Esto seguirá interesante para nuestros lobos en el siguiente capítulo. ¿Qué opinan?
—Quiero que me digas si algo no te gusta —dice Ragnar sin dejar su labor en su vulva—. Y que me digas todo lo que sientes. Katrina suelta unos gemidos ante la oleada de placer que está sintiendo, algo cohibida al principio, pero luego con mayor soltura, dejándose llevar por aquello que él le está ofreciendo con su boca. —¿Qué sientes, Katrina? —La erección de Ragnar se vuelve aún más dolorosa a medida que la saborea— ¿Te gusta? ¿Te hace sentir bien? Katrina asiente. Ella se siente en el mismo cielo bajo su toque. Trata de no gemir tan fuerte para no parecer una loca frente a él, aunque sus movimientos sobre su cara la delatan al cien por ciento. Ragnar continúa su labor con ahínco. Sus piernas las tiene sujetas con fuerza para que ni siquiera piense en escapar. En el segundo siguiente, el vientre de la joven empieza a contraerse y ella suelta un gemido profundo y bastante largo mientras se sacude violentamente. La boca del alfa se da un festín en ese momento mientras trata de a
Lejos de estar complacidos de la sesión anterior, se vuelven a besar apasionadamente en el sillón. La erección de Ragnar se empieza a manifestar rápidamente cuando Katrina empieza a tocarlo. —Si quieres, podemos… —dice él, pero Katrina lo interrumpe antes de que termine. —Sí, quiero —Ni siquiera ella logra reconocerse en ese momento, pero lo cierto es que aún tiene muchas ganas de hacer el amor con él. No sabe explicar lo que le pasa, pero lo necesita. Él se levanta suavemente con ella en brazos y la lleva hasta el cuarto de baño. La hace sentarse sobre el lavadero mientras llena el jacuzzi con agua espumosa y perfumada. Una vez que este está listo, la ayuda a entrar en el agua y él se coloca detrás de ella. Al principio, Katrina se decepciona un poco, porque esperaba más acción, pero Ragnar empieza a lavar su cabello y masajear su espalda mientras va dejando besos cortos en esa parte. Katrina suspira sin remedio y mantiene los ojos cerrados. Esto es placentero igualmente, pero el
En la Amazonía, el mismo día de la luna llena…Dentro de la sala de juntas del Sofisthy, Jarl se encuentra reunido con una empresaria de alto renombre de España. Había esperado por esta reunión durante estos días con muchas ansias desde que ella respondió el correo, hasta que por fin el día llegó. Ella no solo es exitosa, sino una hembra muy hermosa, segura de sí misma, y según la percepción de Jarl, una loba fuerte. —No soy una mujer que se anda con rodeos, señor Fenrisson, su idea llamó mi atención en un principio, pero el riesgo que esto representará para mi empresa es demasiado —dice la mujer con el vestido azul, en su frente, mientras mira algunas cosas en la carpeta que Jarl le proporcionó—. Este tipo de negocios no están dentro de mis intereses primarios y siempre he preferido aquello que me asegure una buena ganancia, además, es mucho capital lo que debo poner en la mesa comparado con usted.Jarl permanece en silencio, como analizando las palabras de Maite. —Ciertamente, es
—¡¿Qué significa esto?! —Jarl se levanta ofuscado de la silla y toma a Lizzie del codo—. ¿Qué es la factura que se supone debo pagar y está firmada por ti? ¿Acaso te volviste loca? ¿Piensas que voy a pagar toda esta fortuna? Lizzie mira el papel y sonríe antes de dejarlo de vuelta en sus manos. —No querrás que hable de esto contigo frente a todos, ¿o sí? —dice Lizzie señalando a la asistente y a Gabriel. La mirada intensa que le dedica a Jarl le hace caer en cuenta a lo que se refiere. Él les hace una seña y ambos salen de la oficina—. Sé que es una suma considerable, pero no tienes derecho a replicar. —¡Estás loca! No pagaré todo esto —dice él zarandeando el papel con su mano—. ¿De verdad me crees tan idiota? ¿Una camioneta del año? La tuya es nueva, no hay razón para cambiarla. ¿Un collar? ¿100 millones?—Por supuesto que pagarás, Jarl. Es por lo que me debes —Lizzie peina sus brillantes cabellos castaños encima de su hombro mientras le sonríe con arrogancia—. Dijiste que me comp
