Prólogo
Los hombros temerosos de Eva se sacuden sin cesar una vez la puerta de cedro de la casa de su vecino rechistó tanto que ni siquiera los relámpagos de aquella noche lluviosa pudieron ocultar.
Sus manos temblaron por un instante, sus rodillas se sentían tan débiles que podía notar que en cualquier momento se podía desmayar. Su panza rugió por un instante quizás intentando ignorar el hecho que estaba irrumpiendo la morada de un hombre: Que no conocía, y que le había caído mal desde el primer momento que conoció.
—¿Hola? —Eva se maldijo así misma al escuchar su voz quebrarse, odiaba el hecho de sentir miedo por una tontería, y menos por un tipejo que la mojó con su manguera de jardinería el día anterior cuando apenas iba a salir a trabajar. —¿Hola? M****a.
Gimió, al ver como un plato con pizza se hallaba delante de ella totalmente roto. Sus pies dieron un paso hacia atrás, mientras que rápidamente buscó su móvil en el bolsillo trasero de sus pantalones, buscando la forma de llamar inmediatamente a la policía.
Sin duda algo había pasado allí.
La pelinegra levantó asustada la mirada, dispuesta a descubrir que tan grave había sucedido en la casa de su vecino para que ahora los muebles estuvieran cortados, la vajilla de porcelana rota en el suelo, y ni hablar de las flores que le había dado a su madre a Sebastián.
De repente un sonido fuerte se escuchó en la segunda planta de la casa, las ganas de vomitar se hicieron presentes, aunque comprendía que ahora más que nunca debía ser valiente. Tal vez algún ladrón había irrumpido la vivienda del señor Drake, y ella era la única posiblemente cerca para ayudarlo.
—M****a, m****a, m****a… —Farfulló, arrepintiéndose en primer lugar haber llegado hasta aquí. Cada paso que daba le dolía mucho más. —¿Y sí me quieren matar? —Graznó, buscando algo con que defenderse. —¡Hijo de perra, todo lo que hago por tu culpa! —demandó, agarrando un jarrón de la nada.
Su respiración se sentía pesada.
El sudor se deslizaba sensualmente por su frente, mientras que una de sus manos se acomodaba su precioso cabello. Su pecho se hundía con cada movimiento brusco de su cuerpo, pero luego se detuvo al presenciar un olor inusual.
—¿Flores?
Masculló, deteniéndose de la nada.
—¿Qué es ese olor?
Volvió a insistir, entretanto todos los vellos de su piel comenzaron a erizarse.
Ese olor la envolvió casi tan rápido como la lluvia caía al suelo de Sunny Village. Sus manos viajaron a su pecho, algo no estaba bien con ella misma y lo sabía. Sus piernas hacían fricción una a la otra sin poder evitarlo. Sus tetas se sentían tan pesadas, e hinchadas que con el mero roce su boca gemía sin dudarlo.
—¿Qué haces aquí?
Profesó de repente Sebastián.
Eva se asustó tanto al verlo semidesnudo.
—Dios… Yo… —Sus manos cubrieron de inmediato sus ojos.
—¿Quién te dijo que podías entrar a mi casa, niña tonta?
El chico de ojos oscuros la observaba con rabia.
La última persona que pensó ver hoy era a esa jovencita entrometida que lo único que ha hecho desde que la conoció es joderle la vida.
—Mi mamá te mandó… —Sus palabras se murieron al percatarse que lo que mantenía en sus manos era un jarrón de cristal, y no el pastel que sus padres le habían mandado al nuevo vecino. —Lo siento, yo… —Trató de decir, aunque aquellas palabras se murieron dentro de su boca al darse cuenta de algo.
“Su vecino tenía los ojos tan negros como la noche, pero, ¿Por qué ahora su mirada era tan dorada como el oro?”
De la nada pegó un grito tan fuerte que terminó sentada de culo contra el suelo.
—Deberías irte de aquí ahora… Antes de que sea demasiado tarde.
—¿Qué eres?
—No creo que quieras saberlo…
Sebastián apretó la mandíbula cuando un dolor intenso se apoderó de él.
Su celo había llegado antes de tiempo, y al parecer su vecina entrometida era la única que podía ayudarlo con eso.
