Emma suelta a Charlotte un poco antes de llegar a la puerta; para que vaya hasta allí andando, eso evitará que las vean juntas. Rodea el centro por fuera con su coche; en la puerta trasera del centro puede ver que quiere entrar un camión con comida. Aparca enseguida, y se acerca al camión por la trasera; cuando le abren la puerta entra escondiéndose con mucho cuidado para que no la vean. Lleva puesta una gorra negra que se encontró en la parte trasera de su coche, para que no la reconozcan las cámaras de seguridad. Entra por el almacén de la cocina; se cuela hasta llegar a uno de los pasillos, y con mucho cuidado va abriendo todas las puertas. Recordando que Kevin la dijo que esa está siempre cerrada con llave. Va probando en cada una de las puertas, que se encuentra por su camino. En la última planta, da con una vieja puerta de madera que está totalmente cerrada, la empuja y analiza el tipo de cerradura que puede llevar. Busca en su bolsillo un juego de herramientas que utilizaba s
Emma y Charlotte van al sitio acordado, en el que han quedado con Roland. Mientras esperan a que llegue, Emma le hace algunas preguntas más a Charlotte: —¿Tu madre era buena persona? ¿Se portaba bien contigo? Los ojos de Charlotte brillan al recordarla, antes de dejar que la pena se apodere de ella y las lágrimas comiencen a salir, responde: —Sí, ella quería que Malique abandonara esa maldita secta. No la gustaban algunas de las ceremonias, en ese lugar pasa de todo. La cara de la chica le da a entender que ella quería mucho a su madre adoptiva. A Emma le van brotando más dudas, y su intriga la hace respirar aún más profundamente. Con todo este asunto medio resuelto, y ver que cada día están más cerca de la verdad, pregunta: —¿De qué murió? Charlotte ya no puede retener más sus lágrimas, esas preguntas hacen que recuerde a su madre. Con muchas dudas, pero, reuniendo su fuerza interior al recordar los cuentos que la contaba antes de dormir; sus abrazos, sus besos, el apoyo moral
Cristian acompaña al muchacho en la ambulancia, el juez Belmont les sigue en su coche. Al llegar al hospital Cristian y Belmont se quedan en la sala de espera. Kevin debe de entrar en quirófano; le tienen que extraer la bala que tiene insertada en su columna. Después de casi dos horas, el cirujano que le acaba de operar sale del quirófano y pregunta: —¿Familiares de Kevin?, por favor. Cristian y Belmont, se ponen en pie rápidamente, para hablar con él y preguntan: —¿Cómo se encuentra Kevin? —Verá señor… El chico es joven, le hemos tenido que hacer varias transfusiones de sangre al llegar. Con mucha suerte le extrajimos la bala que traía en su columna, está vivió y vivirá para poder contarlo; pero… no creo que vuelva a ser capaz de poder caminar de nuevo —explica el cirujano con mucha pena, al tener que ser él quién les tenga que dar tan mala noticia.—Entiendo, gracias por informarnos —responde Cristian.—Seguro que han hecho lo mejor que han podido, por lo menos está vivo —coment
Ese mismo día Cristian y el juez Belmont, consiguen que los suelten, mientras interrogan a los otros dos, quedándolos retenidos, con cargos de secuestro, robo bajo amenaza, contrabando de menores, y algunos delitos más; entre los cuales a Malique, se le acusa de haber asesinado a su esposa, por una declaración que afirmó Charlotte. Cuando salen de la comisaria Cristian pide un taxi y lleva a las chicas de regreso al hotel, están todos tan cansados por el día tan ajetreado que han tenido, que ninguno quiere hablar de lo que ha pasado. A la mañana siguiente, Cristian recibe una llamada del juez Belmont. En la que le pide a Cristian, que traiga las chicas hasta los juzgados, será el propio juez Belmont el que decida la suerte de todos ellos. Una vez en los juzgados Belmont, da paso a que comience el juicio. Las chicas esperan sentadas, en unas sillas que hay en el pasillo, están custodiadas por dos agentes. Las van llamando una a una hasta que declaran las tres, el juez Belmont l
