Cristian acompaña al muchacho en la ambulancia, el juez Belmont les sigue en su coche. Al llegar al hospital Cristian y Belmont se quedan en la sala de espera. Kevin debe de entrar en quirófano; le tienen que extraer la bala que tiene insertada en su columna. Después de casi dos horas, el cirujano que le acaba de operar sale del quirófano y pregunta: —¿Familiares de Kevin?, por favor. Cristian y Belmont, se ponen en pie rápidamente, para hablar con él y preguntan: —¿Cómo se encuentra Kevin? —Verá señor… El chico es joven, le hemos tenido que hacer varias transfusiones de sangre al llegar. Con mucha suerte le extrajimos la bala que traía en su columna, está vivió y vivirá para poder contarlo; pero… no creo que vuelva a ser capaz de poder caminar de nuevo —explica el cirujano con mucha pena, al tener que ser él quién les tenga que dar tan mala noticia.—Entiendo, gracias por informarnos —responde Cristian.—Seguro que han hecho lo mejor que han podido, por lo menos está vivo —coment
Ese mismo día Cristian y el juez Belmont, consiguen que los suelten, mientras interrogan a los otros dos, quedándolos retenidos, con cargos de secuestro, robo bajo amenaza, contrabando de menores, y algunos delitos más; entre los cuales a Malique, se le acusa de haber asesinado a su esposa, por una declaración que afirmó Charlotte. Cuando salen de la comisaria Cristian pide un taxi y lleva a las chicas de regreso al hotel, están todos tan cansados por el día tan ajetreado que han tenido, que ninguno quiere hablar de lo que ha pasado. A la mañana siguiente, Cristian recibe una llamada del juez Belmont. En la que le pide a Cristian, que traiga las chicas hasta los juzgados, será el propio juez Belmont el que decida la suerte de todos ellos. Una vez en los juzgados Belmont, da paso a que comience el juicio. Las chicas esperan sentadas, en unas sillas que hay en el pasillo, están custodiadas por dos agentes. Las van llamando una a una hasta que declaran las tres, el juez Belmont l
Quince minutos antes… Charlotte y Kevin, detuvieron el vehículo frente a la puerta. Por encima de su ropa se vistieron con un mono azul de mecánico, y se cubrieron las caras; con unas máscaras de Harley Quinn y el Joker, para que nadie les reconociese. Los chicos ya estaban preparados para dar su gran espectáculo. Charlotte le miró muy preocupada, y preguntó: —Kevin, ¿estás seguro de esto?, ¿sabes lo que haces? El muchacho no pudo evitar mirar esa carita tan angelical. Sujetando la cara de la chica entre sus manos, respondió al mismo tiempo que afirmaba con su cabeza: —Claro que sí. Charlotte por ti mataría. —En realidad yo… creo que esto no está bien —comentó Charlotte, sin retirar su mirada de los ojos de Kevin. —Si todo sale bien, ya tendremos para vivir —contestó Kevin, sujetando las manos de la chica, desde lejos se podía ver que estaba como un flan. Charlotte miró al suelo del coche, y se relajó por unos segundos. Tomando la decisión la primer
Antes de que el chico termine la frase, se estrellan contra una pared. El coche policía qué les perseguía, para de inmediato al ver el fuerte golpe que se dan. Los dos agentes bajan del vehículo, sacan del coche a Kevin y a Charlotte, y proceden a llamar a una ambulancia. Los chicos están casi inconscientes, no pueden moverse, Roland les deja sentados en el suelo, hasta que Emma se da cuenta de algo y grita: —¡Cuidado Roland!, el coche va a estallar. Antes de que se produzca la explosión, Roland se acerca a los chicos, les sujeta entre sus brazos, y les aleja todo lo que puede del vehículo. Con la explosión, Charlotte pierde el conocimiento quedándose sin pulso, los agentes la reaniman como pueden, realizándola la respiración cardiopulmonar. Cuando terminan y ven que está mejor, la agente Emma se acerca al coche patrulla, coge la radio entre sus manos, y pide refuerzos. Después de pedir la ayuda, para tranquilizar a la población y que dejen de correr sin sentido, activ
