Capítulo 2. El primer beso de muchos
Cristóbal Mendoza Ramírez
León, Guanajuato, México
Porque era lo que se hacía normalmente, no sé si aquí tienen esa costumbre con todos, pues ella no me conocía antes como para organizarme algo a mí, me tomaba de sorpresa, pero iría a cambiarme, o compraría lago por aquí cerca, pues no sabía si me iba a dar tiempo de ir y regresar a tiempo, pero mejor no me arriesgaba y compraba algo en la tienda.
–No lo andes pensando, Cristóbal – Ella puso una de sus manos sobre las mías y eso desató algo dentro de mí – Terminemos el café y te vas por el traje, te espero en dos horas y cuando digo dos horas, son dos horas.
Salí como alma que lleva el diablo a la tienda esa de trajes, esperando que con lo que traía de efectivo, pudiera comprar algo medianamente decente y lo conseguí. Volví antes de las dos horas y ella estaba ahí, en la puerta del despacho y nuestras miradas se conectaron de tal forma que yo, sentí las chispas volar por todos lados. Esa mujer era hermosa y ahora yo sabía que no le era indiferente a ella.
–Mucho mejor, Cristóbal. Ven conmigo.
Sus palabras me volvían loco, como si solo esto lo hubiera realizado solo para mí, como si a nadie más lo hubiera atendido antes, puse toda mi atención sobre cómo se movían sus labios al hablar, era un total hipnotismo, tenía un total magnetismo en mí, era como si la hubiera estado esperando o ella a mí.
–Por supuesto.
La seguí y ese primer día ella me indicó todo lo que yo tendría que llevar a cabo en el siguiente año que iba a estar aquí con ella, desde enviar correos, redactar oficios, revisar sentencias, redactar demandas, llevar desde correspondencia hasta trajes a la tintorería y por supuesto, lo que todo pasante debe saber hacer mejor, aprender a preparar un buen café para tu jefa, algo que no se me daba nada mal.
–Has pasado la primera prueba, Cristóbal – Ella me sonrió sosteniendo la taza de café – Esto, está muy bueno.
No sabía si se refería al café, a la entrevista a mí, o a la atracción que sentíamos mutuamente, la licenciada era una mujer en toda la regla, sabía lo que hacía y como lo hacía, el novato aquí era yo, sus juegos de palabras me dejaban con la boca abierta, y se activaba mi lado sexual.
–Gracias.
No sabía que más decir, es como si estar cerca de ella, me dejara sin palabras y en cierta forma era así, ella no era la mujer mayor de lentes que yo pensaba encontrarme al llegar. Ella es una mujer bellísima, rubia, alta, con un porte elegante y unos ojos azules preciosos, que apenas la volteaba a ver y ya me tenía de lo más nervioso.
Pasé todo ese día aprendiendo todo lo que ella me indicaba y lo que necesitaba saber al dedillo, y llegada la noche, me dieron todos oficialmente la bienvenida al despacho, siendo yo, el elemento más joven en trabajar ahí, los demás ya se habían graduado y trabajaban ahí.
–Bienvenido, Cristóbal – Me dijo ella, sin quitarme los ojos de encima – Quita esa cara y bebamos unos tragos, quita esa cara de espanto o ¿Me vas a decir que no tomas?
Claro que me gustaba tomar, pero no lo hacía muy seguido, no quería hacer el oso la primera vez que tomaba con ellos, no tomaría mucho, solo para no dejar el brindis a medias, así que acepté ese trago que tanto me invitaba.
–Claro que sí, bebamos unos tragos.
Ella, mis demás compañeros y yo, bebimos unos tragos y se nos hizo muy de noche, de lo bien que la estábamos pasando, mi jefa no solo era bella, era divertida, era alegre y buena onda que el tiempo se nos pasó muy rápido y cuando menos lo advertimos, solo nosotros dos quedábamos en el despacho. Yo fui al servicio, en lo que ella atendía su teléfono.
Un fuego crecía dentro de mí y sé que ella se encontraba en las mismas condiciones que yo, porque sé que el fuego se había encendido entre ambos, sin que ninguno de los dos, pudiéramos hacer nada para frenar lo que nos atraía mutuamente.
–Esa mujer me tiene a mil por horas, no sé qué pueda resultar de todo esto, pero me gusta demasiado, y sé que yo le gusto de igual manera, eso se siente.
Me mojé la cara en el servicio y salí para despedirme de ella, yo iba a pedir un taxi y ella ya me estaba esperando, recargada en la recepción, se veía perfecta y yo, sin saber muy bien que es lo que hacía o empujado por los tragos, me acerqué a ella y al ver que ella, no rechazaba mi cercanía, me atreví a lo que nunca pensé que haría y la besé, estaba que me caía de los nervios y sentía que temblaba al sentir que mis labios probaban los suyos, siendo la sensación más deliciosa que había probado en mi vida.
Ella se dejó llevar por el beso y no sé por qué lo hizo, si porque yo realmente le gustaba o porque también había bebido unos tragos de más, el beso fue intenso, muy apasionado y excitante, tanto para que algo se inquietara en mí y al separarme de ella, ella estuviera muriendo de risa, ante mi reacción natural, lo que me hizo sentir muy apenado.
