La misión

Veinticuatro horas más tarde, Lizzi se estaba esmerando de lo lindo en su entrenamiento en un intento de olvidar todo lo que había ocurrido en el día de ayer. Llevaba ya unas horas entrenando fuerte y estaba empezando a agotarse de verdad.

—Más alto —le índica Maya secamente.

En esos instantes, la mercenaria se encontraba practicando las patadas altas para mejorar su ataque físico.

Así pues, Lizzi repite el movimiento subiendo más la pierna como le había indicado el druida, pero al mismo momento, Maya bloquea su ataque cogiendo su muslo con ambas manos e inmovilizándola. La pequeña druida se congela por un instante pues Maya nunca antes había hecho eso, él era el primero que respetaba la norma de Lizzi de que no la tocaran y tan siquiera se lo saltaba cuando estaba luchando. Por eso su repentina acción le había tomado completamente por sorpresa.

—Te he dicho más alto... —repite él por encima de su cabeza con autoridad.

—Ya lo he hecho —respond

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