Iker Rowen era el Alpha de la manada de los Jhakue, estaba emocionado por desposar a sahira la mujer a quien siempre amó, ante sus ojos era la esposa perfecta para él, su melena miel y carácter fuerte la hacían destacar desde la niñez, en un par de horas sería suya para siempre y la luna bendeciria su unión.
—¿Ansioso por la boda hermanito?—la muchacha de cabellos oscuros le dedicó una sonrisa pícara.
—Ansioso por la luna de miel—le miró con picardía y la joven negó con la cabeza.
—Sahira me pidió que te trajera un mensaje—suspiró cambiando de tema
—Y que esperas para decírmelo.
—Necesita que vayas a su choza antes de la boda, creo que es importante, la noté nerviosa.
—Iré de inmediato, un alfa como yo ama complacer a su pareja—soltó con premura, ante el conocimiento del deseo de su novia.
El mayor del linaje Rowen llevaba poco tiempo como alfa, pero se había ganado el respeto de la manada en un corto tiempo, se acomodó la chaqueta de cuero marrón y deslizó sus dedos por su cabellera castaña era un hombre apuesto, fuerte, aunque algo arrebatado, que nunca desfallecía.Salió en busca de su prometida, aunque nunca espero lo que se encontraría en esa choza.
—Sahira—Iker llamó a la puerta de su amada, no obtuvo respuesta,—¿mi amada luna?—nuevamente no obtuvo respuesta.—Voy a entrar Sahira—le avisó.
En la cama de su amada descansaba un trozo de papel arrugado, sobre este se encontraba el anillo de compromiso que le había dado a Sahira, tomó el trozo de papel entre sus manos y se apresuro a leerlo.
—Lo siento, Iker, se que debí darte la cara, pero no fui capaz de hacerlo. No puedo casarme contigo, se que me odiarás, eso lo entiendo, aun así debo confesartelo, amo a tu hermano Acker, en cuanto nos conocimos quedé prendada de él; la luna es testigo de ello y por eso decidimos huir. No nos busques, no habrá boda. Adiós.
No podia creer lo sucedido, su amada se había fugado con su hermano menor, él de seguro se aprovechó de su enamorada y la envolvió para que huyeran juntos, de eso no tenia la menor duda, aunque no entendía como su hermosa Sahira lo traicionó para huir con un jovencito que apenas y podía controlar sus poderes.
—¡Maldito perro traidor!—vociferó el alpha, destrozando a manotazos el contenido de la mesita de noche, acabó con todos los recuerdos de Sahira de un zarpazo, sus fotos destrozadas cayeron al piso de tierra—. Tu eras mía, solo mía, ¿ no pudiste irte con ese lobito insensato?
El desconcierto se convirtió en dolor y el dolor le dio paso a la ira, esa ira interior le hizo romper la carta de su ex novia, para luego salir corriendo de allí, sus aullidos llenos de dolor invadieron el aire mientras corría en forma de lobo, un imponente lobo de melena castaña.
—Sahira—gruñó rabioso al tomar forma humana, — nunca te perdonaré traidora infeliz, yo te amaba con mi vida, pero ahora te haré sufrir, como tu hiciste conmigo—prometió Iker, aunque Sahira no pudiera escucharlo.
En cuanto llegó a la aldea humana se adentró en una taberna de mala muerte, donde los humanos se gastaban sus sueldos miserables para comprar un poco de licor que aliviara sus penas.
—Quiero una botella de licor, uno bien fuerte—ordenó al cantinero lanzándole un puñado de billetes, mientras se sentaba en la barra. En la cual estuvo bebiendo por largas horas, hasta casi perder el conocimiento, no supo que hora era cuando abandonó ese lugar, aun con una botella de tequila en mano y la mente nublada por tantas decepciones.
De camino a su manada su ira aumentaba, el amor que antes sintió ahora se desvanecía para siempre, necesitaba vengarse por la traición de la cual fue victima, quería hacerlos sufrir a ambos por convertirlo en el hazmerreír, era el alpha un lobo imponente, ser su esposa era un privilegio y esa traidora de mirada sutil lo arruinó todo, aunque pronto pagaría por su traición.
