—Hola.Ariadne saludo a la pequeña niña que venía corriendo hacia ella. Después de abrazarla y darle un beso en la mejilla, le pidió que se sentada a su lado.—¿Te vas a quedar para hacer una pijamada?— Camila le preguntó con un tono de voz dulce, —¿Crees que mamá te deje quedarte?—Claro. Pero me temo que no podrá ser está noche.— Contestó Ariadne. La pequeña Camila le devolvió una mirada triste y después una sonrisa. Tenía rasgos físicos idénticos a su madre, —¿Crees que puedas hacernos un favor a tu mami y a mí?—¿Cómo cuál?— Preguntó Camila de forma educada.—¿Recuerdas a la mujer que te dió ese regaló?— Preguntó Ariadne. La niña asintió de forma positiva y sin embargo, dubitativa, —¿Crees que puedas hacernos un dibujo de ella y me lo enseñas?La pequeña Camila comenzó a correr escaleras arriba entre risas. Clarisse que había permanecido en silencio, libero un suspiro lento.—Es casi imposible que la logre dibujar tan detalladamente. Pero se valora esa intento.— Sonrió.—Eso es lo
Clarisse está sorprendida de ver lo mucho que ha cambiado. Ya no era aquella mujer inocente que había conocido. Ahora era una completa loca y sanguinarea.—¡No me pongas una mano encima!En medio de su distracción Daphne Denver le devolvió el golpe. Camila totalmente asustada y confundida corrió detrás de ella. —¿Te has vuelto loca?— Ariadne trato de ir hacia Daphne. Pero está última le mostró un cuchillo.—No dudes de mi capacidad para usarlo. Por ahora he fallado.— Sonrió con malicia, —Pero esa pequeña me la llevo tarde o temprano.—¡Lárgate! ¡Loca! ¡Ya vas a ver qué tarde o temprano la policía te va a capturar!— Le grito Clarisse.—Ni detrás de una celda de hierro o huyendo a otro país te vas a poder liberar de mí...— Daphne estaba caminando entre los presentes que parecían estar claros del peligro que podían correr, —Grábate en la cabeza, Clarisse... Yo soy y seguiré siendo tu peor pesadilla.Un pequeño grupo de seguridad llegó al lugar. Pero Daphne Denver de manera increíble hab
—Yesenia, ¿Te encuentras bien?Ariadne se levantó, mirando como el rostro de su hermana mayor se mantenía lleno de seriedad a la espera de una respuesta. Ariadne estaba confundida.—¿Te vas a quedar callada o me vas a explicar lo que pasó?— Yesenia elevó una de sus cejas y comenzó a caminar de un lado a otro de esa sala.—¡Pero qué quieres que te diga!—¡Ariadne! ¿Cuándo pensabas decirme lo que pasó en la feria?Ariadne sintió una chispa de alivio al escuchar esa pregunta. Por un momento pensaba que la respuesta que estaba esperando Yesenia era acerca de su embarazo.Ese era un tema que en un futuro saldría a a la luz y no podía esperar a última hora para poder encontrar una solución.—Solamente fue un altercado. Un problema...—Mira...— Yesenia saco su teléfono y entro a las redes sociales. Un video se comenzó a reproducir segundos después y se mostraba a una mujer rubia, amenazando a Ariadne con un cuchillo, —¿Cuándo pensabas contarme que estuviste en peligro? ¡Casi te matan!Rodrig
Veinticinco minutos antes...Ignacio estaba contra la espada y la pared. Después de leer ese resultado sabía que ahora las cosas se le iban a complicar más y por esa razón había decidido esconder ese papel en la caja fuerte de su mansión.—Malak... ¡Malak! ¿Será que puedes venir rápido a mi oficina?Ella llegó rápidamente al lugar. Estaba más calmada. Pero todavía había evidencia de su reciente llanto por medio de sus pómulos. Ignacio le hizo señas para que se sentará y espero de manera paciente a que ella obedeciera.—¿Qué sucede?— Malak hizo esa pregunta con nervios.—Tengo que salir justo ahora. Necesito que te quedes callada y si preguntan por mí no digas qué estoy haciendo o para dónde estoy, ¿Te quedó claro?—¿Vas a reunirte con las personas del castigo oscuro?—Malak.— Él hizo mención de su nombre entre dientes, —Yo espero y aspiro que no se te vaya la lengua.—Si quieres me encierro en el cuarto hasta que llegue.—Tengo que ir a la casa de Verónica Berlín para revisar algunas
