El color negro azuloso reinaba el cielo, donde se podía apreciar a las estrellas y a la luna con la compañía de algunas nubes, dándole un paisaje de calma al hogar más peligroso que de toda Italia… una mansión fortaleza ubicada a las afueras de Verona, un lugar que era custodiado a todas horas por la gente más peligrosa y fuerte que el bajo mundo podría conocer.
Pese a que era de conocimiento general de que la mafia existía y reinaba el país, era extraño quien hacia algo en su contra porque las organizaciones más poderosas tenían el respaldo del gobierno e igual poseían algunas empresas respetables e influyentes en el mundo “normal” por lo cual era imposible rastrear sus movimientos y transacciones ilícitas, porque tenían una buena fachada que los respaldaba y la gran mayoría contaba con el apoyo de aliados fuertes.
La familia que reinaba en el mundo bajo era aquella que llevaba el nombre de Albani, una mafia con más de 400 años de antigüedad y en la actualidad tenia de líder a alguien muy joven, pero al mismo tiempo era muy talentoso e inteligente; ya que bajo su liderazgo el negocio había mejorado con sus efectivas técnicas de negociación, las cuales siempre daban resultados increíbles y extraordinarias.
El nombre de este joven era Scott Albani, quien era considerado un genio del bajo mundo; por ello su abuelo y padre no dudaron en casarlo cuando cumplió los 20 años de edad ya que deseaban atesorar esos genes y tenían la esperanza de que los hijos de él heredaran ese talento. Fue casado con una joven llamada Alejandra Tards, ya que esa familia tenía una buena posición económica en esos momentos e igual ayudo a obtener varios negocios lucrativos para los Albani. Pero conforme pasaba el tiempo notaron que tal vez habían hecho una mala elección ya que con casi 4 años de matrimonio esa mujer no había sido capaz de darle un heredero a la familia, ni siquiera hacer el esfuerzo de embarazarse; pero la situacion se volvió más delicada cuando una tarde se revelo la noticia de que él bebe que recién habia perdido esa mujer ni siquiera era de Scott… era de su amante, de su propio guardia de seguridad.
Obviamente que se le dio un ultimátum a esa mujer y pese a que Scott pidió que ya se deshicieran de esa mujer, no podían por los contratos de negocios que tenían con el padre de ella en esos momentos. Aunque en secreto Scott ya empezaba a buscar razones para que nadie le impidiera divorciarse de esa mujer.
Alejandra sabía muy bien que debía si o si quedar embarazada esta vez, ya que a Scott no le sería difícil encontrar una nueva mujer, ya que es un hombre realmente atractivo, de cabellera algo alborota y de color rubio, piel clara, ojos azules, fornido y alto; era el sueño de cualquier mujer ya que además de su buena apariencia, él poseía otro gran atractivo: ser millonario. Y si era sincera con ella misma, por esa razón se humillaba y suplicaba una oportunidad más, ya que se negaba a perder esa vida de lujos y derroches a la que se acostumbró tan rápido.
Justo en esos instantes se miraba a la peli naranja andar por la gran mansion Albani, donde dejo escapar un suspiro lleno de frustración debido a que su último plan fallo; en eso sus pies la llevaron hasta a oficina de su esposo, por lo que paso a saludarlo buscando retocar rápidamente su maquillaje y acomodar sus pechos para verse más provocativa, tras estar satisfecha con su apariencia toco la puerta.
- Pase – escucho que le decían del otro lado de la puerta.
Al recibir la aprobación ella entro a paso lento, buscando contonearse al caminar hasta llegar al escritorio que estaba casi en un extremo de la habitación junto a los grandes ventanales que habia en la habitación.
- Hola mi amor – hablo empleando un tono coqueto en su voz.
- … - Scott dejo escapar un suspiro al escuchar su voz - ¿qué quieres ahora? – pregunto algo aburrido, mientras seguía con la mirada fija en los documentos que estaba revisando en esos momentos.
