Me sentía tan confundida, todos avanzaban en esta carrera, muchos ya estaban casados y yo… iba a morir soltera y sin propósitos, más aún que a las mujeres no se nos permitía opinar, una mujer que no se casaba, era tomada como alguien con un problema.
Había tenido demasiados pretendientes, pero mi padre los rechazaba a todos, decía que merecía algo mejor, apreciaba sus esfuerzos, pero los años no se detenían, no era tan mayor, pero a mis veintiún años, se suponía debería estar comprometida, esas eran las costumbres.
—¿En qué piensas ahora?— Me preguntó acariciando mi cabeza.
—¿Por qué las cosas son así?— Me miró confundida.—¿A qué te refieres Emma?— No sabía si debería hablar de eso.
Mi madre era de ese tipo de persona que era muy cariñosa, pero a su vez era tan… ¿Cómo decirlo? A ella no le gustaba el cambio, creía que las cosas estaban bien así como estaban.
—Siento que somos menospreciadas por el simple hecho de ser mujeres— Ella me observó algo sorprendida.
—Todos tenemos un lugar, y el nuestro es en casa, cuidando de nuestros esposos e hijos— No estaba tan de acuerdo.—Sé que es nuestra responsabilidad, los hombres y las mujeres tenemos características diferentes, cada uno tiene una función, pero… no por eso deben tratarnos como un objeto— Ella asintió.
—Pero eso es lo que nos tocó— Una triste sonrisa se formó en sus labios ¿Había algo que no sabía?
No le dije nada a mi madre, no quería preocuparla o hacerle recordar algo que le dolía del pasado. Lo que recordaba era que ella había vivido con mi padre casi toda su vida, ella era demasiado joven cuando se casó, tenía catorce años, mi padre, en ese tiempo, tenía veinticuatro. Diez años de diferencia, era algo normal aquí, pero no me sentía muy cómoda con esa idea.
—No quiero que me toque vivir por vivir, quiero estar satisfecha con lo que sea que haga— Dije de manera firme.
Había ido al mercado, hay muchas cosas que ver y quería despejar mi mente, observaba cada detalle a mi alrededor, todos veían un lugar tranquilo. Yo solo veía personas que robaban a otras, el más rico humillando al pobre, el pobre intentando sobrevivir con lo poco que tenía ¿Eso acaso era vida? ¿A quién le gustaría vivir así? Tenía una gran reunión con algunos de las aldeas. Aunque no lo crean, estaba en medio de algunas discusiones para derrocar al monarca, por supuesto debíamos actuar en secreto, de lo contrario, nuestra cabeza había quedado colgada o separada de nuestros cuerpos. Ese rey, era realmente reconocido por su crueldad, todos estábamos insatisfechos con él, si la violencia era horrible en las manos de los demás aldeanos ¿Cuánto más lo era en manos del rey? Esperaba que pudiéramos hacer algo para mejorar la situación, no perdíamos la esperanza.
—¿Creen que es necesario hacer esa protesta ese día?— cuestionó uno de los ancianos.
—No estoy segura, deberíamos buscar la manera de aliarnos con alguien del palacio— dije intentando hallar una manera de hacerlo.
—¿Quién del palacio querría estar en contra del rey? ¡Eso es un suicidio!— Exclamó uno de nuestros compañeros.
Sí, tenía razón, si hubiesen llegado a descubrir a esa persona, de seguro terminaría muerta.
—Yo soy una de las criadas del palacio, creo que podría darles información valiosa respecto a los nobles— Dijo una joven con una bella sonrisa.
