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“Noche de sangre”
Unas horas antes:
El sonido de una rama partiéndose a la mitad colocó a Sebastián en alerta. Desde hace más de medio kilómetro había sentido la presencia de un inmortal, pero, jamás se imaginó que pudiera cruzar los límites de Sunny Village.
—Vaya, vaya…
Su cuerpo retrocedió al escuchar la voz de alguien que no reconocía.
—¿Qué hace aquí un Drake?
El ceño del pelinegro se frunció al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, un par de hombres, vestidos de traje tipo inglés en color negro. Uno de ellos tenía el cabello lacio hasta la cintura. Las hebras se sacudían hermosamente por el movimiento del aire en aquel misterioso bosque, mientras que él otro con un cabello corto rubio y labios tan rojos como la sangre, lo miraban como una jodida presa más.
—Creí que no podían pisar estas tierras…
—Eso era antes.
Atacó uno, Sebastián se mantenía en alerta.
—Yo quiero saber algo… —Draco, se movió tan rápido, que una de sus uñas hizo un ligero corte en uno de sus brazos. La sangre se deslizó por su piel, aunque el que más disfrutaba esto era Emiliano, mientras veía a su hermano Alec gozar de la sangre de su nuevo amigo. —¿Qué hace un Drake sin manada en Sunny Village?
El rubio se río, cubriendo su boca con sus manos, sus movimientos eran suaves, y algo afeminados.
—¿Por qué no respondes? ¿Te comieron la lengua los Alfas? ¿O nunca habías visto vampiros en tu patética vida? —el pálido sujeto abrió los ojos, cuando en un movimiento limpio, Sebastián lo tomó del cuello, y lo enterró tan duro contra la rama de un árbol, que su cabello terminó desprendiéndose un poco de su cráneo. —Es ella, ¿No?
—¿De qué hablas?
—Eva…
El vampiro cayó al suelo.
—¿Desde cuándo están detrás de ella?
—Desde que nos enteramos de la profecía… Es divertido pensar que tenemos el poder de matar a la primera luna humana…
La mandíbula de Sebastián se tensó.
—Es mejor que se mantengan alejas de ella.
—¿Si no qué? Estás solo en este pueblo…
De un instante a otro, se vio rodeado de los dos vampiros.
El pelinegro, logró amortiguar el golpe que uno de ellos había lanzado hacia él, mientras que el otro desenvainaba una daga de plata dispuesto a acabar con la vida del heredero de los Drake.
—Es tu última oportunidad para irse de aquí… —Emiliano, golpeó con fuerza el rostro de su rival al escuchar aquella amenaza, rápidamente, el par de sujetos lanzaban golpes uno detrás del otro contra el estómago del Alfa.
Las copas de los árboles se sacudían con violencia, cuando los tres inmortales se ven envueltos en un sinfín de golpes, que termina con Alec mal herido por las garras del lobo.
—¡Hijo de puta!
Sebastián sonríe, soplando sus garras con algo de sorna.
—¿Sabías que las garras de los Alfa pueden botar cierto veneno?
Emiliano apretó los dientes.
—Te han mandado a Sunny Village a reclamar a tu futura mujer, ¿Ella ya lo sabe? —El pelinegro dio un paso hacia adelante —, será divertido cuando me la folle esta noche, y luego la deje sin una gota de sangre. ¿Qué harás después sin tu luna?
La tierra se sacudió, las ramas de los árboles vibraron, mientras que los pájaros salieron volando una vez el cuerpo de Sebastián se movió con violencia hacia Emiliano, el cual se defendió rápidamente antes de que el ataque del lobo lo hiriera de muerte.
—Eva Smith será mi mujer.
Susurró, estrellando el cráneo de Alec contra el suelo.
El vampiro debía salir corriendo, o morir en mano del clan enemigo.
—Suelta a mi hermano…
—Lo haré…
Levantó casi a la velocidad del viento el cuerpo del moribundo inmortal, para luego hacerlo estrellar contra una enorme roca que lo dejó casi hecho polvo.
—Están advertidos… Que me vea solo no quiere decir que estoy solo.