–Te llevo a tu casa, no digas que no, por aquí no pasan mucho los taxis.
Ella no le dio importancia y de inmediato se ofreció a llevarme a mi casa. No le rechazaría ninguna invitación a esta hermosa mujer, sería un tonto si le decía que no, me dejaría llevar a donde quisiera llevarme, yo iba a estar a su disposición y haría con ella lo que me pidiera.
–Muchas gracias, licenciada.
–Nada de licenciada. Me puedes llamar por mi nombre.
Nos subimos a su auto y ella ni siquiera me pidió la dirección, y mi sorpresa fue que cuando estábamos fuera de mi casa, ahora era ella, la que me besaba a mí y yo, no me pude detener, le respondí con todas las ansias que sentía en esos momentos, ya estaba completamente sobrio y ella también.
–Nos vemos Cris, duerme bonito y sueña conmigo.
No iba a haber necesidad de que me durmiera para soñar con ella, estaba viviendo en un sueño que se me iba a hacer realidad, eso se me había metido en la cabeza, no sé si el alcohol me dio la fuerza para besarla, pero ahora estoy más despejado y lo volvería a hacer.
–Nos vemos.
Yo estaba volando sobre las nubes, mi jefa me había correspondido al beso que me había atrevido a darle y no solo eso, luego ella me despidió con uno que me encendió completamente, esta noche no solo iba a soñar con ella, le haría el amor en ese sueño.
Capítulo 3. Mi pasante es mi tentaciónIvanna Linares FloresLeón, Guanajuato, MéxicoSupe apenas me fui de dejar a Cristóbal en su casa que, había hecho mal en besarlo. No tenía por qué haberlo besado y no quería ni pensar en lo que pasará el día de mañana. El chico es guapísimo y me ha encantado, me he divertido con él, más de lo que me he divertido con alguien últimamente y a él, se le notaba que le pasó lo mismo conmigo y esos besos que nos dimos, me hicieron viajar al paraíso.Me fui al departamento de mi amigo Axel, pues me gustaba irme a quedar unos días con él y con su novia Amaia, quién apenas llegué, me notó un poco extraña. Y no se quedó callada, pues creo que yo estaba más fascinada con lo que me había pasado, que no me daba cuenta que me encontraba en las nubes.–Hola, güera, ven y cuéntanos ¿Qué hiciste todo el día? – Ella nunca me preguntaba eso – Vienes bien servida y no invitas, te pasas.Me encontraba feliz, pero no era para tanto, para que pensara Amaia, que había b
Capítulo 4. Disipando mi malestarIvanna Linares FloresLeón, Guanajuato, México–Licenciada, digo Ivanna, yo lo siento mucho – Se disculpó – Se me volteó la taza.Pues ya me había dado cuenta y creo que esto me había despertado más rápido que si me la hubiera tomado, esperaba que no me hubiera quemado demasiado, estaba siendo en verdad muy torpe por lo nervioso que yo lo ponía sin siquiera proponérmelo.–Después te disculpas, ve por algo para que yo pueda secarme y limpiar este desorden – Le pedí – Apúrate por favor.Él no sabía ni que hacer, se había quedado petrificado viendo cómo el líquido se iba esparciendo todo, esto era un desastre, necesitaba limpiarme cuanto antes, por eso lo mandé a buscar algo con qué secarme con tanta rapidez.–Sí, licenciada.Cristóbal fue por algo para que yo me limpiara y así lo hice y después, él mismo se encargó de limpiar mi escritorio y de hacerlo de tal manera, que solo verlo hacer algo como eso, estaba encendiendo algo en mí. Este chico era muy t
Capítulo 5. Puras habladuríasCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, MéxicoDespués de lo ocurrido en el ascensor, en la oficina, yo me concentré en actuar de lo más normal posible. Tenía que estar tranquilo y relajado, no quería volver a cometer ningún error con la licenciada, con Ivanna. Estuve acomodando unos expedientes que ella me dio y llevándolos al área de archivo y ahí me encontré con un compañero de la firma.–Eh Cris, se nota que le gustas – Me abordó él – A ya sabes, a la licenciada. Qué suerte tienes, todos los que trabajamos aquí, ya quisiéramos eso que le gustáramos a esa bella mujer.Yo no iba a estar hablando de si Ivanna me gustaba o no, no me iba a prestar a habladurías, siempre en las oficinas había ese ambiente de chismes y habladurías, quería dejar en claro mi punto de vista, nadie tenía derecho a estar hablando de mí y de Ivanna en esos términos.–No, para nada – Desmentí eso – No seas intenso Leandro. Para la licenciada, yo solo soy un pasante y un emplead
