La reunión termina varias horas después. Cuando Lizzie llega a la empresa, ya todos han salido del salón de juntas.—Me quedé hacer mis maletas como me pediste, Jarl, ahora voy a salir a almorzar con mi madre, luego cubriré mi hora de la tarde, solo vine a avisarte —dice la joven a Jarl mientras mira su reloj.—Pasaré por ti a las 21 hs, quiero que me acompañes a un sitio esta noche —dice Jarl—. Es algo importante, así que esmérate en tu vestimenta. Te quiero en ese vestido rojo que me hiciste pagar la semana pasada y esos tacones altos transparentes. —No creo que ese sea un atuendo adecuado para negocios, Jarl. —Es una reunión de negocios, pero nadie te va a ver, excepto las personas que me interesan que te vean. —¿Qué personas?—Eso no es asunto tuyo, solo ponte el puto vestido y espérame obedientemente en la puerta para la hora que te dije, ¡es una orden!Lizzie intenta protestar, pero Jarl cierra la puerta en su cara y la deja sola. ¿Qué reunión misteriosa es esa? Se siente ten
—¡Suelten a la presa! —manda el anciano desde el palco al hombre que se encuentran allí vigilando, Lizzie ya está sola en el ruedo, con la mirada fija en el poste donde Amber, muy malherida, se encuentra atada de manos y pies—. Quiero ver si vales esta apuesta que este hombre ha puesto sobre tu cabeza. El mentón de la joven tiembla, pero ya está aquí y no tiene de otra más que luchar si quiere salir viva. Con sus uñas desgarra un poco más su vestido para dejarlo a la altura de sus rodillas. Eso le dará mayor movilidad, a pesar de que sus sandalias no le ayudan en absoluto y fue advertida de que no se las puede quitar. Se hace un chombo de su larga coleta de caballo y acomoda sus senos dentro de su escote antes de ponerse en guardia. No cree que Amber le dé demasiados problemas en esas condiciones tan deplorables en que se encuentra, pero sabe que ella siempre fue muy rápida y calculadora, es probable que ya tenga un plan maquinado en su cabeza para poder enfrentarla y salir ganadora
La puerta del baño donde se encuentra Lizzie vuelve a sonar, pero ella lo ignora nuevamente. Casi una hora después, sale, Jarl está parado en una esquina, con la espalda apoyada en la pared, esperando pacientemente por ella. Lizzie toma la bolsa de ropa que él le pasa y empieza a vestirse sin decir una sola palabra. Luego, va hasta la salida sin siquiera mirar a su acompañante. Jarl la sigue. Ella no dice ni una sola palabra durante todo el camino a casa. Jarl tampoco parece muy predispuesto a conversar con ella, aunque hace el intento.—¿Quieres ir a tomar algo en algún bar antes de ir a casa? Aún es temprano —dice, mirándola de soslayo.—Quiero ir a casa —contesta ella, sin siquiera mirarlo. Ya mañana, más descansada y con la cabeza fría, va a pensar en algo para cobrarle esto. Y ya lo tiene decidido, esto no le va a salir nada barato. Finalmente, Jarl la deja en el castillo y se retira. En el camino recibe un mensaje en su celular que lo complace como nada. Su alianza con los ro
Más de una semana ha transcurrido desde que Ragnar escuchó sobre la joven que llegó malherida en la clínica de Moreira. Desde entonces ha dado instrucciones a Ramiro que averigue todo sobre ella y sobre cualquier vínculo que pueda tener con Jarl Fenrisson y Katrina. Todavía no ha recibido su reporte, pero su amigo le dijo que en cuanto volviera a Tierra de Pinares le daría todo lo que ha conseguido averiguar hasta el momento. La última sesión de quimioterapia de Ragnar fue ayer. Francamente, él no siente que esto haya funcionado realmente, por el contrario, cada día se siente más débil y el dolor se ha vuelto más intenso y constante en su día a día. Según su doctor, esto es solamente la primera parte, ya que dentro de tres meses debe volver para realizarse otra sesión, y así al menos por un año entero, hasta que el cáncer ceda totalmente. Ragnar ríe ante esa posibilidad. Por supuesto que no va a volver a aquí para otra sesión de esas. Esto es una pérdida de tiempo que no piensa volv
