Bebé inesperado

Samantha, fue a limpiar la mesa que Iker había dejado, tomó la libreta con la cuenta y se dirigió a la caja para guardar el dinero, pero su sorpresa fue evidente al ver un billete de cien dólares extras. Corrió en busca del cliente misterioso, lo vio atravesar un pequeño puesto de periódicos.

—Disculpe—Samantha lo interrumpió mientras hablaba con el vendedor.

—¿En qué puedo ayudarle?—preguntó el Alpha, volteando para mirarla.

—Dejo dinero extra por error—soltó ella tendiéndole el billete de cien.

—No fue un error—soltó Iker, detallando la palidez de la joven—. Es su propina señorita.

—No puedo aceptarla, es damasiado—admitió mirando el piso.

—No lloré—el alfa le limpió las lágrimas con un pañuelo de seda azul—. Tomelo como una disculpa por haberla tratado mal.

—Gracias señor—quedó conmovida ante la amabilidad del extraño.

Iker no entendía porque esa jovencita lo conmovió, pero sintió una opresión en el pecho al verla llorar, era como si una parte de él sufriera al verla triste. La vio alejarse con su pañuelo en mano y la mirada triste.

—Es un pueblo tranquilo—soltó el vendedor de periódicos—, no suelen suceder crímenes con frecuencia==añadió mientras Iker revisaba la sección de sucesos, en busca de una pista que le indicara donde se encontraba la mujer que buscaba.

Samantha volvió a sus labores en la cafetería, necesitaba aprender a controlarse, sus recuerdos le jugaban una mala pasada y por poco había confundido a ese cliente amable con la vestía que la agredió.

Los días pasaron y Samantha logró inscribirse en la universidad con mucho esfuerzo, pero aunque daba lo mejor de ella cada día, se sentía cansada todo el tiempo, incluso había perdido peso.

—Deberías ir al médico—le propuso una de sus amigas

—Solo fue un bajón de azúcar—respondió Samantha, restándole importancia.

—Si te enfermas podrías perder el semestre si continuas así—elle insistió.—Estaba bien, pasaré por el dispensario luego del trabajo.

—Está bien—su amiga se sintió aliviada y se ofreció a llevarla s la cafetería donde trabajaba.

La jornada laboral le pareció agotadora, para cuando término de trabajar eran casi las siete de la noche, caminó hasta el hospital local y luego de casi media hora fue atendida, le tomaron un par de muestras de sangre, esperó en la recepción por sus resultados, mientras veía una revista de novias.

—Nunca podre ser una de ellas—suspiró al recordar lo vivido semanas atrás.

—Señora Roberts—llamó la enfermera con un papel en sus manos.

—Disculpe, no estoy casada==Samantha la corrigió y la enfermera hizo una mueca de desagrado.

—Por su estado, asumí que era casada.

—¿Mi estado?—Samantha estaba confundida.

—Está embarazada—soltó con disgusto.

—Eso es imposible—se llevó las manos al rostro preocupada.

—La promiscuidad tiene consecuencias—añadió la enfermera antes de retirarse, las lágrimas de Samantha brotaron sin piedad.

—Yo no soy una promiscua—arrojó los resultados del examen dentro de la papelera y salió corriendo, necesitaba aire, ya no podía con tanto.

Corrió hasta que sus pies fallaron, justo cuando lo vio, sus ojos ámbar fue lo único que reconoció antes de perder el conocimiento.

Iker levantó a la joven en brazos, lucía cansada y débil, sin saber la llevó al único lugar conocido para él dentro de la aldea humana, al entrar con la joven en brazos una de las trabajadoras corrió en su ayuda.

—¿Qué le ha pasado?

—Se desmayó—soltó Iker—, puedes decirle a tu jefa que se encargue—añadió dándole un puñado de billetes—eso cubrirá sus honorarios—añadió y se fue.

La joven llamó a su jefa, quien reconoció a la joven de inmediato, ordenó a su aprendiz que buscara un puñado de hierbas frescas para prepararle una infusión a la joven.

—Es la joven humana—el lobo salió del depósito.

—Rowan, haste a un lado—el lobo le limpió el rostro a Samantha con sumo cuidado,—yo la conozco—soltó de improviso.—Solía dejar fruta fresca para ella junto al lago—recordó—fue ella, ¿la dañaron?—la bruja asintió y el lobo apretó los puños con fuerza.