- Jeje, nada amor, solo quería estar un rato contigo – declaro a la vez que buscaba acercarse más al rubio.
- Oh… ¿entonces no has encontrado a alguien que te haga el favor y por eso me necesitas? – pregunto dejando de lado sus papeles para verla a los ojos.
- … - Alejandra hizo una mueca de disgusto – amor, eso es mentira, yo no…
- Ahora estoy ocupado y te lo dije aquella vez, puedes revolcarte con quien quieras ya no me interesas – dijo con voz firme.
- Pero Scott, ¿que pasara con nuestro bebe? – dijo algo angustiada.
- ¿Mio o de alguno de tus guardaespaldas? – pregunto aburrido el rubio.
- Obvio que tuyo.
- Interesante y ¿cómo? porque no hemos tenido sexo tras la confesión de tu ultimo amante hace medio año.
- ¡Idiota! – gritó molesta, a la vez que tomaba los papeles del escritorio y los tiraba al suelo, antes de girarse y salir de la oficina azotando la puerta.
- Ah… que fastidio… - hablo aburrido Scott, mientras se colocaba de pie para recoger los papeles del suelo.
- Yo digo que ya debes divorciarte de ella – escucho una voz familiar, provocando que sonriera de lado.
- Por eso te pedí ayuda no crees – dijo divertido el rubio mientras terminaba de recoger sus papeles - ¿y ahora que hizo?
- Que no ha hecho – dijo divertida la voz.
- Pensé que me darías tu reporte de sus acciones pasado mañana – opino divertido – pero si estás aquí, significa que ya te aburriste de jugar a la mejor amiga o te hizo enojar, ¿verdad Chloe? – pregunto divertido el rubio, observando a su prima recostada en el sofá de la oficina.
- No me he aburrido, ver a esa idiota intentar engañarte es super divertido – dijo mientras se sentaba y cruzaba la pierna con elegancia – pero esa se atrevió a amenazarme y eso es algo que no tolero, ya que esa no es nadie para hablarme así.
- … - Scott solo sonrió divertido ante las palabras de su nada mimada prima – ¿y que fue?
- Digamos que hice algo bueno por ti – dijo fingiendo una voz de inocencia.
- Te escucho – hablo el rubio, mientras se sentaba en su sillón.
- No sé cómo lo hizo, pero esa consiguió algo de tu esperma y trato de rentar un vientre para engendrar su boleto de salvación - comento aburrida.
- ¡Que…! - dijo algo asustado Scott – n… no me digas que…
- No tranquilo, engañe a esa estúpida enfermera y no insemino a la chica jajaja – indico alegre Chloe – hubieras visto su cara cuando vio que la prueba daba negativo.
- Eso explica porque el repentino gasto de casi 10,000 euros – hablo con calma Scott – bueno no veo nada de malo en eso, con esa prueba al fin puedo deshacerme de ella.
- Obvio primito y aquí tienes todas las pruebas que necesitas – dijo colocándose de pie y entregándole una carpeta con todos los documentos relacionados – pero te sugiero no actúes enseguida, ya que sabes los trucos baratos que esa usa para buscar salvarse.
- Hm… cierto, supongo que puedo seguir jugando un poco más, así que dile a Alejandra que si le creo y que espero con ansias el primer ultrasonido de nuestro hijo – dijo sonriendo de lado – quiero ver con que idiotez nueva nos sorprenderá.
- Por supuesto – dijo ella sentándose en el escritorio y guiñándole el ojo – cuenta conmigo para que esa siga pensando que puede engañarte.
- Claro – dijo sonriendo de forma divertido.
- Y yo cuento con mis regalos, primo – dijo de forma coqueta guiñándole el ojo.
- Cierto, aquí está el de la vez pasada – indico sacando del cajón de su escritorio una caja de madera de roble con detalles en oro y colocándolo sobre este – el arma especial para el tío, justo como la pediste – indico abriendo y revelando una pistola antigua.
- Weee gracias primo, con esto ya tengo el regalo de aniversario de papá y ahora te encargo el de mi madre – dijo tomando la caja y saliendo de la oficina.