El castillo Alba Noctis también es hermoso y grande, uno de los más hermosos de la Amazonía, pero, definitivamente, la mansión Shadowfang es de otro nivel.Julián estaciona en el lugar que corresponde a la camioneta del alfa y baja inmediatamente para abrir la puerta a sus pasajeros y luego bajar las maletas.La rubia se queda atrás, mirando, anonadada, la cantidad de vehículos lujosos aparcados en el enorme y espacioso estacionamiento. Todo esto es impresionante para ella.La señora Paula y Rubí se encuentran en la biblioteca cuadrando algunos asuntos de la empresa cuando una de las sirvientes viene a avisar que el alfa Ragnar acaba de llegar.Ragnar envió un mensaje hace días a su hermana avisando que el tratamiento ya estaba por terminar, pero no dijo que volvería tan pronto a casa. Ambas salen para recibirlo.—Hijo, ¿por qué no nos avisaste que volvías hoy? —Paula camina hasta Ragnar y lo abraza, como es su costumbre. Él deja un beso en su mejilla—. Pensamos que volverías hasta el
—¿Qué estás haciendo aquí? —Ragnar pregunta, soñoliento, al abrir la puerta de su habitación—. ¿Te sucedió alguna cosa? Katrina se encuentra en pijamas, abrazada a una pequeña almohada y mirándolo con angustia. Luego de la conversación entre su madre y Rubí, ellas lo convencieron a duras penas que se quedaran a dormir en la mansión. Aunque él dejó claro que será solamente por hoy y que mañana irán al departamento. Paula insinuó en varias ocasiones a su hijo que no era necesario que Katrina vaya con él, que en la casa había demasiado espacio para acogerla, pero por alguna razón él estaba muy renuente todo el tiempo. Su madre optó por dejar pasar la conversación por el momento, pero está decidida a convencerlo. —¿Te desperté? —pregunta ella con la voz ronca, sin responder al cuestionamiento del hombre, quien la mira con el rostro enfadado. —Si alguien toca mi puerta de ese modo tan desesperado, es obvio que me despierte —resopla, Ragnar, y regresa hacia su cama sabiendo exactamente
—¡Esto es un verdadero milagro! Mi hermano durmiendo hasta tarde —dice Rubí, en tono burlesco cuando Ragnar aparece en el comedor. Ella está preparando sus cosas para ir a la clínica de la manada—. Veo que Katrina te dejó agotado. Ragnar la mira con molestia. Su ceño bastante fruncido indica a Rubí que no le gustó para nada su comentario. —Tu hermano acaba de llegar de viaje, es lógico que esté cansado —dice Paula llegando hasta él para dejarle una taza de café en la mesa y luego darle un abrazo bien apretado. A Paula le encanta consentir a sus hijos mientras están cerca, a pesar de tener a todo un ejército trabajando en la mansión, prefiere cocinar ella misma los platillos que a ellos les gusta, más a Ragnar que casi no se queda en casa. —¿Acaso dije alguna mentira? —Se burla Rubí—. Hasta a mí se me antojó acurrucarme con ustedes. Se veían muy tranquilos y confortables. —Ya hablamos de esto Rubí y sabes mi posición con respecto a ella —la reprende Ragnar—. No es lo que te estás
Ragnar hojea nuevamente la carpeta que le trajo Ramiro mientras anota algunas cosas en una agenda. Desde el mismo momento en que él le contó todo acerca del origen de Katrina y de las intenciones reales de Jarl Fenrisson con respecto a la manada Alba Noctis, tiene muy claro lo que desea hacer y cómo hacerlo. Con todas las malas referencias que Ramiro trajo, él tiene la ligera impresión que no tendrá que esperar demasiado para cumplir con su idea. Cada vez que mira esos informes y las fotos, se le revuelve el estómago. ¿Cómo alguien tan dulce como Katrina pudo aceptar a un compañero como él? Ese hombre es un monstruo y un delincuente de guantes blancos que debe ser castigado. No le cabe la menor duda que ese tipo la engatusó, le hizo creer que era su mate con un propósito muy bien estructurado, solamente le falta descubrir para qué exactamente, porque no le cabe la menor duda que la fortuna Grimlore es el menor de sus objetivos. Ese hombre quiere algo más.Con una rabia, que no tiene