Ante las palabras de Sebastián, Briggitte se quedó estática, mientras negaba con la cabeza. —¿Quién te llamó? —interrogó con preocupación. —Fue Camil, ella había quedado ir con Flaviana a enfrentarlo y decirle que no te querías casar, pero tu hermanastra se fue sin esperarla… al parecer Brandon hizo cambiar todo y obligó al cura a casarlos, y luego se la llevó —explicó Sebastián. —¡Está loco! ¿Fue capaz de secuestrarla? Me da miedo que quiere hacerle daño… debemos regresar a Roma —dijo Briggitte. No podía con la angustia, Flaviana era la única que siempre había estado para protegerla, lamentó haberla involucrado en todo eso, si la hubiera mantenido al margen el demente, ese no la hubiera raptado, pensó molesta consigo misma. —¿Quién sabe dónde la llevó? ¿Cómo es posible? Sebas debemos a hacer algo para ayudarla —dijo con preocupación mirando a Sebastián con una mezcla de incredulidad y desesperación, ella había comprendido rápidamente que él no iba a dejar ir a Flaviana tan fácilm
Sebastián se quedó observando a Bruno con atención, no es que creyera que Enzo era un santo, desde que lo conoció sabía que el hombre no era una mansa paloma, pero se había dado cuenta de que no torturaba o mataba a la ligera, tenía conciencia de lo que hacía y cuando accionaba en contra de alguien es porque había una razón válida para hacerlo y no lo hacía por capricho, por eso no lo creía capaz de haber provocado el atentado donde murieron las esposas de los gemelos.—Sebastián Ferrari, después de todo no eres tan perfecto cuando solapas a un asesino —expresó el hombre con amargura.—No lo estoy solapando, solo quiero conocer de dónde surge tu acusación.—Mackenzo nos dio todas las pruebas de su culpabilidad —declaró el hombre con convicción.—¿Sabes Bruno? No sé si molestarme o sentir lástima por ti al ser tan ingenuo siendo un hombre de gran experiencia… la palabra de Mackenzo no tiene ningún peso, ninguna validez… no debiste haberle creído, sino investigado por ti mismo… la espec
El beso que le dio Sebastián, era un beso cargado de mucho amor, de pasión y de felicidad. Él comenzó a acariciar suavemente sus mejillas mientras seguía besándola con desesperación. Su lengua bailaba en perfecta armonía con la suya, llenando todas las esquinas de aquellos labios que sabían a dulce melodía.Brigitte levantó las manos para pasarlas por el cabello de Sebastián, sintiendo el suave pelo entre sus dedos y la profundidad del beso que no parecía tener fin. Él continuaba acariciando su cuerpo, recorriendo cada centímetro de ella como si fuera un lienzo en blanco que estaba dispuesto a llenar de colores.—¡Eres hermosa! Siempre has sido el amor de mi vida —dijo el hombre sin dejar de acariciarla ebrio de amor.—Tú también eres hermoso, te amo Sebas —pronunció ella con una voz ligeramente ronca.Comenzaron una explosión de besos, caricias y contención que iba más allá de las palabras. Poco a poco se acariciaban mutuamente con amor, como si fueran dos almas entrelazadas. Él sabí
“Tengo a los hombres rodeando el lugar ¿Le digo que entren?” interrogó Enzo, dispuesto a dar la orden para sacar a la mujer de inmediato, aunque si había aprendido a conocer a Sebastián en sus escasos encuentros, sabía que no aceptaría porque era de quienes le gustaba encargarse el mismo de sus cosas y no se equivocó, así fue.—Gracias por tu ofrecimiento, preferiría encargarme yo mismo, así que puedes perfectamente decirle a tu gente que deje el lugar, yo llego en un momento. Gracias por la ayuda, estoy en deuda contigo.“Sabes que cualquier cosa que necesites, no dudes en pedírmelo, estamos en contacto, te envió la información a tu móvil”, con esas palabras cortó la llamada.—¿Qué pasó? —interrogó Briggitte con los ojos brillantes de emoción. Mientras todos dirigían su mirada a Sebastián en espera de su respuesta. Habían estado preparados para iniciar la búsqueda de Flaviana, pero la intervención de Enzo, hizo agilizar la búsqueda.—Me está enviando la dirección… voy por ella —dijo
