—¿Qué estás haciendo aquí? —Ragnar pregunta, soñoliento, al abrir la puerta de su habitación—. ¿Te sucedió alguna cosa? Katrina se encuentra en pijamas, abrazada a una pequeña almohada y mirándolo con angustia. Luego de la conversación entre su madre y Rubí, ellas lo convencieron a duras penas que se quedaran a dormir en la mansión. Aunque él dejó claro que será solamente por hoy y que mañana irán al departamento. Paula insinuó en varias ocasiones a su hijo que no era necesario que Katrina vaya con él, que en la casa había demasiado espacio para acogerla, pero por alguna razón él estaba muy renuente todo el tiempo. Su madre optó por dejar pasar la conversación por el momento, pero está decidida a convencerlo. —¿Te desperté? —pregunta ella con la voz ronca, sin responder al cuestionamiento del hombre, quien la mira con el rostro enfadado. —Si alguien toca mi puerta de ese modo tan desesperado, es obvio que me despierte —resopla, Ragnar, y regresa hacia su cama sabiendo exactamente
—¡Esto es un verdadero milagro! Mi hermano durmiendo hasta tarde —dice Rubí, en tono burlesco cuando Ragnar aparece en el comedor. Ella está preparando sus cosas para ir a la clínica de la manada—. Veo que Katrina te dejó agotado. Ragnar la mira con molestia. Su ceño bastante fruncido indica a Rubí que no le gustó para nada su comentario. —Tu hermano acaba de llegar de viaje, es lógico que esté cansado —dice Paula llegando hasta él para dejarle una taza de café en la mesa y luego darle un abrazo bien apretado. A Paula le encanta consentir a sus hijos mientras están cerca, a pesar de tener a todo un ejército trabajando en la mansión, prefiere cocinar ella misma los platillos que a ellos les gusta, más a Ragnar que casi no se queda en casa. —¿Acaso dije alguna mentira? —Se burla Rubí—. Hasta a mí se me antojó acurrucarme con ustedes. Se veían muy tranquilos y confortables. —Ya hablamos de esto Rubí y sabes mi posición con respecto a ella —la reprende Ragnar—. No es lo que te estás
Ragnar hojea nuevamente la carpeta que le trajo Ramiro mientras anota algunas cosas en una agenda. Desde el mismo momento en que él le contó todo acerca del origen de Katrina y de las intenciones reales de Jarl Fenrisson con respecto a la manada Alba Noctis, tiene muy claro lo que desea hacer y cómo hacerlo. Con todas las malas referencias que Ramiro trajo, él tiene la ligera impresión que no tendrá que esperar demasiado para cumplir con su idea. Cada vez que mira esos informes y las fotos, se le revuelve el estómago. ¿Cómo alguien tan dulce como Katrina pudo aceptar a un compañero como él? Ese hombre es un monstruo y un delincuente de guantes blancos que debe ser castigado. No le cabe la menor duda que ese tipo la engatusó, le hizo creer que era su mate con un propósito muy bien estructurado, solamente le falta descubrir para qué exactamente, porque no le cabe la menor duda que la fortuna Grimlore es el menor de sus objetivos. Ese hombre quiere algo más.Con una rabia, que no tiene
Unas risas desde la cocina reciben a Ragnar cuando llega a la mansión. Camina hasta allí y observa a Katrina interactuar con su madre y su hermana desde la puerta. No puede negar que ella se nota más tranquila y distendida desde que llegaron aquí. La madre de él también está mucho más sonriente que de costumbre y eso de alguna forma lo complace.Sin que ninguna de ellas se percate de que ha llegado, da media vuelta y sube hasta su habitación, se quita la ropa y entra directamente a la ducha. El agua fría siempre consigue relajarlo, por lo que permanece allí durante algún tiempo con los ojos cerrados hasta que su puerta de baño se abre bruscamente y un estallido lo sobresalta. —¡Rayos! —dice el alfa tomando una de las toallas que está a su alcance para tapar su cuerpo desnudo. Katrina se voltea inmediatamente, avergonzada y sonrojada mientras se toma la cara con ambas manos y maldice por no haber oído que la ducha estaba activada. Un ardor se le sube desde la punta de los pies hasta
