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El secreto del Alpha

La noche de Samantha fue tormentosa, las pesadillas la invadieron la mayor parte del tiempo, dejándola agotada, todo le dolía y no podía sacar de su cabeza la brutalidad vivida.

—Voy a olvidar todo—se dijo al levantarse de la cama, aún temblorosa por revivir lo sucedido—. Fingiré que nada paso—se dijo decidida—, nunca nadie podrá probarlo. No hubo testigos, así que esa noche nunca existió—se limpió las lágrimas que salían sin parar—. Empezaré una nueva vida, conseguiré un beca e iré al instituto—trató de ser positiva.—Tengo que lograrlo.

Miró la foto de su familia sobre la mesita de noche, sus ojos se inundaron de lágrimas, respiró profundo dispuesta a olvidarlo todo para guardar el honor de su familia, nunca se volvería a topar con su agresor, o por lo menos eso creía.

A diferencia de Samantha, Iker dormía plácidamente, su acto imperdonable no le afectó en lo más mínimo.

—Pido permiso para entrar—su hermana ingreso en la choza con cara sería.

—¡Largo!—gruñó el Alpha desde su catre, aun seguía cansado.

—Vengo como enviada de la manada, ellos solicitan la presencia de su alfa, con carácter de urgencia—ella aclaró el motivo de su interrupción.

—Qué esperen—soltó sin preocupación.

—¡No pueden esperar!—su hermana alzó la voz, Iker se sintió insultado y se acercó a ella furioso por la ofensa; la tomó por el cuello con rabia en la mirada, sus ojos de un ámbar intenso brillaron llenos de ira.

—Me respetas, pequeña lobita insolente—la arrojó al piso con furia, era la primera vez que la trataba mal, pero ya no eran unas crías, ahora él era su Alpha y le debía respeto.

—La manada esta preocupada, anoche sucedió algo delicado—admitió ella, acariciándose su cuello lastimado, no retrocedería por su agresión.

—¿Encontraron a Sahira?—soltó el Alpha de inmediato, recodando haberla dejado sola a orillas del lago. Su voz denotaba un poco de ilusión.

—Anoche lastimaron a una humana, lo hicieron en nuestros dominios.

—Nadie sería tan idiota para hacer eso en nuestros dominios, debe ser un error—soltó Iker sin caer en cuenta de sus palabras.

—Tenemos una visita, hermano y la manada esta preocupada por la seguridad de sus mujeres. Necesitas salir y dar la cara de una vez por todas. Demostrar tu dominio, defender a tu pueblo

Iker accedió de mala gana y se vistió para enfrentar a su manada. Todos los lobos estaban en el área de la fogata, junto a ellos se encontraba esa híbrido, la bruja con sangre de lobo en sus venas.

—Debí imaginar que los chismes insensatos venían de una bruja—escupió Iker con asco.

—Alpha, yo no pretendo mentirles—soltó la mujer a la defensiva—anoche era luna sangrienta, noche de lobos y por mi condición no podía permanecer en el pueblo, aclaró.

—Nadie quiere saber de tu vida, bruja—soltó Iker en un gruñido.

— Me iré, pero debes encargarte de proteger tus dominios—soltó la bruja antes de irse.

—No eres bienvenida en mi manada, Ikna, no mientras yo sea el Alpha—vociferó a su espalda.

—Pido su permiso para hablar, mi Alpha—soltó uno de los ancianos de la tribu a quien la bruja le contó lo sucedido.

—Concedido—soltó el Alpha con supremacía y se fueron a una zona apartada de la fogata.

—La señora Ikna, se encontró con una jovencita humana, la encontró en el lago, allí fue ultrajada, según la señora Ikna, la joven fue tratada brutalmente—le explicó el anciano.

—¿La golpearon?—preguntó intrigado.

—Abusaron de ella—soltó el anciano con timidez.

—¿Está seguro de qué era humana?—esas palabras le cayeron comon un balde de agua helada, Iker había caído en cuenta de su error.