—Pronto conocerán mi ira, par de traidores—le dio un trago a la botella.—Me encargaré de que se arrepientan el resto de sus vidas.
Iker notó un brillo inusual al pasar por el lago cercano a su manada, que lo obligó a mirar sus aguas misteriosas, la luz bañaba el delicado y curvilíneo cuerpo de una mujer bien formada, y aunque la luna roja que brillaba sobre ellos esa noche cambiaba la tonalidad de su piel, el pudo reconocerla, era Sahira, dulce y tentadora como nunca antes la había visto, era como si lo envitara a pecar con su inusual baño nocturno.—Sahira—susurró en medio del hechizo de la luna, estaba hipnotizado por su belleza femenina.—Mi dulce y traidora, Sahira. Te me has ofrecido en bandeja de plata y yo no rechazo un ofrecimiento tentador como este—soltó con malicia—, hoy me las pagarás todas, mi pequeña zorra desleal.
La mujer se bañaba con un vestido rojizo que se pegaba a su cuerpo, haciéndola lucir provocativa, Iker lo tomó como un reto, lanzó la botella al piso, se quitó los zapatos y corrió a las aguas, junto a la traidora que una vez amó con locura.
—Esperé demasiado por ti,—susurró a su oido, haciendola estremecerse presa del miedo—fueron noches interminables las que deseé probar tus formas—.Ella intentó huir ante su incomoda cercanía, pero él la sujetó con firmeza, acercándola a su cuerpo fornido y caliente—ahora serás mía, solo mía y la luna roja será nuestro único testigo—dijo besando sus labios, esa noche los sintió suaves delicados e inexpertos, pero le restó importancia a ese detalle.
—Suelteme—ella rechazaba sus besos y eso lo excitaba, no cedería a sus caprichos en esta ocasión, era el alpha y tomaría lo que le fue prometido, esa noche la haría suya a como diera lugar.
La cargó deleitándose con sus curvas provocativas, que comenzaban a hacer evidente su excitacion, y ella no notó de inmediato, trató de safarse aterrada, sabiendo las intenciones de él.
—Serás mía Sahira—lamió su mejilla con cinismo.—de una vez por todas te voy a poseer.—Nunca olvidarás mi tacto, me quedare grabado en lo profundo de tu piel.
—Por favor no me haga daño—ella pidió al borde de las lágrimas.— Déjeme ir y no diré nada—rogó temerosa. La mirada de Iker brilló con malicia.
—Ya no tendré compasión de ti, nena—diciendo esto la empujo contra la grama, para concretar su venganza contra ella, disfrutaría al máximo su hazaña.—Esperé demasiado para saborearte, y ahora nada ni nadie lo impedirá.—Grita todo lo que quieras mi dulce Sahira, la luna no te defenderá.
—No me haga esto—sollozó tratando de soltarse, pero él era fuerte, a su lado ella lucía delicada y pequeña,—, yo no le hice nada malo a usted, déjeme ir—sus palabras fueron el detonante para que el alpha perdiera la razón y cometiera ese acto reprochable.
—Eres una zorra, y como tal serás tratada, Sahira—escupió con rabia, la abofeteó para luego abalanzarse contra ella, para saciar así su ira animal, despojándola con violencia de sus prendas, dejándola expuesta ante sus deseos insanos.—Te deseo tanto—le acarició el rostro, limpiando sus lágrimas nacientes.
—Por favor, no lo haga. Leimploróo que se detenga—rogó antes de que Iker la mancillara, antes de que se aprovechará de su cuerpo en todos los sentidos, rasgando su alma para siempre. Conectándose íntimamente con ella bajo la luna Sangrienta, sellando así sus vidas para siempre.
