Han pasado dos semanas y la pareja conformada por la linda mexicana y por nuestro sexy coreano se la ha pasado bastante bien. Al principio el coreano no estaba muy cómodo en querer dejarle a su hija a Johanna, pero después de tanto insistir, por fin, aceptó. Hee es la más feliz de la familia. Ha pasado muy bien en compañía de Valeria, que se ha vuelto su amiga. Le ayuda con su tarea, aunque debido al idioma se le complica bastante explicarle, además de que la educación es muy diferente. Aun así, la hija de Johanna le ayuda en lo que puede. La mexicana le prepara comida muy variada, distinta, pero rica que le ha encantado a Hee. Sam también come ahí y para no sentirse tan mal, cada noche que pasa por su hija le lleva muchos suministros…Además de que habló con Min y llegó a un acuerdo con ella para que le dejara pagar los servicios de agua y luz. Estuvo complicado que la coreana aceptara, pero al final logró que ella aceptara, pero sin decirle a Johanna, porque sabe que si lo hace se
La coreana de cabello rosa y la adolescente se ponen de pie asombrado al oír lo que Johanna acaba de decir. Sin entender cómo es que él se enteró, a la vez que Valeria se siente muy confundida porque su madre no le dijo nada.—¿Cómo se enteró? —Min fue la primera en hablar.—Dijo que por medio de una revista muy famosa —le cuenta Johanna y la coreana se aleja hasta la mesa donde está su laptop buscando algo. —A ver, estoy confundida; el señor Kim no sabía sobre cómo te incriminaron por la muerte de ese hombre que lamentablemente es mi padre —curiosa Valeria intentando averiguar más. —No, nunca le dije que me habían acusado de su muerte y que pase dos años en prisión —contestó la mexicana a su hija.—¿Y por qué no le dijiste, creo que eso era algo muy primordial? —indagó Valeria cruzándose de brazos.—Es lo que yo también me pregunté —añadió Min que ha estado escuchando la plática.—No lo creía necesario; pensé que tal vez solo sería una noche, pero cuando la cosa se empezó a profund
Sam ha oído cada palabra de la mexicana; ahora entiende que todo fue una equivocación, pero hay algo que no logra entender y cómo es que la madre de ese tipo entró en ese preciso momento. —¿Qué hacía esa mujer ahí? —preguntó Sam.—Según ella dijo, fue a visitar a su hijo, pero yo sé que eso es mentira y por lo que fue es para reprocharle a su hijo de porque salí en ropa interior —contó Johanna. —Ya veo, ahora entiendo que te inculparon por algo que no hiciste.—Exactamente, intenté defenderme en el juzgado, aunque no podía hacer mucho que digamos, porque cuando la señora Inés marcó a la policía me quitaron todo mi dinero y es que fui tan tonta para juntar mi dinero con el de Vicent —dijo—. Así que el abogado que tuve fue proporcionado por el estado, así que ya te imaginarás que era un aprendiz que se dejó asustar por el poder de la familia y por una fuerte suma de dinero y dejó que perdiera el juicio —hace una pausa para tomar aire—. Aunque una cosa salió buena de ahí, porque solo m
Ambos se han quedado quietos, nadie dice nada, el silencio se ha vuelto muy abrumador y Sam no la pierde de vista de reojo. No sabe qué decir y es que no entiende si se lo está diciendo de verdad o de broma. Pero no dejará las cosas así.—Johanna —la llama con una voz muy triste.—No digas nada, Sam, ya tomé mi decisión —respondió la mexicana sin voltear a verlo. Escuchar eso hace que Sam se sienta muy mal; el dolor en su pecho ha crecido. El nudo de su garganta no lo deja respirar, no sabe qué hacer. Johanna no le permite hablar o que lo escuche; él no quiere terminar. La ama mucho como para permitirle abandonarlo. —Permíteme hablar —volvió a hablar, pero ahora con una voz extraña, totalmente distinta a la que suele tener.—¡Para qué, ya sé que me intentarás hacer cambiar de opinión, pero no lo haré, tal vez creas que no me duele, sin embargo, mírame! —ella voltea, él mira como las lágrimas bajan por sus mejillas llevándose consigo el maquillaje que traía y verla así se le apachurr
