Donovan Trato de no pensar en lo que vi y concentrarme sólo en la facilidad con la que entré a la casa Myers. Algo que me puede resultar útil, pero esa pequeña imagen que tuve de frente se me quedó grabada entre ceja y ceja. Esa mirada me removió toda la mierd@ que tengo en la cabeza. Nada me desubicó tanto como tener a una cosa de ese tamaño frente a mí. Necesito investigar sobre ese crío. Tiene algo que llama demasiado la atención, un no sé qué que encadena a solo desear verlo toda la vida. Desde que sus ojos se fijaron en mí, hizo algo, no logro descifrar qué fue, pero impactó tan fuerte en mi tórax que juraría que me dejó sin poder respirar. Me hizo algo que me inmovilizó.Logró hacer lo que un sólo enemigo pudo. Dejarme sin habla. Su forma de desafiarme fue cómo si viera mi propio reflejo. Tal vez se trate de una mera estupidez, pero esconde algo que debo averiguar si es beneficioso o desalentador para mí.Solo que algo me avisa sobre su peligrosidad, todo de él lo grita. To
Donovan. Me repito que debo calmarme. Mi odio por ellos no me pueden hacer pensar de forma incoherente. Mis ojos la recorren cuando aparece al final de las escaleras, en donde pasea su vista por todos los presentes con una sonrisa de suficiencia en la cara. No disimula cuanto le gusta ver a muchos capaz de lamer sus pies.La abertura en su vestido me cautiva, ya que el acceso es tan fácil que me es imposible no pensar en lo bien que se ha de ver en cuatro con mi polla encajada, bañando sus piernas de sus jugos, mientras la vista panorámica de su culo me ensombrece la mente. Cada paso que da deja a todos sin respirar, por mi parte, solo me dedico a ver como pierde hasta el último gramo de calma cuando me ve. Esconde algo y voy a averiguarlo. Lo único seguro es que tiene que ver con ese crío.La odio por muchas razones, la principal por ser la única en delatar mi gusto por ver la dominación en alguien más que no sea yo. El polla chica se pasea con ella, presumiendo el tener una be
Sofía.Imágenes borrosas es lo que veo. Escucho gritos. Huele a sangre y el rostro de alguien que me toma de la cara separando mis párpados dentro de un vehículo, antes de que tome el volante. Hay voces y preguntas que entiendo, pero no me permiten contestar con palabras.El miedo me llena porque siento que en cualquier momento veré a Dylan sobre mí, mientras no puedo hacer nada...de nuevo. Sin embargo cuándo lo veo de frente, la tranquilidad llega. Él no va a dañarme así. Él no lo hará. Me dejo llevar por la oscuridad consciente de que estoy con un ser que quiere matarme por revelar sus presiones a quiénes se las robaron, pero también que no va a crear más pesadillas como las que tengo.La luz molesta al solo abrir los párpados que se me vuelven a cerrar. Estoy bañada en sudor con hebras de cabello pegadas a la frente y el calor encerrado en mi garganta. Las sienes pulsan como martillos, golpeando una y otra vez. Las arcadas no son tan amables con mi estómago.Resisto dándome cuenta
Sofía. —También fui condenada a vivir por meses en una cueva a casi doscientos cincuenta metros bajo tierra— me obligo a no desfallecer, mientras está inmóvil. —Estuve sola, con mi hijo creciendo en mi vientre y sin tí para que me ayudaras. ¡No me protegiste como decía tu promesa! —lo golpeo con furia. —¡Me dejaste sola, Donovan! Me dejaste sola. Nos dejaste solos. Me rompo por fin. Dejo caer mi frente en su pecho, soltándome de golpe al sentir que arde su toque. Me rompe el alma sentir su cercanía y que no mueva un músculo. —¿Qué fue lo primero que pensaste cuando me viste en el auto? —reclamo riendo en medio del llanto—. ¿Que se te cruzó por la mente al verme imperturbable en el auto? ¿Que te traicioné? ¿Que te entregué? —me limpio la nariz con furia—. ¿Que me valió mierd@ lo que teníamos para dar tu ubicación? ¡¿Qué maldit@ deducción tuviste?! No habla y la rabia solo aumenta. —¡Dime maldi@ sea! —lo empujo y no mete las manos dejando que saque mi ira—. ¡Sal de esa coraza
