa que va a ocurrir entre el padre y el hijo.
Kim se marcha asustada y más se asusta cuando ve la prensa esperando en la entrada. Mientras ella se marcha de la empresa, Bill Delacroix entra a la oficina y viendo el desastre de la misma, entra a la sala de conferencia donde se sienta en su lugar como presidente de la empresa.
— Te preguntaré dos cosas y me vas a responder: sí o no. Primero, ¿es verdad lo de la esterilidad tuya? — pregunta su padre directamente.
— Sí, pero en realidad…
— ¿Quieres divorciarte de Yocelyn? — pregunta su padre interrumpiendo su explicación
— Sí.
— Perfecto. Hablaré con mis abogados para que la separación nos beneficie y arreglaremos un comunicado de prensa para arreglar este desastre. Así que, por ahora, no te reúnas con nadie mi hables con alguien sobre esto, ¿quedó claro?
— Sí, padre.
— Otra cosa, si quieres descargar tu ira, tienes un gimnasio en tu casa para hacerlo. Porque, si vuelvo a verte maltratando a esa niña, yo mismo te enseñaré que es descargar la ira en alguien más pequeño que tú. — le amenaza y Alessandro asiente.
— Esta bien, padre. Lo que digas. — murmura manteniendo encerrado su enojo.
Este problema, iba a cambiar la vida de ellos. No poder tener un hijo, era un problema que ahora es público, sumado a eso, el divorcio y si Kim decide denunciar su violencia, Alessandro, no saldría de la mirada pública donde le iría muy mal tanto a él como a la empresa. Algo que ni pueden permitirse.
Narra KimRegreso a mi casa asustada por el ataque de mi jefe. Pero ello queda en el olvido, cuando llego al apartamento de Lu y veo a Dante fuera del mismo. Apenas me ve, se levanta y en su mirada puedo ver que vino para convencerme de volver con él.— Kim, que bueno que te veo.— Estas obstruyendo la entrada al edificio. En algún momento me verás si te quedas allí — respondo cortante.— Entiendo — dice haciéndose a un lado y cuando paso, me toma del brazo suavemente. — ¿Qué quieres, Dante? — pregunto agotada.— Quiero hablar contigo. Que arreglemos las cosas— ¿Qué deseas arreglar? ¿Quieres arreglar el hecho que te acostaste con una mujer en nuestra cama? ¿O quieres arreglar el hecho que solo verte me cause malestar al punto de desear golpearte? — pregunto curiosa. — Entiendo que estés enojada conmigo por lo que te hice. Pero, es bueno que hablemos. Llevamos un tiempo juntos, vivimos juntos y nos comprometimos en matrimonio. Es algo que tenemos que recordar para pasar esta prueba
Días despuésNarrador Omnipresente La noticia había causado un gran caos en la empresa, al punto que había pasado ocho días y aún seguía Alessandro Delacroix en la mira de los periodistas y eso, era gracias a su ahora exesposa, quien había comunicado en una rueda de prensa su separación oficial de Alessandro.Una rueda de prensa que causó que las acciones bajarán y la empresa cayera drásticamente ante la disolución de la asociación de los Delacroix con los Hiraldo. Algo que, sin duda, había sorprendido a muchos. Pero lo que más les sorprendía, era que Bill Delacroix había regresado a la presidencia para asumirla con su hijo. Muchos creyeron que la presidencia de Alessandro terminaría y solo quedarían rumores de él. Pero Alessandro supo convencer a su padre para quedarse en la empresa trabajando en la misma oficina para aprender de su padre. La única condición de Bill Delacroix para su hijo, fue hacerse el tratamiento de fertilidad completo. Algo que ni le agradaba mucho a Alessandr
Aunque Alessandro quería tener respuestas de inmediato, Lu, había movido sus contactos el mismo de la inseminación, para que las grabaciones donde Estaban ella y Kim buscando el esperma y como ella entraba a la habitación donde la inseminó, fueran eliminadas. Así que, no había pruebas de que sucedió con la muestra.Por lo que, habían pasado varios días y el hospital, seguía recibiendo amenazas de Alessandro, por la desaparición de su muestra. Era de noche, Kim había llegado al apartamento de Lu, cuando ella la esperaba ansiosa. Así había estado desde que se enteró que, en su intento de ayudar a su amiga, borro información que podría calmar la ira del rico portador. Como lo había llamado Lu.— ¿Qué sucede ahora, Lu? Llevas días así y ya me tienes preocupada — comenta Kim al ver a su amiga mordiendo las uñas que ya habían desaparecido por tanto morderlo estos días — Es que el rico portador, volvió a ir hoy al hospital y cada vez que viene, el lugar de trabajo se vuelve tenso y estresa
