Capítulo 34

Natali vio como Lana la miraba con los ojos salidos de su órbita, y con una evidente tensión en sus hombros que secó su garganta. La chica pasó la mano por su cabello varias veces mientras negaba una y otra vez.

—¿Por qué no me dijiste antes?, ¡Dios, Natali!, esto es horrible… Yo… ni siquiera sé qué decirte ahora.

Ella soltó un bufido de frustración mientras llevó las palmas a la frente descansando su cabeza en ellas. Sus codos reposaban en la mesa, y allí estaba su café frío, que no había vuelto a tocar.

—No lo sé… En mi casa estaba pasando una situación difícil, pero lo que me llevó a tomar esta decisión, fue la universidad, Lana…

Lana apretó los parpados volviendo a negar y después que observó hacia afuera del café, volvió los ojos en

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