Ragnar se levanta mucho más temprano de lo normal y antes de que todos despierten, especialmente esta mujer que tiene pegada a él como chicle todas las noches, sale de la mansión junto con Julián hasta una clínica privada que lo suele atender. Julián lo convenció de que era mejor ir a un chequeo para ver lo que estaba sucediendo, ya que es raro que los dolores de cabeza le estén atacando con más fuerza, a pesar del nuevo tratamiento que ha recibido. —Señor Shadowfang, el doctor, ya lo está esperando en su consultorio —dice la enfermera, quien le indica con la mano para que lo siga. Ragnar entra a la sala y su doctor lo recibe con un apretón de mano. El doctor Gutiérrez es un especialista en tumores cancerosos y trabaja directamente con Moreira en este caso de Ragnar desde que él fue diagnosticado. —Es mejor que vayamos al grano, alfa Ragnar —dice el doctor pidiéndole que se cambie para hacerle algunas pruebas—. No me gustan para nada estos dolores que dices tener últimamente. Se
—Hola —La voz del otro lado se oye apenas. Mary no logra salir de su asombro que Ragnar le haya contestado—. Hace mucho que no sé nada de ti, Ragnar. ¿Cómo estás?—Ocupado —contesta él, tosco, ronco y fastidiado. Bebe un poco más de whisky mientras abre la bañera para llenarla de agua fría. —Me preguntaba si puedo ir a hacerte compañía esta noche —dice ella probando su suerte. Sabe que Ragnar siempre se encierra en su departamento en estas fechas para evitar estar en contacto con otros licántropos, pero ella desea más que nada que él le permita estar a su lado como un tiempo atrás lo hizo—. Puedo hacer una cena liviana para ambos, abriremos un vino, conversaremos, si no tienes un compromiso, claro.—No tengo ningún compromiso, Mary, pero francamente, tampoco quiero ninguno ahora mismo. —Tal vez si me das la oportunidad, yo… —Interviene ella con voz seductora—... pueda conseguir relajarte un poco. No es bueno que estés sólo en luna llena y quién más que yo para acompañarte. —No quie
Ya en las afueras del edificio, Katrina camina a pasos presurosos por las calles totalmente iluminadas con la luz de la luna. Lo único que puede rescatar de esta desastrosa visita es que ya sabe dónde queda ese dichoso departamento de Ragnar. Aunque, después de ver lo que vio, no sabe exactamente para qué le sirve esta información. Por unos segundos se siente atrapada en una sensación extraña, está sofocada, con la boca seca, su corazón empieza a golpear su pecho con tal intensidad que parece que va a salir disparado de ella. Se recuesta por un muro mientras intenta recomponerse antes de avanzar. ¿Qué rayos le pasa? —Katrina, espera hija, por favor —Paula le habla desde unos pasos atrás cuando por fin logra verla—. No vayas tan a prisa. —Yo… lo siento mucho por irme así —responde ella luego de un profundo suspiro—. No debí haber pedido que me trajeran aquí. Si sabía que él ya tenía una compañía, yo… —No es lo que piensas, Katrina, mi hermano… —dice Rubí, pero Katrina la interrum
Ragnar permanece durante algunas horas rotando sin sentido dentro de su habitación. Desde la visita de su hermana, su madre y Katrina se siente mucho más intranquilo que antes. Esa joven siempre consigue poner su mundo de cabeza cuando él cree tenerlo todo controlado. Preferiría solamente dejar de lado todo ese enredo y continuar con su vida como si nada hubiese pasado, pero algo dentro de su corazón y de su cabeza le impide hacerlo. Eso lo frustra, lo angustia y lo enoja mucho. Él nunca fue así. ¿Qué le está pasando con ella? ¿Acaso no tiene suficientes problemas en su vida como para unirse a ella y tener más? Mira la hora en su reloj y falta una hora para medianoche, tiene todas sus cortinas cerradas para no ver la luz de la luna, aunque eso no impide que lo afecte de igual modo. Se quita su pantalón de chándal y se da una ducha bastante fría y larga nuevamente. Por la diosa, si esto sigue así, va a volverse loco antes de que la luna se ponga de nuevo. Sale de la ducha y va hasta