—¿Cuál es tu nombre?— Pregunté viéndola a los ojos. —Mi nombre es Isabel y estaré más que alegre ayudándoles— sonrió firmemente. Aquella joven nos había dado bastante información acerca de la realeza, no estaba segura en sí debía o no confiar en ella, «la observaré de cerca» dije para mí misma y continué con mi camino. No podía apartar mi vista de una pareja, el hombre le alzaba la voz a la que parecía su esposa, ella solo inclinaba su cabeza disculpándose, no sabía lo que había pasado, solo esperaba que no se tratara de una injusticia más. Me sentía impotente en esos momentos, me hubiese gustado poder decirles a los demás que estaban equivocados, pero no podía, solo era «una mujer más» y estaba condenada a vivir en un mundo de hombres. Bueno, eso solo si no encontraba la manera de cambiarlo, compré un par de alimentos y continué con mi camino, vi como un niño le pedía comida a su madre, parecían no tener que comer. —Mira pequeño, esto es para
—Recuerde que estamos en época de guerra, «a pesar de ser una buena estrategia unir reinos, debemos conquistar en este momento» esas fueron las palabras de su padre— dijo el eunuco con suma tranquilidad.Lo había olvidado, mi padre, él estaba en proceso de expansión, eso es lo que había querido desde que mi abuelo murió a manos del enemigo, desde entonces, un odio y desprecio tan profundos hacia los extranjeros se formó en su corazón. Primero caería muerto antes de permitir que extranjeros entrasen en son de paz.Creía que lo siguiente era esperar a que llegasen las «elegidas» por mi padre, así podría casarme y satisfacer los deseos de él, esperaba que hubiera al menos una con porte real, pero ¿En qué estaba pensando mi padre?—Si usted gusta, iré a ensillar al caballo para que dé un paseo— asent&i
—Aprendes rápido, debes elegir a la que parezca más callada, ellas son las que dan menos problemas— Eso lo dice por su última concubina, ella causó estragos en el palacio solo porque quería ser reconocida como principal.—Si son tranquilas, podemos manipularlas más fácil— Argumenté.—Si no obedecen un pequeño golpe bastará— rio ante su comentario.Él siempre había sido una persona muy dura, la única que podía calmarlo era mi madre, pero cuando ella murió, no llegué a ver a nadie lograrlo, ni siquiera el llanto de su hijo. Muchas veces, él podía llegar a ser un monstruo sin corazón.La hora en la que conocería a las «Candidatas a futura reina» estaba más y más próxima, no sabía cómo era su conducta, pero eso era lo menos importante ahora
• El •—¿Estás seguro de eso hijo?— preguntó mi padre algo asombrado.—Por supuesto que sí padre, es mi manera de afirmar mi poder en el reino— sonreí de lado.Estaba decidido, tomaría el camino largo y de esa manera, le demostraría a todos que no solo era un rostro bonito, sino, que era el futuro rey al que todos debían temer. Comenzaría domando a esa fiera, definitivamente la elegiría a ella, sería divertido ver cuánto es capaz de soportar hasta que aprenda a respetar.• Ella •Ellos ya estaban aquí, se notaba el ambiente serio que había, los oficiales se pusieron de pie frente a nosotras y el horrible heraldo, ese hombre sonreía de manera extraña.—Es hora de decirles quién va a ser la afortunada mujer que acompañará a mi amado hijo en el resto de su vida, y
No me sentía cómoda con lo que estaba por suceder, solo dos días, solo me dio dos días para estar con mi familia, debería pensar que fue muy considerado su majestad, ¿Cómo podría vivir en ese horrible lugar?—La elegida es la más bonita que ustedes pudieron traer a este mundo— musité con un gran pesar en mi corazón.Mis padres se veían bastante sorprendidos, en cambio yo… estaba completamente molesta, no quería dejar a mis padres ¿Volvería a verlos? Ser reina sería demasiada responsabilidad, pero no era lo más difícil, lo que me costaría más, mi más grande tortura ¡Era tener que soportarlo!—Entonces ¡¿Qué haces aquí?!— Me preguntó mi padre algo preocupado.—Vine a visitarlos antes de escapar del reino y unirme al reino vecino— d
• Ella •No había podido descansar lo suficiente, mi corazón no dejaba de doler por lo que estaba sucediendo, no tenía manera de escapar de esto, debía pensar en la forma de volver esto en una ventaja para todos, así, podremos derrocar a ese horrible ser humano.Había salido a caminar un poco, debía ver a los demás para darles la noticia, así, entre todos podríamos pensar en el plan perfecto, esa chica ¿Isabel? Estaba ahí, algo me decía que tendría la oportunidad de encontrarme con ella en el palacio, sería bueno hallar a alguien con la misma sed de justicia que la mía.—¡¿Serás la esposa del príncipe?!— exclamó nuestro líder.Asentí de manera tímida, me era realmente incómodo pensar que sería esposa de ese descerebrado.—Eso significa que ten
El rey, acostumbraba a llamarlos a todos de esa manera, era algo… despreciable, mi vida terminó siendo totalmente diferente de lo que había pensado, le lo que había soñado, de igual manera debía acostumbrarme en algún momento, pero ese momento, no había llegado aún.Compré un par de cosas en el mercado, quería ver a aquella familia que vi la última vez que estuve aquí, de esa manera, podría sentir que hice algo bueno antes de cambiar de vida, después de caminar un poco, los vi a la distancia, estaban casi en el mismo lugar.—Aquí tienen— dije extendiendo lo que había adquirido con una enorme sonrisa.—No… No es necesario, eso… sería una gran molestia para usted— dijo la señora un poco avergonzada.—No, no lo es, lo traje expresamente para ustedes, no tienen por qué preocupar
• Él •¿Un hombre que acostumbraba a seguirla? ¿Quién estaría interesado en ella? De igual manera, eso justificaría el hecho que reaccionara así.—Sígame— Dije tomándola del brazo y llevándola aparte.La anciana que presenciaba la escena hizo una reverencia mientras me alejaba.—¿Es tu costumbre ayudar a ancianas en peligro?— pregunté mirándola fijamente.—Su majestad ¿Es su costumbre atropellarlas con caballos?— respondió con una leve sonrisa.¿Ahora quién se cree esta mujer? Quizá he sido muy blando con ella, pero me aseguraré que aprenda a respetarme, soy superior a ella ¿Acaso no lo entiende?—El hombre que la sigue… ¿Cómo es?— pregunté sin pensarlo.—Es alto, acuerpado… pero… no he