—¿Y qué crees que sea eso que mis padres tengan oculto y que tú estás dispuesta a descubrir como sea?Rodrigo no se sentía tan cómodo con respecto a esa idea de Ariadne. No tenía dudas de que sus padres si tuvieron un pasado con Verónica Berlín y hasta con la misma Laura Lizbrook. Sin embargo, ellos eran sus padres y no los quería juzgar.—Algún vínculo o alguna conexión entre ellos.— Contestó Ariadne, —Pero esas son cosas que quiero indagar por mi cuenta.—¿Qué harías si resulta que uno de mis padres asesinó a tu madre o a Verónica Berlín?—La justicia se tendrá que encargar del responsable y no me importa quién haya sido.—¿En qué quedamos ahora?— Rodrigo estaba relamiéndose los labios con su lengua. No era una muestra de deseo, sino una acción inconsciente que se combinaba con su rostro pensativo, —¿Al fin qué vas a hacer con ese embarazo?—Yesenia está casi que nos descubre...— Ella se le acercó para hablar en voz baja y cerca de su oído. Después retrocedió y lo observó fijamente,
—¡Tienes que acelerar! ¡No te detengas! ¡Rápido!— Ariadne estaba desesperada, tocándose el vientre. Las lágrimas fluían por su rostro sin parar.—¡Eso es lo que estoy tratando de hacer!— Dijo Clarisse, pisando el acelerador con todas sus fuerzas y aferrando sus manos al volante, —Pero no puedo correr el riesgo de que suframos un accidente de tránsito.—¡Pero si no aceleras esa persona que nos viene persiguiendo nos va a alcanzar!— Ariadne estaba más desesperada, tratando de mirar hacia atrás, —Yo no quiero que nos pase nada y mucho menos a mi bebé.Clarisse Haldorn no dijo nada más. Tenía que analizar la situación si es que quería lograr escapar y no morir en el intento. Estaban en medio de una carretera y era de noche. Por lo tanto, la iluminación era escasa y para empeorar la situación estaba cayendo una fuerte lluvia que estaba volviendo el pavimento resbaloso.—Yo te prometo que te voy a sacar de ésta situación, Ariadne. Solamente no te alteres que eso no le hace bien a tu bebé.—
Phoenix, Arizona. Tres meses antes... —Yesenia.— Ariadne se detuvo en la entrada con una sonrisa de labios cerrados, —Sabía perfectamente que te podía encontrar en tu taller. —¿Cómo sabías que estaba acá?— Yesenia le preguntó con curiosidad bienhumorada, sin mirarla porque estaba concentrada en su arte. —El arte es uno de tus mayores pasatiempos.— Contestó Ariadne, terminando de entrar para admirar la hermosa obra realizada en ese enorme lienzo, —La pintura es la principal causa de tu felicidad. —Incorrecto.— Yesenia dejo el pincel a un lado. Ariadne tenía la mirada ampliada y sus ojos grises estaban llenos de curiosidad, —Mi mayor felicidad es mi matrimonio con Rodrigo Longwoth. —¿Es es una semana? ¿Verdad? —En una semana. Siete días para poder sellar mi unión con el amor de mi vida. Yo amo a Rodrigo Longwoth. Ariadne sintió un nudo en su garganta y al mismo tiempo un sentimiento de culpabilidad dominó su mente. Jamás se iba a perdonar el error tan grande que había com
—¿Secretos?— Rodrigo comenzó a reír, —Me divierte mucho tu imaginación.—¿Vas a entrar a la mansión o te vas a quedar afuera, Ariadne?— Yesenia poso su mirada sobre su hermana menor. Ariadne asintió de manera dubitativa, dando unos pasos lentos y meticulosos al interior, —No tengas miedo. Mis futuros suegros tampoco son capaces de matarte.—El hecho de que me odien sin ninguna clase de sentido es suficiente...— Ariadne se quedó en silencio, tomando asiento en uno de las sillas de la sala, —¿Ellos están acá en la casa?—Mi padre está en una reunión en su oficina y mi madre debe estar dormida.— Rodrigo hablo con mucha calidez, —¿Quieres un trago? ¿Un vino? ¿O prefieres un café?Ariadne nego con la cabeza. Ahora sus ojos de color gris estaban fijos en un punto desconocido. Su mente estaba trayendo recuerdos de ese momento amoroso que había tenido con Rodrigo Longwoth.—Yo vine para acá para buscar mi regalo.— Yesenia meneó sus cejas de arriba para abajo. Una sonrisa hermosa estaba en su