—Sí, varios de la manada la conocían, dicen haberla visto recogiendo frutas o flores por el bosque.

—¿Se sabe algo de su agresor?—preguntó con temor de que alguien lo hubiera visto.

—La joven no quiso dar declaraciones de lo sucedido.

—Redoblaremos la vigilancia, para proteger a nuestras mujeres, mientras averiguamos quién fue su atacante. Aunque no hay que descartar el hecho de que hubiese sido lastimada por algún novio. No se preocupen, yo cuidaré a la manada de esa bestia—prometió y el anciano se fue satisfecho.

—Soy una bestia—arrojó el contenido de la mesita de noche contra el suele—, ¿cómo pude confundirme? Le hice cosas atroces a esa chica y lo peor es que ni siquiera recuerdo su rostro, solo veo a Sahira en mis recuerdos de esa noche. Nunca debí hacerlo, la luna sabe que los celos me cegaron y el licor me impulsó a hacerlo.—Por primera vez reconoció su error.

Iker se sentía consumido por sus problemas, no podía entender su error, él no fallaba de esa manera.

—Después de lo que he hecho no tengo perdón—admitió el Alpha—, pero no puedo admitirlo, ese será mi secreto, uno que nunca contaré—se propuso enmendar su error.

Empezó a preparar una maleta con ropa suficiente para un par de semanas, necesitaba resarcir su error y asegurarse de no ser delatado ante su manada.

—Te quedas a cargo, mientras yo me encargó de ese asunto, le dijo un lobo anciano y sabio; este asintió.

—Cuidaré a la manada mientras regresa, mi Alpha—le prometió.

El alfa estaba decidido a encontrar a ese humana, aquella humana que por un momento creyó era Sahira.

—No podré reconocer tu rostro—admitió alejándose de la manada—, pero tu olor aun sigue en mi.—Solo necesito encontrarte y ofrecerte una suma de dinero suficiente para que lleves una vida cómoda el resto de tu vida y así olvides nuestro desafortunado encuentro—se propuso esa meta ante de ir a un local por algo de desayunar.

Samantha tenía una familia a la que ayudaba económicamente, por ello no podía tomarse un día libre.

—Tengo que estar bien—se dijo preparando una jarra de café para los clientes que empezaban a llegar a la primera cafetería.

—Señorita—un hombre en traje negro la llamó y ella se acercó a tomar su pedido.

—Traiga un Sándwich de ternera, termino medio con té de ciruela—pidió Iker quitándose los lentes de sol.

—Enseguida vuelvo—el rostro de Samantha palideció al reconocer esa mirada ambarina.==No puede ser—balbuceó temerosa, había pasado casi una semana desde que la ultrajaron y ahora este hombre aparecía ante ella como si nada hubiera pasado.

—Señorita, apurese—gritó el alfa impaciente, ella no quería volver con ese hombre, pero si no lo hacía podrían despedirla y necesitaba el dinero.

—Aquí esta su pedido—soltó mirando a la mesa, tratando de evitar su mirada.

—Gracias—le sonrió y ambos se miraron a los ojos por un instante, pero esta vez sus ojos eran de un marrón oscuro, por lo visto su mente le había jugado una mala pasada.

Respiró aliviada volviendo a la cocina, solo había sido un error, Iker notó el cambió en la chica y se imaginó que había descubierto su naturaleza de lobo, por eso se encargo de controlar sus instintos la próxima  vez que se miraron.

—Señorita—hizo una seña dejando un puñado de billetes junto con una nota, justo dentro de la libretita con la cuenta. El aroma a condimentos y comidas verías lograron que Iker se confundiera, evitando así que reconociera a la mujer que buscaba con urgencia. Necesitaba encontrar a la falsa Sahira, antes de que todo se descubriera, no estaba dispuesto a perder su lugar como Alpha.

—¿Dónde estarás, humana?—Iker se pasó las manos por el cabello con desesperación. —Necesito encontrarte rápido.

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