Min ve cómo Johanna se la ha pasado toda la noche encerrada en su habitación llorando, y fue peor cuando vio en la entrevista donde se conforma el rompimiento de su relación. Aunque el señor Kim no fue el que habló, solo se mantuvo atrás con una expresión seria, y se podría decir con cierto dolor en ella…Para la coreana es bastante extraño porque nadie sabía de eso, excepto una luz que ilumina la mente de la nada… Se levanta de la mesa, se oye de su abrigo y voltea a ver a Valeria, que está un poco triste de ya no ver a Hee y de ver a su madre tan apagada. Pero ve cómo la coreana se pone de pie.—Ahorita, vuelvo, Val, cuida a tu mamá —Min se despide de ella. Valeria se queda confundida; la coreana sale del departamento yendo directamente a la casa de sus padres. No toca y se mete directo hacia la sala donde ve a su madre sentada tomando su té como de costumbre. —Hola, hija, creo que ya tu rebeldía ha interferido también en tus modales —habló la mujer tomando un trago a su té. —No
El señor Kim lamenta otro día más sin saber nada de quién pudo haber sacado esa información; para él todo esto se vuelve cada vez más frustrante y el dolor en su alma pesa cada vez más. Agarra la taza de su escritorio y toma el líquido amargo que hay en su interior. —Espero que no estés tomando lo que creo —se escucha una voz femenina de fondo. Él no ocupa voltear la mirada para saber con quién está hablando. —Lo necesito para olvidar un poco los sentimientos que tengo —le contestó con una voz fría y fuerte. —¿Sentimientos? Recuerda que eso no importa, entre menos los muestres todos te respetarán y es que ahora solo pareces un niño pequeño que fue demasiado mimado —lo regañó la señora Seol. Sam escucha los tacones de su madre acercarse a ella y los pasos se detienen a tan solo cinco pasos de su escritorio. —No creo que estés aquí solo para decirme eso —le respondió, intentando ser fuerte para que su madre no le diga que es un hombre débil. —No, claro que no —dijo la mujer—
Johanna sigue acostada en su cama; Min y Valeria entran a la habitación para intentar hacer que ella cambie de actitud. —No quiero hablar con nadie —dijo Johanna con una voz débil.—Johanna, no puedes seguir así —expresó Min.—Si mamá, Min y yo hemos pensado que sería buena idea que vayas a hablar con Sam —dijo Valeria.—Para que solo arruine más su reputación —se niega hacerlo. La coreana y la adolescente se sienten en la cama para hacerle compañía. —En serio, mamá, tienes que ir a hablar con él —volvió a repetir Valeria. —Si Johanna ve. Tú y él no pueden estar así. Él te ama demasiado; no viste en la tele cómo estaba todo serio y con un semblante triste. A él también le duele mucho esto —añadió la coreana.—No lo sé, la noticia que nuestra relación ha terminado es oficial y si regresamos solo lo perjudicaré —protestó Johanna y es que no está segura de lo que le están diciendo.—Puedes ir a hablar con él; regresen y no importa que su relación sea a escondidas mientras arreglan tod
Johanna cerró la puerta dando un fuerte golpe; al estar en el pasillo, no pudo contener las lágrimas que salieron a mares por sus ojos. Siguió sin detenerse hasta bajar por el elevador y encontrarse con el guardaespaldas que hace un momento la recibió. Se acercó a él furiosa, buscando con él desquitar su odio y frustración.—¿Por qué no me dijiste que el señor Kim estaba ocupado? —exigió molesta.—No era el indicado para hablar de asuntos de mi jefe —dijo el hombre defendiéndose.—Por lo menos me hubieras dado una pista —dijo Johanna calmando su dolor.—Lo recordaré para la siguiente —fue lo último que le dijo y Johanna solo se alejó de él. Mientras que el guardaespaldas la ve alejarse con un poco de tristeza de verla en ese estado, y es que no le pudo decir que le pegaron para que no dijera nada. En fin; nunca nadie sabrá de eso. La mexicana sale del edificio, entrando de nuevo al auto que la lleva directo al departamento. Donde entra sorprendido a la adolescente y a la coreana de