Sofía.Las horas transcurren y yo sólo pienso en que con el pacto con los Myers debo volver, lo quiera o no. Ahora los respaldan muchos y cazarme será fácil. Tendría más balas sobre mi cabeza que ideas y justo ahora no tengo ganas de correr. —Descansa, Wifey— roza los labios en mi oreja. —Jamás le des el placer de verte en el suelo. Abro los ojos y él me aleja hebras de cabello de las mejillas. —Van a sangrar, es un juramento. Eso basta para que vuelva a dormir, presa del agotamiento que sólo me pide no pensar más, no temerle a mis pesadillas, sólo respirar. Cuando despierto Donovan no se encuentra a mi lado, sin embargo, no siento esa daga en el pecho con su ausencia. Nos perdimos hace mucho el uno al otro. Nos destrozaron antes de que siquiera lo supiéramos. Bajo al piso inferior cuándo reviso mi aspecto y no me doy tanta lástima yo sola. —Hay aparatos para limpiar las peceras, pero me gusta hacerlo yo misma— dice la monja que me pasa los peces. —Eso lo vuelve más personal. N
Sofía —¿Puedo pasar? —golpeo la puerta al ver al pequeño concentrado en su comida. Asiente con la boca llena y los ojos lanzando estrellas que iluminan el lugar. Es tan pequeño, pero su fuerza es más que la mía. —Ahora la que no ha comido soy yo. Extiende su mano para darme uno de sus nuggets de brócoli y me acerco para tomarlo y morderlo con cara verdadera hambre, algo que lo hace reír. Lori sabe qué cocinar para él, sabe cómo hacerlo comer sano y a la vez que sepa bien. —Sabía que volverías—, sigue comiendo, dándole un sorbo a su jugo con popote. —Aunque el hombre de voz alta haya dicho que no lo harías. Presioné el botón de borrar. Cada vez que lo veo quiero comérmelo a besos, su mirada es tan hermosa que no le busco explicación a tal deseo, pero me niego a hacerlo, pues mi coherencia me repite que solo es mi estúpido corazón queriendo aferrarme a ideas absurdas. El mío tendría su edad, pero no es él. —Al hombre que habla fuerte no hay que prestarle atención —me siento a su la
Sofía. Un ruido de muchas cosas cayendo me hacen voltear a la ventana. Volteo a la cama, viendo al niño que se despertó con el ruido. El ruido regresa y el pequeño solo cierra sus ojos una vez más.Asomo solo para darme cuenta de cómo una pared es tirada al ser impactada con un auto. Pienso que se trata de crear un lugar nuevo, hasta que me doy cuenta de que lo que en verdad están probando es el vehículo, del cuál no reconozco el modelo. Revisan los daños y apuntan en una libreta lo que deben arreglar. Fallos que tuvo, añadiduras que tendrá, zonas con más abolladuras, siendo Abraham quien pide que le incorporen toda clase de defensa.Siento la mirada de alguien, pero solo me enfoco en las llaves que le entregan a mi nefasto suegro. Los añade al llavero que carga a todos lados y se retira alegando que no soporta el dolor.Tiene que ser una herida grande para que se vea tan afectado. No es sólo un rasguño. Sus gritos apartan a todo mundo y cierro la ventana para que deje dormir al niñ
Sofía. —Pequeña rata bocona —una bala le atraviesa la pierna a Dan cuándo intenta correr, obteniendo los gritos que rompe el silencio, Terrence no llora por sus heridas, sino al tratar de alcanzar a su hijo y que Donovan se lo impida al aplastar sus dedos. —No le costaba nada quedarse callado a tu hijo, y seguir en tus juegos de niñito malcriado, pero optó por firmar su muerte.—Vamos a irnos —suplica Terrence. —No sabrás de nosotros— sabe que no tiene escapatoria, haciendolo lloriquear más. —¡Dragón, por favor! No mates a mi hijo.Los recuerdos de mí cuándo lo perdí vuelven.—Eso mismo supliqué yo, y para ser justos tendrás la misma respuesta que yo tuve— le dice y recuerdo su confesión. —Hijo por hijo.—Nos iremos y nunca sabrás de nosotros. Te doy mi palabra —Terrence se va de bruces cuando intenta ponerse de pie.—Difícil que lo cumplas. Debo encargarme por mí mismo si quiero que todo salga bien —contesta indiferente, me mira por encima del hombro con esa fatalidad que carga en l