- Supongo que aún le seguiré el juego por un rato más y luego podre deshacerse de ella – opino el rubio para sí mismo, antes de retomar su lectura esperando ya no tener interrupciones.
En otra parte de Italia, justo en esos momentos Karen estaba reorganizando su vida y pensando sobre lo que debería hacer de ahora en adelante, ya que por su nueva condición no era muy viable comenzar con su nuevo trabajo como un cuerpo activo de la policía, porque eso implicaba combatir de frente con los villanos y estar en excelente condición física para perseguirlos, lo cual no podría hacer de forma descuida porque si la golpeaban o lastimaban podría sufrir algún tipo de aborto o lastimar al bebe.
En eso, sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar que alguien tocaba la puerta de su habitación.
- Am… hola… - saludo de forma distraída Diego, abriendo la puerta sin esperar a que le contestaran.
- … - Karen solo se limitó a observar sus acciones, mientras levantaba una ceja, ya que esa era la primera vez que él la visitaba en su habitación.
- Am… yo… - Diego no sabía cómo empezar una conversación con ella, se sentía ridículo… más ahora que notaba el gran muro que existía entre ellos, gracias a su propia actitud.
- ¿Quieres sentarte? – le pregunto señalando la silla que estaba a su lado.
- Gracias… - Diego acepto la oferta y se sentó al lado de su hija – am… yo… es difícil, supongo que he actuado como un… como lo dirías tu… am…
- ¿Cretino? – pregunto Karen alzando una ceja.
- Si, un cretino que no sabía cómo actuar o educar a su hija – dijo de forma triste, mientras fijaba su mirada al suelo – sé que he sido un maldito y te e juzgado durante todo este tiempo, donde a veces parecía que no me importabas, pero…
- No te preocupes por eso.
- Pero si me preocupo y lo que me enoja es que te tuvo que pasar algo grave, para que me diera cuenta de lo injusto que actué contigo.
- Descuida, ella siempre se encargó de llenar ese vacío que creaste.
- Si… tu madre es maravillosa y excepcional – opino sonriendo de lado – tanto que me ha aguantado todos estos años pese a como soy – dijo mientras dejaba escapar un suspiro – pero ya no más – dijo alzando la vista y mirando a los ojos a su hija – porque ahora te puedo asegurar que cuentas conmigo para lo que necesites.
- Descuida puedo arreglármelas sola – dijo con calma Karen – pero gracias por el interés.
- … - Diego sonrió de forma melancólica – sé que así lo harás, pero prométeme que si en verdad lo necesitas no olvides que tu madre y yo te apoyaremos en lo que podamos – y tras esas palabras se colocó de pie y salió de la habitación cerrando la puerta detrás suya, al mismo tiempo que se encontraba de frente con su esposa sonriéndole de forma cálida.
- Eso fue algo lindo – dijo ella.
- ¿Y de qué sirve?, es obvio que no me cree…
- Diego es obvio que te contestara de esa manera – busco animarlo - no todo se resuelve de la noche a la mañana y tú lo sabes – hablo con calma, mientras tomaba de la mano a su esposo – tranquilo, aprecio tu nueva actitud y esas lindas palabras que le dedicaste a tu hija.
- Gracias Elena – le contesto sonriendo de lado.
- Bueno ahora como buenos padres, nos toca esperar y ayudarla en cada acción y decisión que tome.
- Cierto y gracias por todo amor – dijo dándole un beso en los labios.
Karen sonrió de lado, ya que había escuchado todo desde la puerta de su habitación, realmente le agradaba ver que ahora sus padres ya no se peleaban tan seguido y eso le alegraba por lo que ahora solo debía concentrarse en lo que importaba en ese momento, su propio futuro.
