Ya en las afueras del edificio, Katrina camina a pasos presurosos por las calles totalmente iluminadas con la luz de la luna. Lo único que puede rescatar de esta desastrosa visita es que ya sabe dónde queda ese dichoso departamento de Ragnar. Aunque, después de ver lo que vio, no sabe exactamente para qué le sirve esta información. Por unos segundos se siente atrapada en una sensación extraña, está sofocada, con la boca seca, su corazón empieza a golpear su pecho con tal intensidad que parece que va a salir disparado de ella. Se recuesta por un muro mientras intenta recomponerse antes de avanzar. ¿Qué rayos le pasa? —Katrina, espera hija, por favor —Paula le habla desde unos pasos atrás cuando por fin logra verla—. No vayas tan a prisa. —Yo… lo siento mucho por irme así —responde ella luego de un profundo suspiro—. No debí haber pedido que me trajeran aquí. Si sabía que él ya tenía una compañía, yo… —No es lo que piensas, Katrina, mi hermano… —dice Rubí, pero Katrina la interrum
Ragnar permanece durante algunas horas rotando sin sentido dentro de su habitación. Desde la visita de su hermana, su madre y Katrina se siente mucho más intranquilo que antes. Esa joven siempre consigue poner su mundo de cabeza cuando él cree tenerlo todo controlado. Preferiría solamente dejar de lado todo ese enredo y continuar con su vida como si nada hubiese pasado, pero algo dentro de su corazón y de su cabeza le impide hacerlo. Eso lo frustra, lo angustia y lo enoja mucho. Él nunca fue así. ¿Qué le está pasando con ella? ¿Acaso no tiene suficientes problemas en su vida como para unirse a ella y tener más? Mira la hora en su reloj y falta una hora para medianoche, tiene todas sus cortinas cerradas para no ver la luz de la luna, aunque eso no impide que lo afecte de igual modo. Se quita su pantalón de chándal y se da una ducha bastante fría y larga nuevamente. Por la diosa, si esto sigue así, va a volverse loco antes de que la luna se ponga de nuevo. Sale de la ducha y va hasta
Katrina se queda algo pasmada por esta reacción tan repentina de Ragnar. —No voy a morderte —Él dice con una voz ronca al notar su confusión—. Al menos no ahora mismo. Si Katrina estaba temblando antes, ahora está peor. No sabe qué exactamente responder a eso. Ragnar se agacha un poco y deja un beso en su hombro, luego otro subiendo por la curvatura de su cuello hasta llegar a su oreja. Eso hace suspirar sin remedio a la joven, especialmente cuando él continúa esparciendo besos cortos en su piel expuesta hasta llegar a su mandíbula. Katrina suelta un largo jadeo cuando él mordisquea su mentón antes de dejar un beso en cada comisura de sus labios. Sus bocas están a solamente medio milímetro uno del otro, mientras sus narices rozan suavemente. Ambos se miran fijamente, ansiosos, y es obvio lo que va a pasar a continuación entre ellos. La joven cierra los ojos en el momento exacto cuando él se acerca lo suficiente hasta posar sus labios en los de ella. Los labios de Katrina se s
—Quiero que me digas si algo no te gusta —dice Ragnar sin dejar su labor en su vulva—. Y que me digas todo lo que sientes. Katrina suelta unos gemidos ante la oleada de placer que está sintiendo, algo cohibida al principio, pero luego con mayor soltura, dejándose llevar por aquello que él le está ofreciendo con su boca. —¿Qué sientes, Katrina? —La erección de Ragnar se vuelve aún más dolorosa a medida que la saborea— ¿Te gusta? ¿Te hace sentir bien? Katrina asiente. Ella se siente en el mismo cielo bajo su toque. Trata de no gemir tan fuerte para no parecer una loca frente a él, aunque sus movimientos sobre su cara la delatan al cien por ciento. Ragnar continúa su labor con ahínco. Sus piernas las tiene sujetas con fuerza para que ni siquiera piense en escapar. En el segundo siguiente, el vientre de la joven empieza a contraerse y ella suelta un gemido profundo y bastante largo mientras se sacude violentamente. La boca del alfa se da un festín en ese momento mientras trata de a
