Capítulo 38

—¡Ana!, tu teléfono está muerto, perdóname por molestar a tu pareja, pero mi hermano ha tenido un accidente, mis padres están destrozados, ¡creo que Andrew no podrá volver a caminar!, ayúdanos, por favor, ¡Ayúdanos!

Las lágrimas bajaron por el rostro de Andrea mientras se sentaba en un banco del hospital muy lejos de la gente que esperaba por más noticias de su hermano.

Ella sabía que nadie aprobaría esta llamada, incluso su padre la mataría si se llegara a enterar de que estaba pidiéndole a Ana que viniera. Pero saber que el médico informó a su familia que Andrew no quería hablar con nadie, ni siquiera con ella misma, hizo que su corazón se deshiciera ante su sufrimiento.

Su hermano debía estar devastado, y no había otra persona en el mundo que escucharía en este momento sino a Ana. Así que lo

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