El agente será sustituido por Emma; ella será quién haga las guardias durante el día, hasta que alguno de los chicos despierte, para que les puedan interrogar. Resignado ante la decisión de la subinspectora, acepta la nueva misión y espera que la agente Emma, se presente al día siguiente y tome el relevo. —Hola agente Roland —saluda al entrar en la habitación—. ¿Se ha vuelto a despertar alguno? —pregunta interesada. —No, y creo que la esperan días muy largos aquí dentro —afirma Roland—. Espero que no sea muy cansado para usted —termina de decir sonriente, mientras termina de recoger sus cosas. —Creo que es mejor que se vaya, la paciencia no es una de sus virtudes —responde muy desanimada, y de mal humor. Al notar el tono irónico en el que le ha contestado, Roland sale de la habitación lo antes posible. Emma se coloca con alegría, en el sillón que hay entre medio de la pareja. Mirando al chico y la chica durante un buen rato, se queda estupefacta viendo la cara
Con el paso de los días, Emma aprende a no estar tan estresada, y decide que la mejor manera para ello, es seguir leyendo el relato que dejó a medias con la visita del padre de Charlotte. Como hace algunos días y casi ni lo empezó, se vuelve a leer la introducción del relato, para continuar con la historia. Jaqueline recoge un montón de currículum vitae al cabo del día, necesita un director de ventas nuevo, para la empresa de su padre. Cansada de ver lo que la están ofreciendo, y no decidirse aún por ningún candidato, vuelve a revisar otra vez las solicitudes. —Toc, toc, toc —suena la puerta del despacho de Jaqueline. Fastidiada de revisar una y otra vez tantos papeles, levanta la vista y dice mirando a la puerta esperando que pase alguien: —Adelante. Un chico joven, esbelto y atractivo abre la puerta. Mientras, entra a la oficina contesta: —Buenas tardes señora. —Señorita, por favor. Siéntese y dígame que desea —responde ella, sintiéndose un poco molesta po
La Dra. Mía va enseguida a la habitación, y revisa a Kevin; la parece un milagro que el chico esté despierto, ella le observa detenidamente. —Doctora, ¿qué la pasa a Charlotte? —pregunta Kevin, con los ojos llenos de lágrimas. —Tranquilo chico, solo tiene un golpe en la cabeza, ella despertará cuando su celebro se lo permita —explica la doctora, con una sonrisa. —¿Cuándo despertará? —pregunta Kevin, preocupado por Charlotte. —Te contaré algo, cuando sufrimos alguna situación de estrés y el cerebro se satura… Entonces… Él solito busca un mecanismo de defensa; eso es lo que nos hace quedarnos en coma durante algún tiempo indeterminado, hasta que por el mismo decide dejarnos despertar —explica la doctora con mucha ternura. —Y eso es bueno o es malo, ¿qué significa? —pregunta Kevin, sin saber si puede aliviar su estado de nervios. Una mueca se torna en la cara de la doctora, pero para no preocupar más al chico le responde: —No es bueno, p
En silencio, para la grabadora. Con ella apoyada en la barbilla piensa, si es lo correcto es; dejar que el chico continúe con la farsa, o aceptar la decisión del chico, en ese momento se pone en pie y da un pequeño paseo entre las dos camas. Gira sobre sus talones para mirar a Kevin y después mira a Charlotte. Pasa la mano por el brazo de la chica, y viendo lo dormida que está, recuerda que él daría su vida por ella: —Está bien, tú eres el dueño de tu vida, dejaré que hagas lo que consideres necesario. También estoy en la obligación de decirte que si lo haces, todos los cargos recaerán sobre ti —explica a Kevin, aceptado su decisión. Un gran bostezo se apodera del chicho, sabe las consecuencias recaerán sobre él, pero no le importa. Sabe que no dispone de mucho tiempo y mete prisa a la agente, preguntando: —¿Podemos empezar ya? —Sí —responde Emma soltando la mano de Charlotte, y encendiendo su grabadora para continuar interrogándole. —Obligué a Charlotte a que ent