Lejos de estar complacidos de la sesión anterior, se vuelven a besar apasionadamente en el sillón. La erección de Ragnar se empieza a manifestar rápidamente cuando Katrina empieza a tocarlo. —Si quieres, podemos… —dice él, pero Katrina lo interrumpe antes de que termine. —Sí, quiero —Ni siquiera ella logra reconocerse en ese momento, pero lo cierto es que aún tiene muchas ganas de hacer el amor con él. No sabe explicar lo que le pasa, pero lo necesita. Él se levanta suavemente con ella en brazos y la lleva hasta el cuarto de baño. La hace sentarse sobre el lavadero mientras llena el jacuzzi con agua espumosa y perfumada. Una vez que este está listo, la ayuda a entrar en el agua y él se coloca detrás de ella. Al principio, Katrina se decepciona un poco, porque esperaba más acción, pero Ragnar empieza a lavar su cabello y masajear su espalda mientras va dejando besos cortos en esa parte. Katrina suspira sin remedio y mantiene los ojos cerrados. Esto es placentero igualmente, pero el
En la Amazonía, el mismo día de la luna llena…Dentro de la sala de juntas del Sofisthy, Jarl se encuentra reunido con una empresaria de alto renombre de España. Había esperado por esta reunión durante estos días con muchas ansias desde que ella respondió el correo, hasta que por fin el día llegó. Ella no solo es exitosa, sino una hembra muy hermosa, segura de sí misma, y según la percepción de Jarl, una loba fuerte. —No soy una mujer que se anda con rodeos, señor Fenrisson, su idea llamó mi atención en un principio, pero el riesgo que esto representará para mi empresa es demasiado —dice la mujer con el vestido azul, en su frente, mientras mira algunas cosas en la carpeta que Jarl le proporcionó—. Este tipo de negocios no están dentro de mis intereses primarios y siempre he preferido aquello que me asegure una buena ganancia, además, es mucho capital lo que debo poner en la mesa comparado con usted.Jarl permanece en silencio, como analizando las palabras de Maite. —Ciertamente, es
—¡¿Qué significa esto?! —Jarl se levanta ofuscado de la silla y toma a Lizzie del codo—. ¿Qué es la factura que se supone debo pagar y está firmada por ti? ¿Acaso te volviste loca? ¿Piensas que voy a pagar toda esta fortuna? Lizzie mira el papel y sonríe antes de dejarlo de vuelta en sus manos. —No querrás que hable de esto contigo frente a todos, ¿o sí? —dice Lizzie señalando a la asistente y a Gabriel. La mirada intensa que le dedica a Jarl le hace caer en cuenta a lo que se refiere. Él les hace una seña y ambos salen de la oficina—. Sé que es una suma considerable, pero no tienes derecho a replicar. —¡Estás loca! No pagaré todo esto —dice él zarandeando el papel con su mano—. ¿De verdad me crees tan idiota? ¿Una camioneta del año? La tuya es nueva, no hay razón para cambiarla. ¿Un collar? ¿100 millones?—Por supuesto que pagarás, Jarl. Es por lo que me debes —Lizzie peina sus brillantes cabellos castaños encima de su hombro mientras le sonríe con arrogancia—. Dijiste que me comp
Ragnar despierta primero que Katrina. De alguna forma se siente bastante liviano y vital, contrario a cómo se había estado sintiendo el día anterior y Remus ni ha aparecido desde que despertó, lo que indica que por lo menos hoy no estará riñendo con él. Voltea y mira a la mujer que tiene durmiendo a su lado. Sus dedos pican por tocar sus mejillas coloradas y acomodar esos mechones que tiene pegados a su frente, pero no desea despertarla tan temprano luego de todo el ajetreo de anoche. Las mejillas de Katrina se tornan aún más coloradas cuando abre los ojos y nota a Ragnar mirándola intensamente, mientras que él carraspea para aliviar sus ganas de reír al verla tan cohibida. —¿Te sientes bien? —le pregunta recogiendo, ahora sí, sus mechones detrás de su oreja— ¿Necesitas algo?—Sí, me siento bien —miente Katrina, ya que aun sin moverse es capaz de sentir su cuerpo totalmente adolorido después de lo de anoche—. No necesito nada, gracias.Ragnar deja un beso corto en los labios de Katr