El nerviosismo las recorría a las dos. Pensar en que estarían involucradas con Alessandro Delacroix, asustaba a ambas al saber su enojo bien sea por tener a su bebé o por haber tenido la posibilidad de salvar su muestra de esperma y no hacerlo. Estaban en un gran problema y Lu, no Estaba fuera de él al ser parte del robo. Uno que no debió efectuarse en ninguna circunstancia, pero había pasado. — Iré a la farmacia por las pruebas — dice Lu saliendo del asombro. — Vamos juntas. Dudo que pueda quedarme en casa. — dice Kim y ambas salen en búsqueda de las pruebas de embarazo. Las dos, tienen tanto temor que se imaginan mientras caminan q la farmacia, como son esposadas por robar el esperma de Alessandro Delacroix y a ninguna le parece un final agradable de sus vidas, cuando han luchado tanto por ser ciudadanas ejemplar o por lo menos, lo habían sido hasta el robo de esperma.Ambas miraban atentas a cualquier cosa o persona que se acerca a ellas porque el temor es tan grande en ambas, q
Narra KimSabiendo que debo saber esa respuesta hoy mismo, tomo las pruebas de embarazo para marcharme al baño, aprovechando que mi jefe, estará ocupado con ‘la socia’ por más de dos horas.Con la ansiedad rodeándome abro las pruebas de embarazo y comienzo a colocar la muestra de orina en la misma. Aquí es donde me pregunto, ¿qué tanto puedes hacer para tener un bebé?¿Qué tan dispuesta estás por cumplir tu sueño de ser una buena madre cuando no tienes quien te ayude a serlo? Esas preguntas vienen a mi mente en estos momentos y la respuesta me llega de inmediato, estoy dispuesta hacer todo lo posible por ser una buena madre. Porque incluso, no me importa ir a la cárcel, si eso me deja tener a mi hijo. No me importa lo que pueda pasar con mi vida, ahora lo que me importa, es saber si realmente hay un bebé en mi interior. Eso es lo que me importa y priorizar a mi posible bebé por encima de mí, es un indicio de ser buena madre, ¿no?Suspiro profundo, para no mostrar mi enorme alegría ant
El cuerpo de mi jefe, siempre lo había clasificado como grande y fuerte por la estatura que tiene y cuanto musculo tiene en todo su cuerpo. Pero ahora que estaba tan cerca de él, podría clasificarlo como asfixiante y tenebroso. Él es demasiado atractivo. Por eso, tiene tantas conquistas como la que toca a la puerta con insistencia. Pero en estos momentos, da miedo y ese miedo, es una clara señal del peligro que él emana por el enojo que tiene en estos momentos. Es evidente que no va a negociar conmigo y el hecho de pensar que mi hijo es arrebatado y yo soy enviada a la cárcel por concebirlo de manera ilegal, me causa un dolor inmenso y aunque no quiera, mis ojos se nublan y mi voz se quiebra. — Señor Delacroix… — susurro con voz herida No, Kim. Debemos mostrarnos fuertes. Si nota que eres débil, más rápido te quitará al niño y eso será para él como quitarle un dulce a un bebé. Sabe que llorará, pero no hará algo por recuperarlo y por eso, lo quita de un solo movimiento — ¿Qué vas
Narrador OmnipresenteEl enojo invade a Alessandro quien siente que la presión sanguínea va a causar que su cabeza explote. Enojado, regresa a mi oficina para tomar las llaves de su auto e ir tras la osada secretaria que se atrevió a escapar.— Alessandro, ¿realmente vas a actuar así? Creí que me habías llamado para recordar viejos tiempos y vas a enfocarte en la inútil de tu secretaria — se queja.— Te llamé para el negocio. Pero, ahora no puedo atenderte. Tengo algo importante que hablar con mi secretaria. — dice Alessandro tomando su saco, llaves del auto y teléfono.De inmediato, llama a recursos humanos y pide la dirección de Kim mientras la mujer, va tras él enojada por su acritud.— Alessandro, soy una mujer ocupada. Si vine aquí fue para aprovechar mi tiempo libre. Pero si vas a tratarme así, no voy a volver a atender tu llamado, por más que seas insistente — le amenaza la mujer.— Está bien, señorita Jones. Lo que sea que desee hablar con su empresa, lo hablaré con su vicepres
Sabiendo que ya no podía prolongar su entrada, se quitó el saco para protegerla del calor y sin dudarlo un solo segundo, se adentró en el fuego sin importar que pudiera quemarse. Mientras les gritaba a los espectadores:— ¡Llamen a una ambulancia y a los bomberos!Su camisa blanca, Estaba siendo consumida por las llamas, pero ignoraba ello y pasando a través del fuego, llegó a Kim quien cubrió con el saco y la cargó en sus brazos intentando protegerla de las llamas hambrientas por consumirlos. Entrar en esa habitación había sido como experimentar el infierno y por ello, cuando salieron, sintió Alessandro un poco de alivio por la presión del calor, que había disminuido al salir. Pero, aún estaba preocupado por la inconsciencia de Kim.— La ambulancia tardara cinco minutos. — comenta uno de los vigilantes. — Cinco minutos es demasiado, ¿no hay manera de llamar a alguien más cercano? — pregunta Alessandro nervioso mientras coloca a Kim suavemente en el suelo para poder revisarla. Lucía