Por el bien común

Lizzi empieza despacio a abrir sus ojos. No sabía cuánto tiempo había estado durmiendo pero después de mucho tiempo, se sentía por fin llena de vida y poder.

Lo primero que ve al despertar es el hermoso rostro de su compañero Lori quien estaba durmiendo a su lado tranquilamente. Su respiración era suave y calmada.

¿Era eso otro sueño? No tenía ni idea...

De todos modos, la pequeña druida intenta moverse despacio y es entonces cuando se da cuenta de que Maya también estaba detrás de ella abrazando su cuerpo protectoramente.

No, no era un sueño. Los tres estaban de verdad recostados sobre una cómoda y blanda cama, y sus cuerpos se hallaban cubiertos por suaves sábanas de algodón. No estaban en el burdel, tampoco en la residencia de mujeres, sino

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