Los aullidos de al menos seis lobos los hicieron correr lejos del sádico hombre; Sebastián miró a su alrededor viendo fijamente a los guardianes, aquellos hombres del imperio de su familia que habían enviado para su seguridad, y que por honor él no usaba.
—Señor…
La voz de París, lo sacó de sus pensamientos.
—No los quiero cerca.
—Sebastián…
Orlok, el beta, segundo a cargo, lo abraza al ver que no tenía muchos moretones. —Sigues siendo el más fuerte de la manada, pudiste con dos vampiros tú solo.
El pelinegro se alejó, ignorando esto.
—Necesito que envíes guardianes a la casa de Eva.
—¿Cuándo le dirán?
—¿Qué quieres que le diga? ¿Qué a la luna se le ocurrió la grandísima idea de unirla a un lobo de trescientos años?
—Sabes qué es lo correcto.
—¿Por qué? ¿Por qué así habrá un acuerdo entre los sucios humanos y los lobos? ¡Puff! ¡Por Dios, Orlok!
—Sé que odias eso…
—¡Sí la conocieras! ¡Es tan arrogante y odiosa!
—¿Y tú no lo eres?
Lo miró mal.
—En un par de días será tu celo, deberías…
—¡No! —se alejó de él, para marcharse hacia la casa de Eva, ya faltaba poco para que se fuera al muelle, y odiaba la idea de no haber acabado con la vida de ese bastardo cuando se dio cuenta esta mañana que era un jodido vampiro.
—Bien, como quieras, pero recuerda que tarde que temprano terminarás unido a ella. A las buenas, o a las malas. La luna lo quiere así…
(***)
La puerta del coche del alfa sonó con fuerza una vez lo dejó parqueado a las afueras de la casa de Eva. De su cuerpo desprendía un olor a masculinidad, mientras que el reloj que sostenía con elegancia en su muñeca derecha marcaba las once en punto de la noche.
La ropa que había escogido para usar el día de hoy era muy poco común en él, aunque necesitaba mezclarse con los jóvenes que irían a ese tipo de fiestas, y por ende lo mejor para él era no pasar por desapercibido.
—Hasta que por fin saliste.
—Mierda…
Soltó, apenas vio la silueta enorme de Sebastián.
—Creo que acabo de descubrir que es tu palabra favorita.
Él la rodeó, para detallar cada parte de su cuerpo.
—¿Qué haces aquí?
—Te voy a llevar al muelle.
—No quiero.
—No es pregunta… Ese sitio no es lugar para una señorita como tú… Hay cosas que jamás vas a querer haber visto.
Sus pies se detuvieron.
—Por Dios, Sebastián, no soy una niña, el sexo no me da miedo.
—No hablo de sexo.
—¿Entonces?
—Hay hombres peligrosos…
—¿Más que tú?
—Qué mal chiste, anda, súbete.
La chiquilla giró su cabeza cuando aquel olor a flores volvió a invadirla.
—Bien, pero, no quiero que nos vean llegar juntos.
Luego de casi veinte minutos, ambos llegaron al muelle de Sunny Village.
Eran casi la medianoche, y la luz de la luna llena brillaba más de que costumbre. —Viniste… —La voz de Emiliano la hizo sentir mariposas en el estómago. —Te ves tan linda.
Un beso en su mejilla la hizo temblar.
—¿Con quién viniste?
Preguntó.
—Conmigo…
Sebastián atacó rápidamente.
—Veo… ¿No la puedes dejar sola?
—¿Con ustedes?
Drake observó a seis hombres detrás de Emiliano.
Quería intimidarlo.
—Es luna llena, hermano.
Declaro, quizás en señal de amenaza.
—Puedes usar a todas las humanas que quieras, menos a Eva.
Murmuró, el pelinegro, acercándose al pálido hombre.
—Es una pena, quería probar su sangre.
De repente, el sonido de un par de fuegos artificiales los sacó del tenso momento. —La marcaste con tu olor, ¿No? Hasta aquí apesta a perro.
Sebastián gruñó.