1“Ojos noche”—¡Ya voy, Ed!Eva gritó, al escuchar al regordete de su jefe pedirle que lleve más cervezas a la mesa número cinco. Sus pies se detuvieron delante de dos hombres latinoamericanos que le observaban las piernas con tanto deseo que le provocaron casi de inmediato arcadas.—¿Cuánto por la mamada?Entonó uno, mientras que el otro se reía.—¿Cuánto cobra la puta de tu madre?Encaró, mirando la pequeña libreta en donde anotaba los pedidos en donde anotaba los pedidos de los clientes del bar de mala muerte en donde trabajaba desde que cumplió la mayoría de edad.—Eres una zorra…Uno de ellos se levantó, para pegarle.—Sabes que en este lugar hay cámaras, ¿Verdad, Thomas?—¿Qué?Ella estaba mintiendo.—Le diré a tu esposa en que te gastas el dinero.—No serías capaz…Eva sonrió convencida.—¿Quieres probar que tan loca me vuelvo con los viejos verdes como tú?El mexicano negó, para que se fueran, lo último que quería era tener una pelea en un lugar en donde estaban ilegales. —No
2“La chica ruidosa”—¿Eva?La voz su madre la hizo separarse un poco del nuevo vecino, Sebastián se giró sobre sus pies al reconocer aquella cara familiar.—¿Señora Smith?—¡Oh, por Dios, Sebastián!La mandíbula de la chiquilla casi se cae al darse cuenta que ambos se conocían, la mujer que la trajo a la vida corrió hacia el robusto hombre, para luego fundirlo en un abrazo un poco incómodo. El pelinegro encorvó los hombros, para acto seguido dar un paso hacia atrás.—Tu abuelo me preguntó si ya habías llegado, y temía que te hubieses perdido… —De repente ambos quedaron viendo a la pequeña silueta delante de ellos. —Al parecer ya conociste a mi hija Evie…—Mamá… —Su voz sonaba de reprimenda, odiaba que su madre la llamara así delante de extraños. —¿De dónde se conocen? —Indagó con curiosidad —, jamás me hablaste de este anciano…—¡Eva! Trátalo con respeto… Este hombre que ves aquí es el heredero del clan Drake… —Becca tapó su boca rápidamente con sus manos. —Entra a la casa.—Pero, ma
3“Secretos” La piel de Sebastián se sentía demasiado caliente.Más caliente que cualquier persona normal, y Eva lo había notado.Sus pies se sacudían con tanta rapidez, que un par de veces casi le pega en el rostro de su vecino. Sus manos trataban de alejarlo de ella, pero la fuerza descomunal de aquel hombre no le permitía ni siquiera dar un movimiento.—¡Mira lo que has hecho, idiota!Ella gritó, cuando por fin sus pies sintieron el suelo del baño, por otro lado, los ojos oscuros del señor Drake ahora se hallaban más oscurecidos que el día en que se conocieron. Su piel brillante, se encontraba envuelta en una capa ligera de sudor. Su corazón latía con fuerza, como si miles de caballos galoparan a gran velocidad por algo que deseaba. Algo que ella tenía.—¿Te gusta ese tipejo?Eva, abrió los ojos, lo último que esperaba era que un vil extraño le preguntara sobre sus sentimientos, sentimientos que solo le pertenecían a ella. —Eso no es de su incumbencia, señor…—¿Señor? ¿Por qué me
4“Noche de sangre”Unas horas antes:El sonido de una rama partiéndose a la mitad colocó a Sebastián en alerta. Desde hace más de medio kilómetro había sentido la presencia de un inmortal, pero, jamás se imaginó que pudiera cruzar los límites de Sunny Village.—Vaya, vaya…Su cuerpo retrocedió al escuchar la voz de alguien que no reconocía.—¿Qué hace aquí un Drake?El ceño del pelinegro se frunció al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, un par de hombres, vestidos de traje tipo inglés en color negro. Uno de ellos tenía el cabello lacio hasta la cintura. Las hebras se sacudían hermosamente por el movimiento del aire en aquel misterioso bosque, mientras que él otro con un cabello corto rubio y labios tan rojos como la sangre, lo miraban como una jodida presa más.—Creí que no podían pisar estas tierras…—Eso era antes.Atacó uno, Sebastián se mantenía en alerta.—Yo quiero saber algo… —Draco, se movió tan rápido, que una de sus uñas hizo un ligero corte en uno de sus brazos. La s
5“Noche de Luna llena”Un escalofrío severo recorrió la espina dorsal de Eva, antes de entrar en transe. Sus manos tiraron fuertemente de las hebras oscuras de su cabello, entretanto, el vampiro manejaba a alta velocidad.—¿Qué eres?Preguntó, con su voz quebrada.La chiquilla la observaba por momentos fugaces, sentía que estaba en medio de una pesadilla. Una jodida pesadilla que terminaría con su vida. Emiliano se burló por un instante al sentir la presencia de Sebastián detrás de ellos. El Alfa del clan Drake estaba junto a Orlok, buscando la manera de recuperar a Eva sin revelar mucho sobre su naturaleza.Odiaba la idea de que el mundo se enterara de la verdad.De que se enterara de su secreto.De repente, la luz de la luna empezó a brillar tan fuerte que toda la oscuridad del muelle de Sunny Village se disipó. Orlok miró a Sebastián, y negó. Este era el lugar menos indicado para su transformación, así que ambos corrieron hacia la profundidad del bosque, y cuando todo estuvo en ca
6“La habitación de Sebastián Drake”Las pestañas de Eva se sacudieron suavemente cuando el sonido de una licuadora llenó sorpresivamente sus oídos. Su dedo índice frotó suavemente su parpado derecho, mientras que su cabeza seguía arrecostada contra una almohada que olía a masculinidad. Su frágil cadera se movió hacia un costado, quizás sin ni siquiera percatarse del lugar en donde se encontraba.Su cabello alborotado, se hallaba pegado a su cara, entretanto unos raspones en las palmas de sus manos la hicieron entrar en la realidad. De un solo golpe se sentó en el borde de la enorme cama en donde había paso plácidamente el resto de la noche. Lo siguiente que se escuchó fue un grito que provino de lo más profundo de su garganta.—¡Mierda!Entonó Sebastián al posicionarse en la entrada de la recámara, sin antes golpearse con cada cosa que se le atravesaba en su camino.—¡Ahhhhh! ¡Ah! —La chiquilla continuó gritando, ahora señalando el pecho desnudo de su vecino, —¡Pervertido! ¡Promiscuo