La cara le dolía, y esta vez no por razones malas. Aún no podía dejar de borrar su sonrisa que a decir verdad por más que quería, no dejaba de vislumbrar por todo su rostro.
La adrenalina que experimentó no solo se trataba de la sensación en su estómago cuando el helicóptero estuvo en los aires, sino en esa mano encima de ella, que estuvo todo el tiempo sosteniendo la suya, como si su cuerpo fuera parte del mismo Andrew.
Su mirada fija y la sonrisa que él estaba regalándole estaban causándole esa extraña sensación de pensar que él la quería, que de alguna forma la quería de verdad.
O cuando llegaron a esa cabaña y Andrew la presentó al hombre que los recibió como su novia, y aunque antes lo había hecho, Natali podía jurar que sus palabras posesivas eran como si se sintiera perteneciente a su corazón y a
Las lágrimas estaban casi abarrotadas en sus ojos sin poder quitarle la mirada encima de Grace, pero la mujer bajó la cabeza colocando una mano en su brazo escudándose de su hecho.Ese acto era repetitivo en su madre, de esa forma huía cuando Charles le gritaba o le reclamaba sobre algo, ya Natali le podía adivinar sus gestos, y aunque no quería que esto le doliera, le ardía como el infierno.Le dolía muchísimo que su propia madre hiciera esto con ella.De un momento a otro sintió como si tocaran su hombro, y en cuanto giró hacia su lado izquierdo una lágrima salió de su ojo haciéndole notar a Andrew que estaba conmocionada.Los ojos de él se pusieron oscuros, estaba segura de que iba a decir algo cuando el móvil de Andrew sonó rompiendo con el silencio.El hombre sacó el teléfono de sus pantalones y Nat pudo ver que
Después de un largo silencio, Nat escuchó una sonrisa cínica de parte de Jarol que le enfrió la piel.Estaba segura de que la información no le había caído bien al hombre, pero lo vio reponerse y esta vez, él se sentó firme desajustando un poco su corbata mirándola severamente.—Se terminará cuando yo lo decida —dijo con voz extremadamente plana tomando el periódico que ella acababa de leer—. Por supuesto, no confirmaré esta historia, tú no serás la que aparezca en los tabloides con mi hijo, Nat, creo que no es necesario que te lo recuerde…Ella miró el periódico y luego llevó los ojos hacia él.—Eso no es lo que me importa Señor, White…—Natali… —el hombre se puso de pie ajustando su chaqueta, yendo hasta la esquina de la enorme ventana que cubría
Natali vio como Lana la miraba con los ojos salidos de su órbita, y con una evidente tensión en sus hombros que secó su garganta. La chica pasó la mano por su cabello varias veces mientras negaba una y otra vez.—¿Por qué no me dijiste antes?, ¡Dios, Natali!, esto es horrible… Yo… ni siquiera sé qué decirte ahora.Ella soltó un bufido de frustración mientras llevó las palmas a la frente descansando su cabeza en ellas. Sus codos reposaban en la mesa, y allí estaba su café frío, que no había vuelto a tocar.—No lo sé… En mi casa estaba pasando una situación difícil, pero lo que me llevó a tomar esta decisión, fue la universidad, Lana…Lana apretó los parpados volviendo a negar y después que observó hacia afuera del café, volvió los ojos en
—Yo… he dejado el apartamento… —su voz sonó baja, pero Andrew pudo entenderla con claridad—. He renunciado a mi anterior trabajo, y ahora he vuelto con el señor Shan…—No entiendo nada de esto —Andrew dio un paso más, pero algunas personas que pasaron cerca de la residencia, se quedaron mirándolos e incomodaron su conversación—. Ven… vamos a mi casa…Él resolvió y Nat aceptó su mano dura.Andrew abrió su puerta y no tardó en venir al asiento del piloto para encender el auto. Decir que su cuerpo temblaba como una hoja era quedarse corta, pero no podía darle larga a su situación, no tenía nada más que decir sino la verdad, aunque el pensamiento de Lana calaba en su mente y en su piel una y otra vez.“Te va a odiar Nat” Ella apretó su rostro tratando de con
A la mañana siguiente Nat estuvo despierta desde antes de que sonara su reloj de alarma. Por la noche había hablado un rato con Lana, y ella le informó que sus padres estaban al tanto de su estadía por un tiempo en su casa.Luego que se despidió de ella arregló un poco su ropa, y trató de acomodar sus cosas donde pudo.Había demorado más de una hora en el baño, y había llorado tratando de soltar los nudos de su garganta, y justo cuando se recostó en la cama, sus ojos se cerraron ante el eminente cansancio de un día que quería borrar de su memoria.Ahora que buscaba la ropa del hospital, su mente cavilaba en todo este tiempo que había pasado con Andrew. Sonreía a la vez por el hecho de que a pesar de su jodida vida se hubiese podido encontrar con alguien como él, y que además de eso, la quisiera de la forma en como se lo demost
—¿Estás bien? —una mano apretó su muslo y ella llevó la mirada hacia el toque de Andrew, para luego desviarla a sus ojos evidentemente preocupados.—Quiero ir… un momento al baño…—Claro —él se levantó ofreciéndole la mano—. Te acompañaré.Natali se levantó con delicadeza viendo como todos en la mesa la observaban en silencio.—Quiero ir sola… —Los ojos de Andrew se tornaron oscuros mirándola intensamente por largos segundos, hasta que asintió.—De acuerdo…Este era el momento, ella pensó. No le daría una excusa, se iría de este lugar en cuando saliera del baño, y escaparía de él para siempre.Pero justo cuando pasó por su lado Andrew, él le atajó el brazo y luego le susurró en el o&iacu
—¡Ana!, tu teléfono está muerto, perdóname por molestar a tu pareja, pero mi hermano ha tenido un accidente, mis padres están destrozados, ¡creo que Andrew no podrá volver a caminar!, ayúdanos, por favor, ¡Ayúdanos!Las lágrimas bajaron por el rostro de Andrea mientras se sentaba en un banco del hospital muy lejos de la gente que esperaba por más noticias de su hermano.Ella sabía que nadie aprobaría esta llamada, incluso su padre la mataría si se llegara a enterar de que estaba pidiéndole a Ana que viniera. Pero saber que el médico informó a su familia que Andrew no quería hablar con nadie, ni siquiera con ella misma, hizo que su corazón se deshiciera ante su sufrimiento.Su hermano debía estar devastado, y no había otra persona en el mundo que escucharía en este momento sino a Ana. Así que lo
Justo cuando faltaba un poco para las seis de la mañana, ella decidió levantarse y zarandear a Peter que dormía en una silla dando cabezadas a cada rato.—Peter… —su amigo dio un salto algo asustado tomando su muñeca—. Es mejor que vayas a cambiarte, debes estar aquí antes de la siete.El chico asintió, se restregó los ojos y se levantó de la silla.—¿Qué vas a hacer tú? —ella negó.—Hay unas duchas, y en el cuarto de vestier hay ropa mía del trabajo…—¿Quieres que te traiga algo?—No… trataré de salir unos minutos antes para ir a buscar mi otra ropa de trabajo donde Lana, realmente no necesito alguna cosa —su sonrisa se ensanchó dándole confianza a Peter, haciendo que él asintiera y se despidiera de ella.En cuanto el pasillo estuvo sol