Capítulo 2

3 semanas después.

—Es normal. —volví a repetir por 5ta vez.

—No es normal que el periodo no te baje, ve y hazte revisar con Corinne. Me quedare más tranquila hija —dijo mi madre regañándome.

Se estaba preocupado por algo que se que es normal.

—Si eso hace que te quedes tranquila lo haré. —la observé.— Hoy tengo guardia.

—De hoy no lo dejes pasar Aura Welsh. —me señaló con el típico gesto del dedo.

Le deposité un beso en la frente y salí agarrando mis llaves. Haría una parada por mi casa para recoger mis cosas y luego pasaría a mi cafetería favorita por mi café cortado sin azúcar.

Al estacionar bajé del carro dejando soltar un suspiro, levante la vista observando mi casa.

Una casa humilde y lograda con mucho amor y sacrificio. Era un poco grande para una sola persona. La habitación principal, la de huéspedes y la de servicio. También se componía por un living, comedor y una cocina de un espacio abundante. Sumando el cuarto de lavado y el patio que era compuesto por una parrilla, mesa y una pisina mediana.

 Cabe destacar que nunca he tenido a alguien que me ayude con la casa. De eso me encargo yo o algunas veces lo solía hacer mi madre.

Empecé a caminar hacia la entrada, metí la llave dentro de la cerradura empezando a abrir la puerta. Al ingresar al interior de mi casa un aroma a rosas invadió mi fosas nasales, me gustaba que todo tuviera una fragancia. Recogí rápidamente mis cosas y salí directo para ir a la cafetería. No tenía mucho tiempo que perder. Tarde como mínimo 15 minutos en llegar, luego de unos cuantos minutos más ya me encontraba con mi café en mano llevándomelo a los labios esperando que el semáforo cambiará  de luz, en eso la ventanilla de mi auto sonó haciendo que yo dirija mi mirada allí encontrándome con una jovencita. Bajé la ventanilla.

—Señorita me ayuda comprando unos pañuelitos. — bajé la vista observando como estiraba la mano con tres pañuelos hacia mi dirección, pero mi vista se centro solo en su vientre.

— ¿Cuantos meses lleva? —pregunte a lo que la muchacha bajo la vista avergonzada.

— 6 meses. —trago seco. — ¿Cómo se dio cuenta?

—No es difícil darse cuenta —pause. —, dime, ¿cada cuánto te haces los chequeos?

—Nunca los he hecho.

Las bocinas de los autos se hicieron notar en ese momento.

—Mira, cada mes tienes que hacerte el chequeo para asegurar la salud del bebé como de la tuya.

—Señorita, no tengo dinero para hacerme los chequeos. —dijo avergonzada.

—¿Buscas trabajo? —pregunte.

— Sí, lo hago. —respondió al instante.

— Te lo daré —pause, en su miraba se podía notar un brillo distinto al de hace rato. —, solo que antes tienes que ir a hacerte todos los chequeos correspondientes.

—Muchas gracias, señorita.

—No es nada. Ahora por favor sube al auto. —asistió, se subió a la parte trasera y arranque.

—¿Cuál es su nombre señorita?—mire por el retrovisor hacia atrás.

—Aura. ¿El tuyo? —pregunte.

—Jade, señorita.

—Solo Aura. Nada de señorita.

Estacione frente al hospital, tomé las cosas del asiento del acompañante y bajé. Camine hasta la puerta de atrás y la abrí.

—Baja, ya llegamos.

—Seño... Aura no es mejor ir a un hospital público. Yo no tengo dinero para pagar este hospital. —dijo rápidamente observando el hospital.

—No te preocupes, no  tendrás que pagar. —dije para empezar a caminar esperando que me siga. — ¿Vienes?

Ella asistió y empezó a caminar a mi costado. Mientras caminaba iba poniéndome la bata y el estetoscopio. Ya era una rutina hacerlo apenas llegara.

—¿Usted trabaja en este lugar? —pregunto sorprendida.

—Lo hago. Ven vamos a mi consultorio.

Al llegar se encontraba Chiara, la enfermera que me tocaba supervisar y la que ahora era mi mano derecha.

—Buenos días doctora. ¿Cómo está?

—Hola, Chiara. Bien y ¿tú?

—Bien doctora. —ella miro a mi costado a Jade. —¿La señorita es?

—Ella es Jade. —miré a Jade— Jade ella es Chiara. —las presente.

—Un gusto. —dijo Jade.

—Igual. —respondió Chiara.

—Jade pasa y toma asiento, en unos minutos estoy contigo. —ella asistió y pasó, cerré la puerta al ver que ya se encuentra dentro. —Ve y avísale a la Doctora Corinne que en unos minutos iré con ella. —asistió y se marchó.

Al abrir la puerta Jade se encontraba sentada moviendo las manos nerviosamente sobre sus piernas.

Deje mis cosas sobre el escritorio y tome asiento en frente de ella.

—Mira como nunca te has chequeado. En el primer mes tenias que hacerte exámenes de Hemograma / Hto-Hb. Urocultivo y orina completa. Grupo sanguíneo Rh/ Coombs indirecto. Sumando algunos que seguirían en algunos meses. En un rato te llevarán con la ginecóloga, solo espera aquí.

—¿No me atenderán tú? —preguntó rápidamente.

—No soy de esa área. Te atenderá una colega. —asistió no muy convencida.

***

—Haremos un examen de sangre para estar seguras de que no sea lo que tengo en mente.

—¿Dices que mi cuerpo lo está rechazado? —pregunte.

—Luego te lo diré, ahora solo ve a que te hagan el estudio que te escribiré en este papel, no lo abras. Dáselo a la enfermera que te atienda. — asentí saliendo de su consultorio.

Al llegar le entregue el papel a la enfermera, ella lo recibió y al abrirlo me miró sorprendida.

¿Qué dirá ese dichoso papel? Ufff

Luego de unos minutos salí del laboratorio. Ellos se encargarían de entregárselo personalmente a Corinne.

2 horas más tarde.

Estaba de vuelta en su consultorio solo que ahora también se encontraba Jade con nosotras.

—Tú hijo y tú están saludables, Jade. —dijo Corinne con alegría.

—¿Será un niño? —Corinne asistió.

—Un hermoso varoncito. —contesto confirmando.

—Muchas gracias a ambas. —agradeció Jade.

—No des las gracias, ahora solo cuídate y procura no esforzarte de más y ven dentro de 1 mes para el próximo chequeo. —ella asistió.

Al instante la puerta fue abierta por una enfermera que traía un sobre en sus manos.

—Los estudios de la Doctora Aura. —se lo entregó a Corinne y salió.

Ella empezó a abrir el sobre, cuando terminó de leerlo su vista estaba posada solamente en mi, la observé y sus ojos se humedecieron al instante.

—Será mejor que te sientes, Aura.

Yo me encontraba parada justo en frente de ella, pero al escucharla tome asiento a un costado de Jade.

—Dime que pasa ¿hay algo mal? — pregunte preocupada.

Sea lo que sea estaba lista para escucharla. Sea bueno o malo.

—Aura... —se detuvo y observo nuevamente el papel en sus manos.

—Dímelo, Corinne. Sin vueltas.

—Amiga, estas embarazada.

En ese momento sentí como un balde de agua fría me callo.

¿Estaba embarazada? Yo estaba embarazada. ¿Como era eso posible? Si yo tenía el Diu.

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