TRAYECTO FINAL –Pero… ¿qué dices? ¿Me apoyarás en esto? –preguntó Siena. –Eso creo –contestó Liam–. Pero necesito saber todo. –Tengo un plan para capturarlo. –Siena, no te desvíes de nuevo. –Claro, claro. Siena le contó todo (o casi todo) a Liam, mientras Oliver escuchaba sin emitir palabra, aún sentado frente a la pantalla. –Creo que traeré café –dijo Oliver, cuando Siena terminó su relato. Siena había omitido contarle a Liam sobre la grabación de su encuentro sexual con Emil. No lo creyó necesario y había sido un plan estúpido. Liam movió la cabeza de un lado a otro, pensativo, analizando todo lo que acababa de oír. –Querida, qué haré contigo… Tienes un olfato infalible, pero te has puesto en peligro con este muchacho Emil. Si ese tipo decidía agarrárselas contigo por hacer algo que no le gustaba, no estaríamos hablando ahora. –Jefe, sé cuidarme –contestó Siena, tajante, y algo ofendida. –Lo sé, y de todas maneras me preocupo. Liam hizo una pausa y en ese momento Oliver r
ESPOSADO Las palabras que había pronunciado Oliver empezaron a cobrar sentido y a calar dentro de él. “Quedas detenido por el homicidio de Ana Müller, Elena Ivanov, Anastasia Taylor, Ariana Markis y Serena Marino.” Y sí, él las había matado. Pero no había imaginado que podría ser arrestado por ello. En su mente los escenarios eran perfectos. Había ultimado cada pequeño detalle y nada se había escapado de él. ¿Qué había fallado? ¿Cómo lo habían descubierto? De pronto, se encontraba en medio de un mar de uniformes y luces azules y rojas, y Oliver se acercaba a él. Todo ocurría en cámara lenta. Los oficiales lo observaban, cautelosos, y Oliver estaba abriendo las esposas para colocárselas. Cooperó, no se movió e hizo lo que le decían. Si se resistía, era peor y parecería aún más culpable. Pero, ¿qué decir en una situación así cuando eres inocente? ¿Y en verdad quería lucir inocente? ¿Qué quería en ese momento? Lo mejor era permanecer con la boca cerrada y caminar. Subió al coche al
EL SUEÑO HÚMEDO DE SIENAOliver y Emil habían llegado puntual a la hora que ella los había citado. Ambos sabían que se encontrarían allí, por lo que no se sorprendieron al verse las caras en la puerta del apartamento de Siena. Sólo se miraron y no se saludaron.–Adelante, pasen –invitó Siena.Entraron y Emil besó en los labios a Siena, mientras que Oliver le dio una palmadita en el hombro. Emil se acomodó en el sofá y se cruzó de brazos.–¿Bebemos algo? –preguntó Siena, tomando unos vasos del aparador.–Deja eso para después –contestó Oliver, rodeando la mesa y acercándose a ella.Se paró a su lado, le quitó los vasos de las manos y los dejó sobre la mesa. Acomodó el cabello de Siena detrás de su oreja y la miró a los ojos.–Qué bonita estás hoy, compañera –le dijo, con un tono de voz más grave de lo usual.Emil observó calculador, desde donde se encontraba, lo que hacía Oliver. Siena miró a Oliver con una sonrisa pícara, negando con la cabeza, como solía hacer cuando él se ponía revo
EL ENSAYO Emil, de pie sobre el escenario, ensayaba las líneas de su personaje en el amplio teatro. Su voz se oía por todo el lugar, proyectándose hasta los palcos del fondo. Caminaba, y sus pasos resonaban sobre el suelo de madera, y en sus ojos cerúleos se podía ver la emoción que le otorgaba al personaje que había construido. Detrás de él, su profesora de teatro se acercó con el libreto en la mano. Se acomodó sus cabellos rizados y grises detrás de la oreja y esperó a que terminara su línea. - Hasta ahí, Emil -dijo, levantando la mano-. Tu interpretación está muy bien, pero debes encarnarte más en el papel y hablar desde la emoción del personaje. No debes pensar como un actor. Recuerda eso. Para la clase que viene quiero ver mejoras, por favor. La profesora comenzó a recoger las cosas del ensayo y Emil fue detrás de ella, ayudándola. - Disculpe, profesora… Tiene razón. - No hay necesidad de disculparse, Emil