Quince minutos antes… Charlotte y Kevin, detuvieron el vehículo frente a la puerta. Por encima de su ropa se vistieron con un mono azul de mecánico, y se cubrieron las caras; con unas máscaras de Harley Quinn y el Joker, para que nadie les reconociese. Los chicos ya estaban preparados para dar su gran espectáculo. Charlotte le miró muy preocupada, y preguntó: —Kevin, ¿estás seguro de esto?, ¿sabes lo que haces? El muchacho no pudo evitar mirar esa carita tan angelical. Sujetando la cara de la chica entre sus manos, respondió al mismo tiempo que afirmaba con su cabeza: —Claro que sí. Charlotte por ti mataría. —En realidad yo… creo que esto no está bien —comentó Charlotte, sin retirar su mirada de los ojos de Kevin. —Si todo sale bien, ya tendremos para vivir —contestó Kevin, sujetando las manos de la chica, desde lejos se podía ver que estaba como un flan. Charlotte miró al suelo del coche, y se relajó por unos segundos. Tomando la decisión la primer
Antes de que el chico termine la frase, se estrellan contra una pared. El coche policía qué les perseguía, para de inmediato al ver el fuerte golpe que se dan. Los dos agentes bajan del vehículo, sacan del coche a Kevin y a Charlotte, y proceden a llamar a una ambulancia. Los chicos están casi inconscientes, no pueden moverse, Roland les deja sentados en el suelo, hasta que Emma se da cuenta de algo y grita: —¡Cuidado Roland!, el coche va a estallar. Antes de que se produzca la explosión, Roland se acerca a los chicos, les sujeta entre sus brazos, y les aleja todo lo que puede del vehículo. Con la explosión, Charlotte pierde el conocimiento quedándose sin pulso, los agentes la reaniman como pueden, realizándola la respiración cardiopulmonar. Cuando terminan y ven que está mejor, la agente Emma se acerca al coche patrulla, coge la radio entre sus manos, y pide refuerzos. Después de pedir la ayuda, para tranquilizar a la población y que dejen de correr sin sentido, activ
El agente será sustituido por Emma; ella será quién haga las guardias durante el día, hasta que alguno de los chicos despierte, para que les puedan interrogar. Resignado ante la decisión de la subinspectora, acepta la nueva misión y espera que la agente Emma, se presente al día siguiente y tome el relevo. —Hola agente Roland —saluda al entrar en la habitación—. ¿Se ha vuelto a despertar alguno? —pregunta interesada. —No, y creo que la esperan días muy largos aquí dentro —afirma Roland—. Espero que no sea muy cansado para usted —termina de decir sonriente, mientras termina de recoger sus cosas. —Creo que es mejor que se vaya, la paciencia no es una de sus virtudes —responde muy desanimada, y de mal humor. Al notar el tono irónico en el que le ha contestado, Roland sale de la habitación lo antes posible. Emma se coloca con alegría, en el sillón que hay entre medio de la pareja. Mirando al chico y la chica durante un buen rato, se queda estupefacta viendo la cara
Con el paso de los días, Emma aprende a no estar tan estresada, y decide que la mejor manera para ello, es seguir leyendo el relato que dejó a medias con la visita del padre de Charlotte. Como hace algunos días y casi ni lo empezó, se vuelve a leer la introducción del relato, para continuar con la historia. Jaqueline recoge un montón de currículum vitae al cabo del día, necesita un director de ventas nuevo, para la empresa de su padre. Cansada de ver lo que la están ofreciendo, y no decidirse aún por ningún candidato, vuelve a revisar otra vez las solicitudes. —Toc, toc, toc —suena la puerta del despacho de Jaqueline. Fastidiada de revisar una y otra vez tantos papeles, levanta la vista y dice mirando a la puerta esperando que pase alguien: —Adelante. Un chico joven, esbelto y atractivo abre la puerta. Mientras, entra a la oficina contesta: —Buenas tardes señora. —Señorita, por favor. Siéntese y dígame que desea —responde ella, sintiéndose un poco molesta po