Ragnar despierta primero que Katrina. De alguna forma se siente bastante liviano y vital, contrario a cómo se había estado sintiendo el día anterior y Remus ni ha aparecido desde que despertó, lo que indica que por lo menos hoy no estará riñendo con él. Voltea y mira a la mujer que tiene durmiendo a su lado. Sus dedos pican por tocar sus mejillas coloradas y acomodar esos mechones que tiene pegados a su frente, pero no desea despertarla tan temprano luego de todo el ajetreo de anoche. Las mejillas de Katrina se tornan aún más coloradas cuando abre los ojos y nota a Ragnar mirándola intensamente, mientras que él carraspea para aliviar sus ganas de reír al verla tan cohibida. —¿Te sientes bien? —le pregunta recogiendo, ahora sí, sus mechones detrás de su oreja— ¿Necesitas algo?—Sí, me siento bien —miente Katrina, ya que aun sin moverse es capaz de sentir su cuerpo totalmente adolorido después de lo de anoche—. No necesito nada, gracias.Ragnar deja un beso corto en los labios de Katr
—Bueno, de todas formas estás aquí conmigo y luego… es mejor que yo… y tú si sientes ganas, pues… nos ayudemos con eso —Katrina asiente vehementemente a pesar de lo poco congruente de lo dicho por Ragnar. Ni él mismo sabe qué exactamente quería decir. Él le ofrece su mano y Katrina acepta para ir hasta sus piernas. Es ella quien lo besa ahora apasionadamente. Ninguno está seguro de que sea lo correcto volver a hacerlo después de lo de anoche, y en la mansión, a la vista de todos, pero lo que Ragnar no sabe es que esta vez, Katrina tiene otra idea en mente. Ragnar no deja de jadear cuando ella desabrocha su pantalón y libera su pene. Con sus manos empieza a sobar suavemente hasta que lo siente duro como una roca. Esta no es la misma Katrina cohibida de ayer, es como si una diosa de la lujuria se hubiese metido dentro de ella. —¿Estás segura de que quieres hacerlo? —pregunta Ragnar con la vista fija en esa parte de su cuerpo que la rubia desea acaparar vanamente con ambas manos—
Ragnar despierta en la mañana primero que Katrina, igual que ayer. Tal como hace siempre, la observa mientras duerme por unos minutos, con la diferencia que ahora ella ya se encuentra abrazada a su cintura con su cabeza encima de su estómago, con ese color en sus mejillas que la hacen ver adorable. Ragnar gira la cabeza sólo un poco a su costado y puede ver que ya pronto será hora de ir a la oficina, no puede dejar de asistir a una reunión que tiene prevista para el día de hoy, ya que ayer había decidido cancelarla. Poco tiempo después, y sin que pueda hacer nada para evitarlo, la alarma de su celular suena de manera estrepitosa y Katrina despierta aturdida, ínterin en el cual golpea la nariz de Ragnar con su brazo. Ella se levanta bruscamente de la cama mientras se frota los ojos. Ragnar la observa entre divertido y un poco adolorido por su golpe. —¿Te lastimé? Lo siento, yo no quise… —No es nada, Katrina. Debemos prepararnos ahora, o será tarde para ir a la oficina —dice Ragna
Ragnar y Katrina entran al ascensor y ella no puede evitar ponerse nerviosa. Todas aquellas personas la miraban como si fuera un bicho raro cuando entraron, mientras que a Ragnar lo saludaban con mucho respeto. Por suerte, para ella, la caja metálica llega rápido y bajan a un piso igualmente impresionante como todo el edificio. —Buenos días, alfa Ragnar —Octavio se levanta de su silla para recibirlo, apenas la puerta del ascensor se abre. A Katrina le parece gracioso la forma tan recta que él se para en presencia de Ragnar y que no sea capaz de mirarlo a los ojos mientras le habla. —Buenos días, Octavio. Ella es Katrina, va a trabajar con nosotros a partir de hoy. Utilizará el escritorio que te pedí que coloques en mi oficina. Te enviaré un correo especificando cuáles serán sus funciones principales dentro de la empresa. Te pido que la ayudes con aquello que pueda necesitar en estos días hasta que se acostumbre al flujo de trabajo. —Bienvenida, señora Katrina. Estoy a sus órdenes.