Por increíble que pareciera esa situacion no deja de ser algo extraña y sorprendente, aun no asimilaba la idea de que su padre realmente ahora buscara brindarle su ayuda y comprensión… definitivamente su madre se lucia cuando quería. Aunque igual se sentía un poco abrumada ya que ahora su madre buscaba pasar más tiempo con ella, con la excusa de era para darle consejos de cómo debía cuidarse; aunque, lo que realmente le molestaba era ese ridículo y repentino impulso de comer cosas dulces, cuando ella odiaba comer ese tipo de comida. Algo que le sorprendió fue que, el lado bueno de la situacion es que a pesar de haber rechazo su primera oferta de trabajo por obvias razones, logro encontrar un trabajo como archivista en las oficinas de la policía, por lo cual estaba muy feliz, ya que tendría a su alcance todos los expedientes y registros sobre todos los casos importantes que han ocurrido en el país. Y con esos conocimientos y cuando naciera su hijo, estaría preparada para resolver caso
Con una sonrisa arrogante entro como siempre lo hacía a la mansión, a su mansión… por que sí, todo eso le pertenecía y esos imbéciles debían obedecerle porque ella era la esposa el gran Decimo Albani; por lo que camino con paso firme y la cabeza en alto hacia la oficina de su esposo para mostrarle el ultrasonido del que sería su heredero, ya había repasado mentalmente el discurso e igual sabia como debía actuar. - Pero miren a quien tenemos aquí – una voz femenina detuvo su andar, conocía muy bien esa voz y la detestaba, en verdad que esa mujer la sacaba de quicio, pero aun siendo la esposa del jefe no podía hacer nada contra esa mujer… la verdad prefería mil veces soportar a Chloe que a ella. - Oh, Margot… - Alejandra la saludo fingiendo felicidad – que sorpresa, no pensé que llegaras de visitas. - Ahórrate tu actuación barata para mi primo – le contesto con burla la mujer de larga cabellera color verde, piel clara, ojos color azules y poseía un envidiable cuerpo curvilíneo – conmi
La verdad agradecía que ya fuera un nuevo día y que debía ir al trabajo, ya que aún no entendía esa extraña afición de su madre de buscarle platica a cualquier extraño que captara su atención y lo peor de todo, es que ella le había quitado su libro y obligado a escucharlos y platicar con ellos. Salió temprano de su hogar como era su costumbre rumbo a la oficina, le agradaba caminar por las calles menos transitadas. Al llegar a su oficina sonrió de lado al notar que tenía muchos expedientes que revisar, tal vez no era el trabajo que deseaba, pero por ahora era el adecuado y le sacaría provecho, al estudiar todos esos archivos y expedientes, para tomarlos de referencia para cuando ya pueda convertirse en un miembro activo de la policía. Las horas en la oficina pasaban rápido mientras revisaba y acomodaba los expedientes, de esta forma llego la hora de regresar a casa donde siempre buscaba llevar algo de trabajo a casa para seguir estudiando los expedientes que captaron su atención en e
La noche anterior fue productiva y aunque no deseaba admitirlo, su madre tenía razón: ya era hora de aceptar su realidad, no en el sentido de buscar cambiar su comportamiento utilizando de escusa su estado actual; pero si debía ser consiente que dentro de poco y por seguridad de sus hijos, sus acciones se debían limitar en ciertos aspectos. Con referente al cambio que estaba sufriendo su cuerpo, realmente no le afectaba mucho ya que con su ruina de entrenamiento habitual no tenia de que preocuparse, aunque ahora ya no la hacía como siempre después de que su madre la sorprendió haciendo abdominales y la regaño. Llego al trabajo y comenzó a realizar sus pendientes del día, en la oficina buscaba que sus interacciones con el resto de sus compañeros de trabajo fueran limitadas, ya que nunca sintió esa necesidad de hacer amigos o juntarse con otras personas para realizar alguna actividad; la verdad ella prefería la soledad y la calma. A veces notaba como los demás hablaban de ella, pero es
