Capítulo 3. Mi pasante es mi tentación
Ivanna Linares Flores
León, Guanajuato, México
Supe apenas me fui de dejar a Cristóbal en su casa que, había hecho mal en besarlo. No tenía por qué haberlo besado y no quería ni pensar en lo que pasará el día de mañana. El chico es guapísimo y me ha encantado, me he divertido con él, más de lo que me he divertido con alguien últimamente y a él, se le notaba que le pasó lo mismo conmigo y esos besos que nos dimos, me hicieron viajar al paraíso.
Me fui al departamento de mi amigo Axel, pues me gustaba irme a quedar unos días con él y con su novia Amaia, quién apenas llegué, me notó un poco extraña. Y no se quedó callada, pues creo que yo estaba más fascinada con lo que me había pasado, que no me daba cuenta que me encontraba en las nubes.
–Hola, güera, ven y cuéntanos ¿Qué hiciste todo el día? – Ella nunca me preguntaba eso – Vienes bien servida y no invitas, te pasas.
Me encontraba feliz, pero no era para tanto, para que pensara Amaia, que había bebido demasiado, era la felicidad que me brotaba por los poros, pero no estaba todavía segura de poderles decir lo que había pasado con el nuevo pasante.
–Hola, chicos – Los saludé a ambos – Solo he tomado unos tragos porque le dimos en mi despacho, la bienvenida a un nuevo pasante.
Había sido la verdad, pero me iba a reservar lo que había pasado cuando salimos del despacho y después, cuando lo llevé a su casa, no sabía a ciencia cierta cómo ellos lo iban a tomar.
–Te tomaste toda la cantina güera – Me dijo mi amigo – Menos mal que no invitaste a Amaia, ustedes siempre que toman hacen un desastre.
A Axel no le gustaba cuando a Amaia y a mí se nos daba por tomar, y mucho menos si lo hacíamos fuera del departamento, era un amargado que no se sabía divertir, por eso no había invitado a su novia a que fuera al despacho, porque sabía que a él no le iba a gustar para nada que bebiera.
–Lo siento, Amaia. Por eso no te podía invitar, no quiero que tengas problemas con el tirano de mi amigo, ahora si me disculpan, me iré a dormir que estoy muerta.
Estaba bastante mareada después de haber conducido hasta acá, pero no quería que mis amigos se dieran cuenta, pues me había dado un bajón por el alcohol, aunque pensé que no había tomado mucho, me doy cuenta de que sí lo hice.
–Sí, está bien, güera que descanses – Dijo Amaia – Por cierto, te traje tu ropa de la lavandería.
Qué bueno que Amaia se hubiera acordado de mí y me haya traído la ropa, no sé en qué mundo me encontraba, que se me había olvidado rotundamente, que hoy tenía que pasar por ella, me había salvado de ir mañana temprano a buscarla.
–Te vas a ir al cielo, muchas gracias.
–Güera, bebe esto – Axel me dio una botella de suero – Ya no tenemos 20 años y mañana no quiero ver cómo vas a amanecer. Ahora sí que descanses.
Axel siempre previniendo una muy mala resaca, pero a la misma vez se burlaba de nosotros mismos, claro que ya no tenemos 20, pero y ahora me sentía como si los tuviera, había vivido algo parecido cuando estaba en mis 20, con este chico me sentí de nuevo viva.
–Qué gracioso eres amigo, igual tú. Descansa.
Me metí a la que era mi recámara en el depa de mi mejor amigo y me acosté en la cama, cerraba los ojos y me imaginaba de nuevo esos besos tan maravillosos que nos habíamos dado Cristóbal y yo, ese chico, aunque estaba nervioso, me había encantado como me besó y con eso en mente, me dormí.
Al volverlo a ver en la firma al día siguiente, él estaba demasiado nervioso cuando me acerqué a saludarlo de beso en la mejilla, noté como se estremeció al contacto. Eso me encantó, se notaba que lo ponía muy nervioso mi acercamiento y más cuando lo saludé de beso.
–Buenos días, Cristóbal – Lo saludé – Espero que estés bien, después de todo lo que nos tomamos anoche.