Capítulo 6. Sorpresiva invitaciónCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, México–Liliana, ¿Qué onda, de qué? – Pregunté haciéndome el loco – Mañana no creo poder ir a Yuriria, tengo capacitación del trabajo nuevo en el que estoy.Me inventaría lo que fuera, con tal de quedarme este fin de semana aquí, yo ya no quería ir allá, aunque sé que me tocará ir a arreglar este asunto con ella, lo nuestro ya no iba a seguir, necesitaba terminarla, pero sé que ella se va a poner mal, pero yo ya no quiero estar con ella.–No me puedes hacer esto, amor – Chilló enfadada – Necesito verte y es cumpleaños de mi hermana, habíamos quedado en salir y en hacer algo.No se me había olvidado, que quedamos en algo, pero no se me va a hacer posible, la pasantía era cosa de seriedad, estaba demasiado cansado como para ir a celebrar el cumpleaños de su hermana. Yo ya no voy a tener tiempo de estar yendo y viniendo, ni tiempo iba a tener para mí.–Lo siento mucho, yo no sabía que esto de la pasantía iba a
Capítulo 7. Cita en el cine, parte 1Ivanna Linares FloresLeón, Guanajuato, MéxicoTenía mucho tiempo sin ir al cine y ahora no sé por qué me atreví no solo a venir, también a invitar a Cristóbal a venir conmigo. Me preocupaba demasiado todo lo que estaba haciendo con él y ya no estaba yo en edad, de andar haciendo estas cosas. Una mujer de 35 casi 36 años, haciendo cosas de adolescente y saliendo con un chico de 25 años, que además es mi pasante. Esto está fuera de toda lógica.–Ivanna, ¿Quieres algo para comer? – Me preguntó muy educado – No pensé en comprar nada a la entrada.Me sacó de mis pensamientos, ahora eso no tenía ninguna relevancia, él podía comprar lo que le diera la gana, lo básico que se venía a comer al cine, unas palomitas y un refresco, no estaba pensando racionalmente, me tenía embobada, era un hombre muy guapo.–Claro, unas palomitas y un refresco.Tenía tantas ganas de que se me olvidaran tantos prejuicios y llevármelo a una habitación de algún hotel, y arrancar
Capítulo 8. Cita en el cine, parte 2Ivanna Linares FloresLeón, Guanajuato, MéxicoSe me había olvidado por completo donde estamos, debíamos desalojar la sala, pues los chicos tenían que hacer el aseo para la siguiente función, pero nada que no se pudiera solucionar, saldríamos de la sala y ya. Aquí no ha pasado nada, no nos habían encontrado en una situación indecente.–Buenas noches, no se preocupe – Respondí despreocupada – Nosotros, ya nos vamos.Me levanté de la silla y Cristóbal hizo lo mismo, le agradecía a la chica que nos vino a interrumpir, pero aquí estaba segura de que no hubiera pasado nada, estaba muy emocionada con lo de Cris, pero por el momento las cosas estaban muy bien pensadas, era demasiado pronto como para que hiciéramos algo más que no fueran unos apasionados besos.–Sí, ya nos íbamos – Cris me secundó – Buenas noches.Salimos del cine caminando de lo más normal y en el pasillo de salida, Cris me sorprendió pegándome a la pared y robándome otro apasionado beso
Capítulo 9. Mi jefa es mi noviaCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, MéxicoMe había arriesgado con todo y le había pedido a mi hermosa jefa que fuera mi novia, sentía que flotaba entre nubes de la felicidad que estaba sintiendo. Nunca en mi vida había estado con una mujer tan bella como mi novia y ahora que soy el hombre más afortunado del mundo, porque ella me ha dicho que sí, me quedé pensando que tengo encima un grandísimo problema. Tengo que terminar con Liliana a como dé lugar y tengo que hacerlo pronto, antes que esto se me salga de las manos.–Cris, te estaba diciendo que esta noche nos han invitado a cenar – Me dijo Ivanna – Mi mejor amigo Axel y su novia, a su departamento y les dije que sí. Ellos tienen muchas ganas de conocerte.Ivanna me podía invitar a donde ella quisiera, me iba a encantar conocer a sus amigos, yo de esta hermosa mujer lo quería saber todo, estaba bien ir a conocer a su mejor amigo, y a la novia de este, yo estaba a su disposición. Sé que ella po
Capítulo 10. La pregunta inevitableCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, MéxicoTan transparente era que la amiga de Ivanna se había dado cuenta de que algo me traía, pues en verdad estaba angustiado por mi dilema que me esperaba en Yuriria. Pero yo no le podía contar nada, ella era muy amiga de Ivanna, no le diría que tengo a una novia esperándome.–Amaia, yo no tengo nada. En serio – Le dije muy tranquilo – No tienes nada de qué preocuparte. Esperaba que fueras una mujer mayor, como ya sabes Ivanna y Axel.Me había imaginado que la novia del amigo de Ivanna iba a ser de la misma edad de ellos, pero me había encontrado que incluso se ve mucho menor que yo, y creo que lo es, pero eso tampoco tiene importancia, el amor no tiene edad como se dice y yo lo estoy comprobando.–Bueno, ya has visto que no lo soy y que quiero ser tu amiga – Ella insistía – Se te ve muy tenso, preocupado, como si algo estuviera atormentándote y yo podría ayudarte y si no es así, al menos puedo escuchart