—. Siempre gano—susurró al terminar y tú no serías la excepción.—Era mi primera vez—la joven se balanceaba, hacia adelante y atrás, estaba en shock por lo vívido, abrazaba fuertemente sus piernas adoloridas por la agresión sufrida—. Yo no quería que fuera así—las lágrimas corrieron por sus mejillas pálidas.—No tenía que ser así—soltó dolida.—Quería que fuera especial—con la mirada pérdida observó a su agresor. Era un hombre apuesto, aun así la había tratado como un objeto sin valor, en quien desahogó sus bajos instintos sin piedad alguna.—Siempre serás mía==susurró su agresor al notar que la joven lo observaba y le sujetó el rostro bruscamente, obligándola a mirar esos feroces ojos color ambar. La joven se estremeció ante su toque—, solo mía—añadió con una sonrisa torcida—. Desde ahora seré tu único dueño—gruñó mientras se comenzaba a vestir, para dejarla allí, dolida y ultrajada. Iker se sentía poderoso al verla tan frágil; la imponente Sahira, lucía como una pequeña temerosa.==De ahora en adelante nadie te respetará e incluso podría decir a to
La noche de Samantha fue tormentosa, las pesadillas la invadieron la mayor parte del tiempo, dejándola agotada, todo le dolía y no podía sacar de su cabeza la brutalidad vivida.—Voy a olvidar todo—se dijo al levantarse de la cama, aún temblorosa por revivir lo sucedido—. Fingiré que nada paso—se dijo decidida—, nunca nadie podrá probarlo. No hubo testigos, así que esa noche nunca existió—se limpió las lágrimas que salían sin parar—. Empezaré una nueva vida, conseguiré un beca e iré al instituto—trató de ser positiva.—Tengo que lograrlo.Miró la foto de su familia sobre la mesita de noche, sus ojos se inundaron de lágrimas, respiró profundo dispuesta a olvidarlo todo para guardar el honor de su familia, nunca se volvería a topar con su agresor, o por lo menos eso creía.A diferencia de Samantha, Iker dormía plácidamente, su acto imperdonable no le afectó en lo más mínimo.—Pido permiso para entrar—su hermana ingreso en la choza con cara sería.—¡Largo!—gruñó el Alpha desde su catre, a
Samantha, fue a limpiar la mesa que Iker había dejado, tomó la libreta con la cuenta y se dirigió a la caja para guardar el dinero, pero su sorpresa fue evidente al ver un billete de cien dólares extras. Corrió en busca del cliente misterioso, lo vio atravesar un pequeño puesto de periódicos.—Disculpe—Samantha lo interrumpió mientras hablaba con el vendedor.—¿En qué puedo ayudarle?—preguntó el Alpha, volteando para mirarla.—Dejo dinero extra por error—soltó ella tendiéndole el billete de cien.—No fue un error—soltó Iker, detallando la palidez de la joven—. Es su propina señorita.—No puedo aceptarla, es damasiado—admitió mirando el piso.—No lloré—el alfa le limpió las lágrimas con un pañuelo de seda azul—. Tomelo como una disculpa por haberla tratado mal.—Gracias señor—quedó conmovida ante la amabilidad del extraño.Iker no entendía porque esa jovencita lo conmovió, pero sintió una opresión en el pecho al verla llorar, era como si una parte de él sufriera al verla triste. La vio
—Deberíamos exigir una lucha a muerte, si desea mantener su titulo de Alpha que luche por él—propuso el hermano de Sahira y Iker soltó un gruñido feroz; causando temor en los jóvenes. Siempre le pareció que su antiguo cuñado era un ser altanero y desleal.—Rowan—el viejo lobo negó con la cabeza—, un derramamiento de sangre no será una solución.—¿Entoces qué propones?—soltó con tono desafiante el lobo joven.—La familia Rowen, proviene de una larga linea de lobos Alpha, quienes han velado por la seguridad y sustento de la manada.—Les recordó el lobo anciano—, considero necesario resarcir los daños, nuestro alfa es soltero y la dama en cuestión también por eso considero razonable organizar un matrimonio entre ambos. De esta manera el hijo de ambos será nuestro próximo líder.—¿Quieren que tome por esposa a una humana—el alfa gruñó en respuesta—. No lo haré.—gruño con desagrado. —No tengo intenciones de desposar a una humana insignificant. —¡Soy su Alpha!—gruñó, convirtiéndose en un imp