—Los guardias de la familia la están protegiendo.
—¿Ya aceptaste que una frágil humana será tu luna?
El pelinegro odiaba eso, se había pasado casi toda su vida preparándose para el momento en que la luna por fin escogiera a su pareja, pero cuando se enteró del trato que lo involucraba a él, y a los humanos algo dentro de él estalló.
—Cierra la maldita boca.
—Ciérramela tú…
—¿Qué sucede?
Eva intervino.
—Vámonos de aquí.
Sebastián la tomó de la mano, aunque ella se separó casi de inmediato.
—Creo que hay un error, tú y yo no somos amigos…
El escándalo cada vez se volvía más fuerte, cuando de un momento a otro anunciaron el inicio de la carrera.
—Ella se irá conmigo.
Emiliano, aprovechó la multitud para hacer desaparecer a Eva ante la mirada de los guardias del clan Drake. Cuando la chiquilla quiso reaccionar se encontraba dentro de un camaro al lado del chico que le gustaba.
—¿Cómo llegué hasta aquí?
Se tocó la cabeza porque aún se sentía mareada.
Su corazón latía con fuerza.
Su cuerpo se sentía débil, podía sentir como si se hubiese despierto de un trance. De un trance que la alejó de Sebastián.
—Esto será divertido.
Emiliano encendió el motor del vehículo.
—Eva…
—¿Qué?
—¿Crees en los hombres lobo?
—¿De qué hablas?
—Estás a punto de ver a uno…
—Emiliano.
—Dime, ¿Amor?
—Tus ojos… Tus ojos son rojos…
5“Noche de Luna llena”Un escalofrío severo recorrió la espina dorsal de Eva, antes de entrar en transe. Sus manos tiraron fuertemente de las hebras oscuras de su cabello, entretanto, el vampiro manejaba a alta velocidad.—¿Qué eres?Preguntó, con su voz quebrada.La chiquilla la observaba por momentos fugaces, sentía que estaba en medio de una pesadilla. Una jodida pesadilla que terminaría con su vida. Emiliano se burló por un instante al sentir la presencia de Sebastián detrás de ellos. El Alfa del clan Drake estaba junto a Orlok, buscando la manera de recuperar a Eva sin revelar mucho sobre su naturaleza.Odiaba la idea de que el mundo se enterara de la verdad.De que se enterara de su secreto.De repente, la luz de la luna empezó a brillar tan fuerte que toda la oscuridad del muelle de Sunny Village se disipó. Orlok miró a Sebastián, y negó. Este era el lugar menos indicado para su transformación, así que ambos corrieron hacia la profundidad del bosque, y cuando todo estuvo en ca
6“La habitación de Sebastián Drake”Las pestañas de Eva se sacudieron suavemente cuando el sonido de una licuadora llenó sorpresivamente sus oídos. Su dedo índice frotó suavemente su parpado derecho, mientras que su cabeza seguía arrecostada contra una almohada que olía a masculinidad. Su frágil cadera se movió hacia un costado, quizás sin ni siquiera percatarse del lugar en donde se encontraba.Su cabello alborotado, se hallaba pegado a su cara, entretanto unos raspones en las palmas de sus manos la hicieron entrar en la realidad. De un solo golpe se sentó en el borde de la enorme cama en donde había paso plácidamente el resto de la noche. Lo siguiente que se escuchó fue un grito que provino de lo más profundo de su garganta.—¡Mierda!Entonó Sebastián al posicionarse en la entrada de la recámara, sin antes golpearse con cada cosa que se le atravesaba en su camino.—¡Ahhhhh! ¡Ah! —La chiquilla continuó gritando, ahora señalando el pecho desnudo de su vecino, —¡Pervertido! ¡Promiscuo
