Ana salió de la habitación sintiendo la mirada aniquiladora de casi todos los presentes.
Ahora lo entendía mucho mejor, pero lo único que estaba congestionando su vida entera en este momento, eran esos ojos que casi le traspasaban el alma.
Había llegado la hora, y su mirada le indicó a Xavier que era el momento de retirarse para hablar.
—¿Nos vamos? —los brazos de su hombre envolvieron su cintura mientras ella asintió.
Caminó lento por el pasillo, había prometido a Andrew entrar nuevamente, pero por el tipo de noticia que le daría a Xavier iba a ser necesario que estuvieran solos, cómodos, y algo relajados para el momento.
—¿Qué te parece si vamos a un hotel, pedimos comida y, descansamos…? Mañana quiero venir a despedirme de Andrew, sé que tenemos trabajo en L.A. que no puede esperar…
Xavie
Era un estúpido anillo que brillaba más que su sonrisa. Uno que odió a lo largo de su vida y que carecía de importancia tanto para él como para ella.Ese del que juró no volver a colocarse y del que olvidó y borró de su memoria.Pero ahora, todo era diferente.—Es… es un estúpido anillo —Ana dijo como si le hubiese leído la mente mientras él ensanchó la sonrisa, y otra lágrima corrió por su mejilla.Cuanto odiaba llorar.—Xavier… no, ni siquiera puedo creer que sueltes una sola lágrima.Él negó alzando la palma.—Si le dices esto a alguien… te juro…Ana tapó su boca riendo como una desquiciada. La verdad es que ahora su cuerpo temblaba de puro nerviosismo, emoción y algo que nunca había sentido jamás.—Yo…
—No te preocupes, seré rápida, mi… —Ana se giró hacia su espalda para ver que Xavier seguía hablando por teléfono, y luego volvió su mirada hacia Nat—. Él no tardará en colgar, y ya debemos irnos.Natali parpadeó carias veces llevando sus ojos hacia el hombre que las miró un momento, y luego salió del pasillo para seguir hablando por teléfono.—Está bien… podemos ir a la cafetería del hospital.Ana asintió caminando, y amabas se fueron al instante para llegar al salón de la cafetería que estaba poco concurrido. Ellas tomaron asiento en una de las mesas y en cuanto Ana puso las manos encima de la superficie, Nat no pudo evitar observar su anillo reluciente en el dedo anular.—Natali… creo imaginar que además de mi nombre, sabes que conozco a Andrew desde hace mucho.Nat asint
Dos meses después…—Señor Garesche… —el tutor se giró cuando Natali lo llamó en el pasillo de la universidad, pero sin hacerle mucho caso, siguió caminando.Entonces ella tuvo que correr para alcanzarlo.—¡Señor Garesche…!—Ya la estoy escuchando… todo el pasillo puede oírla —Nat sonrió intentando llevar su pasó mientras cargaba algunos libros en sus brazos.—Bien… ¿Qué han dicho de mi traslado? ¿Cree que me cambien esta semana?De un momento a otro su tutor se detuvo de golpe y se acomodó los lentes mirándole fijamente.—Solo alguien tonto puede pedir el traslado de sus pasantías del hospital Mercy… ¿No cree que debería pensarlo un poco?Nat negó. Ya había pas
Unas risas procedieron en el salón de terapias, donde Nat encontró al doctor Archer hablando con Andrew mientras este sonreía y generaba las carcajadas en su compañera, la enfermera.Él reía… Nat pensó mientras Peter le tomó del codo.—Ven… vamos… esto es solo trabajo Nat —ella parpadeó girando su cabeza hacia él y luego asintió pensando que tenía toda la razón.Llegaron al sitio donde estaba sentado el terapista, y este a la vez estaba acondicionando todo para comenzar la terapia de Andrew.—Que bueno que llegaron… Peter… vas a ayudarme a movilizar el paciente cuando lo requiera… primero comenzaremos con lo más básico. Ondas de calor…Ambos pasantes asintieron ante las indicaciones mientras en la esquina del salón, se desarrollaba una charla con Andrew y el docto
—¿Necesitas algo? —Dana intervino al ver que Andrew se movió para decirle algo a Nat, y en el instante, ante el silencio de él mismo, ella se sacó de ese agarre que estaba quemando su propia piel.La doctora Tucker caminó después de Natali, y esta vez no se arrepintió de no querer saber lo que esos ojos le decían, ni por lo que hubiese querido que decirle hace unos segundos antes de atajar su brazo.¿Para qué la había tomado de esa forma solo para quedarse callado? En el momento en que salió de esa sala, el aire volvió a su vida, pero su corazón retumbaba más fuerte que nunca, y antes de que pudiera seguir, se giró hacia Anggie para agradecerle por su ayuda.Era muy evidente que todos, con solo darle un vistazo a su apariencia, se dieran cuenta de que no la estaba pasando bien con la llegada de Andrew al hospital.&m
Natali tomó la taza de café en sus manos, y luego sopló lentamente antes de llevarse un trago a la boca.Hoy se sentía un poco más aliviada, eso porque desde que salió del restaurante de Shan ayer por la tarde, se fue directamente a la casa de Lana, y con todo y la ropa de calle se había tirado a la cama y se había despertado hasta la madrugada.Lo había necesitado, y su cuerpo se lo agradeció en sobre manera. Ahora mismo, estaba hambrienta, y aunque ya iba corriendo su turno a media mañana, estaba aprovechando el receso para comer algo mientras entraba de nuevo al turno con la doctora Tucker.Soltó el aliento relajando sus hombros sabiendo que, aunque Andrew viniera todos los días, ya no iba a ser una tortura verlo porque estaría alejada de ese salón. Y a lo mejor también después de ayer, él decidiera que ella estuviera
Nat soltó el aire una vez que un hombre abrió la puerta de un automóvil negro para ellos, haciendo una señal para que Andrew entrara.De forma voluntaria se colocó delante de él tomando su brazo, para que se apoyara un poco, y poder meterse en el auto con cuidado. Ella pudo evidenciar que ahora se manejaba bien, y que caminaba con más precisión, pero con mucho más cuidado que antes.Después de que la puerta fue cerrada, ella apretó su bolso encima de las piernas, solo con ese pensamiento de Andrew había esperado que terminara su turno, para salir con ella a esa comida que le tenía los nervios explotados.«¿Por qué todo esto de forma tan repentina?», se preguntó torturándose un poco.—¿Cómo va el trabajo? —La pregunta hizo que se sacudiera un poco mientras el auto co
Un mes después…—Imagino que estás muy feliz, ¿no es así? —Nat sonrió negando una vez que volvió a colocar las compresas frías en la pierna de Andrew, y luego quitó el gel que había utilizado unos minutos antes.—Depende de qué punto lo veas… —ante la respuesta, Andrew negó con su sonrisa devastadora mientras colocó sus manos en la nuca recostando la cabeza y deteniéndose en mirarla solo a ella.Nat terminó de envolver toda la pierna con las compresas e inspeccionó que su pierna estaba en perfectas condiciones para seguir con el protocolo de todos los días.Compresas calientes y frías, corriente, caminatas… entre otras cosas de la rutina.Ya no estaba usando el bastón, y aunque no caminaba de forma perfecta y rápida, este mes de terapias le habí