La luna roja siempre tuvo un poder especial sobre los lobos, e incluso en tiempos remotos se le atribuía la capacidad de formar parejas perfectas, las relaciones bendecidas por esta luna eran irrompibles, a diferencia de las otras uniones en este tipo de enlaces la misma luna se encargaba de marcar a la novia como propiedad de su esposo, llevando para siempre el emblema de su marido.La bruja se presentó ante el consejo de lobos antes de despuntar el mediodía.—Ocurrió una boda de sangre soltó—con tono solemne se inclinó ante los lobos.—Eso es imposible—gruñó la hermana del Alpha—. Agradecería que dejarás tus cuentos de hechiceras y abandonarás nuestra manada. —Quiero escucharla, sigue por favor—soltó el alfa sorprendiendo a toda la manada.—Tengo pruebas—sacó el trozo de venda empapado de sangre seca. El alfa la tomó entre sus manos.—Es mi marca familiar—dijo reconociendo la rosa que atravesaba una media luna.—Tienes una esposa bendecida por la luna de sangre—fueron las palabras
Samantha despertó en su cama con la respiración agitada y el cuerpo sudafo; no recordaba como volvió a su casa, por lo visto todo había sido una pesadilla, el aire gélido entrando por su ventana la hace percatarse de no haberla cerrado, se apresura a corregir su descuido. A lo lejos logra oír el aullido de un lobo, lo cual le eriza la piel.—Samantha, padre quiere que bajes a desayunar—su hermano menor grita a través de la puerta.—¿Papá esta en casa?—la sorpresa de Samantha es evidente.—Tiene visitas—respondió el pequeño.—Bajo en un momento— se apresuró a vestirse, tomando un vestido color lila, bajó la escalera que daba a la planta baja, allí pudo ver s su padre reunido con tres hombres, uno era anciano, pero bien conservado, el otro era alto guapo y con el cabello oscuro bien recordatorio y el último llevaba una larga melena dorada y larga.—Papá te está esperando—dijo su hermana menor llamando la atención de los presentes.—Por lo visto su hija ha llegado a deleitarnos con su co
Samantha quedó conmovida ante la propuesta del apuesto desconocido, estaba dispuesto a cuidar de ella, sino también del bebé que llevaba en el vientre, lo miró al borde de las lágrimas, se había convertido en su salvador, sin pensarlo demasiado lo besó en los labios, producto de un arrebato juvenil.—Imagino que eso es un sí,—soltó el Alpha mirando con extrañeza a la joven, allí en plena noche, bañada por la luz de la luna lucía más hermosa que Sahira, era como una versión mejorada de la que alguna vez robó su corazón, pero esta chica era joven y humana.—Acepto—sonrió tímidamente——, seré una buena esposa.—Entonces de ahora en adelante no te quitarás este anillo, mañana me encargaré de nuestro matrimonio civil.—¿Y el religioso?—se atrevió a preguntar nerviosa.—Nosotros no practicamos la misma religión—soltó sin emociones—, pero mi hermana esta organizando un ritual de unión para nosotros—añadió al ver la tristeza de la joven.—¿Qué clase de ritual?—dijo Samantha con curiosidad.—Cr
Aunque sonara raro en lugar de que las palabras del Alpha le infundieran temor sucedió todo lo contrario, Samantha se sintió segura junto a él, por alguna razón su naturaleza arrebatada y feroz le atraía de un modo que ni ella misma podría explicar.—No he traído mucha ropa—la timidez en la voz de Samantha era evidente.—No necesitarás ropa de ahora en adelante—soltó Iker lavándose el rostro en el lavabo del pequeño cuarto de baño dentro de la habitación. Sus palabras provocaron que la joven se estremeciera—, de donde vengo hay excelentes costureras, fabricamos las mayoría de nuestras prendas de manera artesanal—le explicó para calmarla.—¿Vives lejos de nuestra ciudad?—la curiosidad picaba dentro de ella y no pudo evitar preguntarle.—Se puede decir que llevo una vida campestre y de ahora en adelante tu también lo haras, como mi esposa—ella asintió en respuesta no podía negarse a seguirlo. Él la había salvado de caer en desgracia ante todos.—Iré por algo de comida—se limitó a decir