—Debes calmarte—Ikna trató de tranquilizarlo al ver que Samantha recobraba el conocimiento—, vuelve al depósito conmigo, no debemos alterarla—le pidió y el accedió de mala gana.

—¿Te sientes mejor?—le preguntó la aprendiz de bruja a Samantha entregándole una infusión que esta bebió con mala cara—sé que es algo agrio, pero te ayudará a recobrar fuerzas, mi maestra lo preparó

—Mi vida está arruinada—soltó Samantha entregándole la taza vacía.

—Lo que te pasó fue algo difícil, pero necesitas olvidarlo y continuar—le animó la bruja, quien tenía el don de ver el pasado con solo tocar a las personas.

—¿Cómo olvidas a alguien cuyo hijo crece en tu vientre?—soltó Samantha entre lágrimas—. Estoy embarazada de un completo extraño—Ikna le dedicó una mirada reprobatoria a Rowan, quien las espiaba—. No quiero tenerlo, no puedo—sollozó igual que una niña temerosa.

—Es tu cuerpo y tú decisión, si decides no tenerlo yo puedo ayudarte—le propuso la bruja.

—¿Podrias hacerlo?—Samantha parecio esperanzada.

—Ve a casa y piensalo bien, si decides borrar todo este dolor regresa y me encargaré de que mi maestra preparé algo para ti.

El alfa recorrió la aldea humana por semanas, en busca de la joven humana que agredió, pero nadie sabia nada de ello.

—Debo volver con los míos, mi manada me necesita—decidió Iker y empezó a preparar sus maletas de inmediato.

El viaje duró un par de horas, llegaría cerca de la medianoche, ansiaba descansar en su choza, rodeado de los suyos, pero nunca imaginó lo que estaba por enfrentar. Para su sorpresa todos los miembros de la manada le miraron con reproche.

—¿Acaso no están alegres por recibir a su Alpha?—Iker preguntó en un gruñido, nadie respondió.

—Vamos a tu choza—susurró su hermana, pero su voz sonaba distante.

—¿Piensas darme ordenes?—le gruñó

—No hagas esto, solo empeoras las cosas—frustrada lo tomó de la mano, igual que lo hacían cuando eran niños, aunque se arrepintió en cuanto lo hizo y se apartó asqueada por su tacto.

—¿Te pasa algo?—Iker intentó acariciarle el cabello, pero ella se apartó tristemente.

—Ya todos lo saben—la mirada de su hermana llena de dolor lo hizo dudar—, tú abusaste de esa humana y la dejaste a su suerte, ¿ por qué? Tu no eras así.

—Fue un error, el licor me hizo confundir—admitió sentándose en el catre.

¿Confundir?

—Pensaba que estaba haciéndole esas cosas a Sahira—soltó sin miramientos.

—Sahira escapó con nuestro hermano, con mi mellizo y eso no es excusa para tus actos—. Allí tenemos afuera tenemos a una manada enfurecida porque su alfa abusó de una mujer humana , ¿crees qué serán capaces de confiarte a sus mujeres nuevamente? Pues no lo creo.

—¿Cómo se enteraron?—se atrevió a preguntar.

—Alguien te vio haciendo esas cosas con la humana esa noche y se animó a acusarte.

—¿Quién fue?

—Eso no importa, lo importante es lo que harás para calmar a la manada.

—Seré un buen Alpha de ahora en adelante.

—Eso ya no vale, has embarazado a una humana, y eso deberá remediar se de inmediato.

—¿Cómo?—Iker estaba estupefacto—. ¿Estás segura?

—Bueno, no sabemos nada de esa chica así que podría estar embarazada de otro.

—¡No!—el Alpha la cortó de inmediato—si esta embarazada, el bebé es mío, yo fui el primero en su vida y después de como ocurrieron las cosas dudo que haya estado con otro.—Debí haber sido sensato, estrelló su puño contra el piso, tenía que medir las consecuencia de mis arrebatos—miró a su hermana—. Soy una bestia.

El Alpha respiró profundo antes de enfrentar al consejo de los lobos, las miradas de tonos tenían un tinte desagradable. Se posicionó ante la fogata con una estampa firme, tranquila y seguro de si.

—El pacto que tenemos con los humanos se formó hace casi trescientas lunas—comenzó a decir uno de los miembros de avanzada edad, respetado por toda la manada.

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