PrólogoLos hombros temerosos de Eva se sacuden sin cesar una vez la puerta de cedro de la casa de su vecino rechistó tanto que ni siquiera los relámpagos de aquella noche lluviosa pudieron ocultar.Sus manos temblaron por un instante, sus rodillas se sentían tan débiles que podía notar que en cualquier momento se podía desmayar. Su panza rugió por un instante quizás intentando ignorar el hecho que estaba irrumpiendo la morada de un hombre: Que no conocía, y que le había caído mal desde el primer momento que conoció.—¿Hola? —Eva se maldijo así misma al escuchar su voz quebrarse, odiaba el hecho de sentir miedo por una tontería, y menos por un tipejo que la mojó con su manguera de jardinería el día anterior cuando apenas iba a salir a trabajar. —¿Hola? Mierda.Gimió, al ver como un plato con pizza se hallaba delante de ella totalmente roto. Sus pies dieron un paso hacia atrás, mientras que rápidamente buscó su móvil en el bolsillo trasero de sus pantalones, buscando la forma de llamar
1“Ojos noche”—¡Ya voy, Ed!Eva gritó, al escuchar al regordete de su jefe pedirle que lleve más cervezas a la mesa número cinco. Sus pies se detuvieron delante de dos hombres latinoamericanos que le observaban las piernas con tanto deseo que le provocaron casi de inmediato arcadas.—¿Cuánto por la mamada?Entonó uno, mientras que el otro se reía.—¿Cuánto cobra la puta de tu madre?Encaró, mirando la pequeña libreta en donde anotaba los pedidos en donde anotaba los pedidos de los clientes del bar de mala muerte en donde trabajaba desde que cumplió la mayoría de edad.—Eres una zorra…Uno de ellos se levantó, para pegarle.—Sabes que en este lugar hay cámaras, ¿Verdad, Thomas?—¿Qué?Ella estaba mintiendo.—Le diré a tu esposa en que te gastas el dinero.—No serías capaz…Eva sonrió convencida.—¿Quieres probar que tan loca me vuelvo con los viejos verdes como tú?El mexicano negó, para que se fueran, lo último que quería era tener una pelea en un lugar en donde estaban ilegales. —No
2“La chica ruidosa”—¿Eva?La voz su madre la hizo separarse un poco del nuevo vecino, Sebastián se giró sobre sus pies al reconocer aquella cara familiar.—¿Señora Smith?—¡Oh, por Dios, Sebastián!La mandíbula de la chiquilla casi se cae al darse cuenta que ambos se conocían, la mujer que la trajo a la vida corrió hacia el robusto hombre, para luego fundirlo en un abrazo un poco incómodo. El pelinegro encorvó los hombros, para acto seguido dar un paso hacia atrás.—Tu abuelo me preguntó si ya habías llegado, y temía que te hubieses perdido… —De repente ambos quedaron viendo a la pequeña silueta delante de ellos. —Al parecer ya conociste a mi hija Evie…—Mamá… —Su voz sonaba de reprimenda, odiaba que su madre la llamara así delante de extraños. —¿De dónde se conocen? —Indagó con curiosidad —, jamás me hablaste de este anciano…—¡Eva! Trátalo con respeto… Este hombre que ves aquí es el heredero del clan Drake… —Becca tapó su boca rápidamente con sus manos. —Entra a la casa.—Pero, ma
3“Secretos” La piel de Sebastián se sentía demasiado caliente.Más caliente que cualquier persona normal, y Eva lo había notado.Sus pies se sacudían con tanta rapidez, que un par de veces casi le pega en el rostro de su vecino. Sus manos trataban de alejarlo de ella, pero la fuerza descomunal de aquel hombre no le permitía ni siquiera dar un movimiento.—¡Mira lo que has hecho, idiota!Ella gritó, cuando por fin sus pies sintieron el suelo del baño, por otro lado, los ojos oscuros del señor Drake ahora se hallaban más oscurecidos que el día en que se conocieron. Su piel brillante, se encontraba envuelta en una capa ligera de sudor. Su corazón latía con fuerza, como si miles de caballos galoparan a gran velocidad por algo que deseaba. Algo que ella tenía.—¿Te gusta ese tipejo?Eva, abrió los ojos, lo último que esperaba era que un vil extraño le preguntara sobre sus sentimientos, sentimientos que solo le pertenecían a ella. —Eso no es de su incumbencia, señor…—¿Señor? ¿Por qué me