LA MADRE Emil, sentado en su pequeña oficina, hablaba por teléfono y acomodaba los papeles desordenados sobre su escritorio. - La reunión con la gente de marketing se realizará el jueves a las cinco de la tarde. Venga con todas sus propuestas -Emil hizo una pausa escuchando-. Si, hasta luego. Colgó el teléfono y escribió en su laptop cuando su móvil comenzó a sonar. Miró la pantalla y atendió rápidamente. - Hola, ma -dijo, y escuchó-. ¿Qué pasó? ¿que te caíste? ¿cómo sucedió? Espera, no llores, ¿cómo que haciendo jardinería? Estoy saliendo a verte, no te preocupes. No te muevas y quédate con la pierna hacia arriba. Emil tomó su abrigo y salió rápidamente de su oficina. Condujo hacia la casa de su madre, aparcó el coche y cerró de un golpe la puerta. Abrió con su llave la puerta de entrada e ingresó. Caminó por la casa antigua, exageradamente decorada, y se dirigió a la habitación de su madre. Su madre, Isabella,
EL ASESINOEmil frenó ante la puerta de vidrio de la productora. Era de mañana y estaba nervioso. Había estado leyendo casi toda la noche el libreto que le había enviado Oscar, y sabía las líneas a la perfección. Tomó aire y lo retuvo en sus pulmones un momento. Lo soltó y cruzó la puerta.Recorrió los pasillos hasta llegar a una sala grande, que tenía una de las hojas de la puerta doble abierta. En ese momento Oscar, asomó su cabeza por la puerta.- Aquí estas. Ven conmigo -le dijo.- ¿Muy concurrido? -preguntó Emil, disimulando su nerviosismo.- Unos cuantos, pero tu no tienes de qué preocuparte. Ha venido cada desastre que mejor ni mencionarlo. No sé donde toman clases de actuación hoy en día.- Si no fuese por tus sugerencias y buenas recomendaciones yo estaría peor que ellos
EL SABUESOSiena estaba en la escena del crimen haciendo su trabajo. La víctima se encontraba sentada frente al escritorio de su oficina, con un revolver en su mano y un tiro en la frente.- Todavía debemos descartar homicidio -decía su jefe, Liam.- El lugar de la herida es totalmente accesible. El orificio de entrada fue la frente y la bala salió limpiamente por aquí -señaló Siena, mientras fotografiaba la herida.- Busca residuos de pólvora en la mano -pidió Liam.Siena continuó fotografiando al cadáver, mientras Liam gritaba órdenes a los recién llegados.- ¡Etiqueta bien esa evidencia! No quiero problemas como con el caso anterior. Novatos… -dijo Liam-. ¡Oye! ¿Dónde están tus guantes? -Liam caminó hacia los novatos recién llegados hacia la escena del crimen para reprenderlos.
LA EXEmil entró en la escuela primaria y se sentó entre los padres de las últimas filas. Su ex mujer lo vio y se sentó a su lado.- ¿Qué haces aquí, Emil? -le dijo Lisa.- He venido a ver a mi hijo. Él me pidió que viniera.Emil le mostró en su móvil la conversación que habían tenido.- ¿Ves?Lisa miraba hacia adelante, sin prestar atención a lo que Emil le mostraba.- No puedes estar aquí. Y no quiero que estés aquí. Debes irte -dijo Lisa.- Pero… -Emil la observó, sin realmente saber qué contestar-. Ya comienza.- Vete, no me importa. No quiero que te acerques a mi hijo.Emil cerró los ojos y masajeó sus sienes, respirando profundamente. Abrió nuevamente los ojos y la miró.- De acuerdo. Tú le dirás qu