- ¿Esta es tu casa? – pregunto impresionado el rubio al notar que la fachada de la casa era de una construcción antigua, pero bien cuidada – se ve increíble, hasta parece que retrocedo en el tiempo – indico divertido. La rubia platinada solo ignoro sus comentarios y se encamino hasta la puerta, sacar sus llaves y abrir la puerta. - Karen, ¿qué tal te fue en el trabajo? – empezo a hablar Elena mientras se acercaba hasta la entrada, pero se detuvo al notar que tenían visita – oh, hola Scott esto sí que es una sorpresa. - Él me siguió – le acuso Karen. - ¿Y eso por qué? – pregunto divertida Elena. - Es que Karen se mareo al salir de la dulcería y no me pareció correcto que regresara sola – contesto el rubio. - Ya veo, muchas gracias – indico sonriendo la rubia – ¿gustas quedarte un rato? - Sera un placer – sonrió el rubio. Tras eso pasaron a sentarse a la sala donde Elena, les sirvió un poco de té y algunas galletas. - ¿Ella siempre es así? – pregunto divertido Scott, mientras to
La situacion empeoraba para Alejandra ya que con cada día que pasaba, se sentía acorralada y sin salida… era obvio que todos esos criados recibieron órdenes directas y a hora apenas la miraban e ignoraban sus órdenes, estaba furiosa al notar que ya no tenía ni voz ni voto en esa casa… algo que no le agradaba para nada, porque sonaba ridículo todo lo que le pasaba en esos momentos, cuando habia logrado realizar sus sueños: era la esposa de alguien importante y rico, tenía todo lo que siempre deseo de niña y mucho más… pero justo en esos instantes todo estaba por irse a la borda por culpa de un mocoso que ni existía. Habia visto que Scott regreso a la mansión, lo cual le alegro porque eso significaba que todo regresaría a la normalidad y podría recuperar su libertad de ir y venir de la mansion, por lo que busco arreglarse lo mejor que pudo para deslumbrarlo usando uno de sus vestidos costosos e igual se maquillo y perfumo; lamentablemente al llegar a la puerta escucho que Chloe estaba h
Era un nuevo día y Scott se sentía aliviado, ya que habia recibido un mensaje de Chloe donde le decía que los “ladrones” ya habían sido silenciados con toda la discreción posible para no llamar la atención de nadie y que sus muertes fueran tomadas como un ajuste de cuentas entre otras mafias sin involucrar a los Albani ya que para esos días planeaban hacer otro movimiento y así poner a un sospechoso claro para la policía. Ante eso dejo escapar un suspiro mientras se estiraba en la cama, nuevamente Karen le habia impresionado, ya que su deducción fue acertada e igual le agrado ese hecho de que ella no le pidió una explicación por su insistencia para que le explicara. Sonrió de forma nostálgica, realmente alguna vez deseo y pensó que tendría ese tipo de confianza y apoyo de parte de Alejandra, pero nunca pudo ser, ya que las pocas veces que se frecuentaron y decidió presentarse y comportarse como el mismo, pero noto que ella tenía otros intereses, porque en esos encuentros las palabras
- Ah, perdón – se disculpó Scott al notar la mirada que le dedicaba ella – este es mi pastel favorito y pensé que igual te gustaría comer… - empezo a hablar, pero se quedó callado al notar que ella volvía a tomar asiento y comenzaba a comer el postre. - Una palabra y te vuelvo a pegar – le amenazo y luego siguió degustando otro poco de ese postre, el cual en esos instantes sabia tan bien. - Ah… claro… - indico el rubio, quien se notaba realmente sorprendido ya que nadie de su familia o amigos comía ese postre, porque decían que estaba muy dulce y de hecho le regañaban por comerlo, pero nunca pensó que a Karen le gustara. Decidió hacer caso a la advertencia para igual comenzar a disfrutar de su postre en silencio; donde el ambiente entre ellos se sentía cómodo y algo cálido, algo que sorprendía un poco a Scott ya que nunca se habia sentido así: tan cómodo… tan completo… tan feliz, definitivamente Karen era alguien especial… pero en eso recordó que ella ya le pertenecía a alguien más,