Los días fueron pasando, Sebastián y Brigitte se alternaban para pasar tiempo Juntos, lo que al final se traducía en que no había una sola noche que la pasaran separados, eso le ganó la burla de Camil, con quien se encontraba en ese momento en la sala de estar de su casa.—¡Si serás idiota Brigg! No vives con Sebastián en un sitio fijo y no te casas porque quieres ir poco a poco, ¿Qué poco a poco? Si todas las noches duermen juntos, pienso que deberías ya formalizar ¿Cuánto meses llevas así? —expresó su amiga mientras ella se quedaba pensativa.—Si, creo que tienes razón, sin embargo —miró a su amiga con preocupación—. ¿Qué haré para que me lo proponga? —interrogó y Camil sonrió.—Dile que vas a regresar, pero sola, que ese no era el sentido de lo que esperabas —ante las palabras de su amiga frunció el ceño.—No sé… ya estoy acostumbrada a dormir con él… sabes que rápidamente uno se acostumbra a lo bueno —dijo con una sonrisa.—Es eso, o seguirás en la misma, sin casarte con el hombre
Después de esa pedida de matrimonio mutua y espectacular, tanto Sebastián como Briggitte se abocaron a organizar una grandiosa boda, la previeron para después de tres meses, por varias razones, una porque ambos estaban seguro de que se merecían una boda de ensueño y dos, porque Camil no quería asistir a la ceremonia con una gran barriga a la boda, para su alivio ya habían transcurrido un poco más de un par de meses y había dado a luz dos semanas atrás, por lo cual para la boda que se celebraría en dos semanas ya estaba bien.En cuanto a Flaviana, regresó a sus vidas, sin embargo, se le notaba triste, no era la mujer alegre que había sido apenas unos meses atrás, y ahora estaba en proceso de divorcio, tenía la impresión de que se había enamorado de Brandon, sin embargo, se negaba a hablar del tema y ni Camil ni Briggitte, querían presionarla, quizás ella hablaría cuando estuviera preparada, mientras tanto estaban dispuestas a esperar pacientemente, ese momento. Estaban terminando de v
Brigitte, había estado de viaje por un mes en Milán, por razones de trabajo, durante toda su vida había querido ser modelo y se le presentó esa oportunidad, la cual no quería rechazar.Con toda la tristeza y el dolor del mundo dejó a su novio en Roma y se subió a un avión que la llevaría hasta allá, él no había estado de acuerdo con esa decisión, de hecho, el día que le informó tuvieron una fuerte discusión.“—¿Por qué debes ir allí? No quiero que te dediques a eso, a modelo se dedican solo las… —comenzó a decir y ella lo detuvo.—Cuidado con lo que vas a decir… es un trabajo decente como cualquier otro, tu apreciación es ofensiva, machista e injusta —lo debatió.—La novia mía no se va a dedicar a ese oficio, por mucho que te parezca un trabajo decente, a mí no y eso es lo que importa —dijo con soberbia.—Por si no lo sabes, la gente normal en este país y en cualquier otra parte del mundo, debe ganarse el dinero para poder vivir y así me lo ganaré yo —declaró ella con un poco de indig
—Esto debe ser un error… esto tiene que ser falso —repetía como un mantra casi sin aliento.Se negaba a creer que el hombre de quien estaba enamorada fuese capaz de hacerle eso, sería tan ruin de su parte casarse con su hermanastra, se sostuvo de la cama mientras cerraba los ojos con fuerza.No podía contener su angustia... le parecía que estaba en una pesadilla que pronto iba a despertar, pero por más que quisiera que eso fuese cierto, y a pesar de cerrar los ojos tratando de negarse a lo que veía, la tarjeta seguía en sus manos, vio la fecha y la hora y se dio cuenta, que si llegaba a tiempo podía impedir esa boda... él no podía casarse con otra, porque ella estaba esperando un hijo suyo, ella lo amaba.“Pero al parecer su amor no es suficiente” dijo su conciencia y ella empezó a reír como loca, al mismo tiempo que las lágrimas le caían por las mejillas y no podía dejar de llorar.—¿Por qué Sebastián me estás haciendo esto? ¿Por qué? ¿Por qué de pronto te transformaste y dejaste de