A punto había estado de excederme, no sé cómo hubiera venido hoy a trabajar, lo bueno fue que me hidraté antes de dormir, de lo contrario ahora estuviera con tremendo dolor de cabeza y del cuerpo más fuerte del que traigo, solo que lo sé disimular muy bien, me siento cruda, pero creo que lo puedo aguantar por un rato más.
–Buenos días, Licenciada – Respondió muy nervioso – Me encuentro muy bien, a usted yo ni le pregunto. Se ve muy bien, digo en el sentido que no le afectó lo que tomamos.
Me encantaba este chico, me voy a dar las divertidas de mi vida, con nada se pone nervioso, podía coquetear con él y puede que hasta nos volvamos a besar, me gustaron sus besos, me hicieron vibrar como hacía mucho tiempo no lo hacían unos besos bien dados. Pero algo sentía que me detenía, será la diferencia de edades o no sé qué sea.
–Licenciada no, dime Ivanna. Por favor – Le pedí – Está bien, que soy unos años mayor que tú, pero no los suficientes como para que me hables de usted.
Era mayor que él sí, pero me hacía sentir hasta mucho menos que él, estaba como adolescente hormonal, sentía su aroma y me lo quería agarrar a besos sin importarme nada, me desconocía a mí misma. Tenía que controlarme, aparte yo soy su jefa, eso no estaría bien
–Sí, está bien. Ivanna, es un hermoso nombre.
–Cristóbal, también lo es.
Cristóbal salió de mi oficina después de saludarnos y se fue a prepararme un café, volvió con él y lo colocó en mi escritorio y se lo agradecí.
–Aquí tienes Ivanna, espero que sea de tu agrado.
Si estaba necesitando esa taza de café como no tenía una idea, la cruda no me quería dejar, creo que no había valido de nada haberme tomado ese suero después de todo. Tal vez ni siquiera hubiera tomado nada de alcohol, pero ahí estaba de loca tomando como si no hubiera un mañana.
–Muchas gracias, Cristóbal.
Pensé que al haber ingerido el suero que Axel me había dado anoche, iba a amanecer como nueva, pero la verdad era que me sentía de lo más cruda posible. Ya no estoy para estos trotes, me dije mentalmente y de pronto, sentí el líquido caliente derramarse en mi abdomen y en mis piernas. Cristóbal se distrajo con algo y se le volteó la taza de café hirviendo.
– ¡Ay! – Grité sin poder evitarlo – Eso está hirviendo, por favor trae algo con qué limpiar.
Este día estaba comenzando fatal, no era posible que ahora se le hubiera caído la taza de café a Cristóbal, y yo estaba muy sensible por la cruda y me ardía demasiado, esto no me podía estar pasando.
Capítulo 4. Disipando mi malestarIvanna Linares FloresLeón, Guanajuato, México–Licenciada, digo Ivanna, yo lo siento mucho – Se disculpó – Se me volteó la taza.Pues ya me había dado cuenta y creo que esto me había despertado más rápido que si me la hubiera tomado, esperaba que no me hubiera quemado demasiado, estaba siendo en verdad muy torpe por lo nervioso que yo lo ponía sin siquiera proponérmelo.–Después te disculpas, ve por algo para que yo pueda secarme y limpiar este desorden – Le pedí – Apúrate por favor.Él no sabía ni que hacer, se había quedado petrificado viendo cómo el líquido se iba esparciendo todo, esto era un desastre, necesitaba limpiarme cuanto antes, por eso lo mandé a buscar algo con qué secarme con tanta rapidez.–Sí, licenciada.Cristóbal fue por algo para que yo me limpiara y así lo hice y después, él mismo se encargó de limpiar mi escritorio y de hacerlo de tal manera, que solo verlo hacer algo como eso, estaba encendiendo algo en mí. Este chico era muy t
Capítulo 5. Puras habladuríasCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, MéxicoDespués de lo ocurrido en el ascensor, en la oficina, yo me concentré en actuar de lo más normal posible. Tenía que estar tranquilo y relajado, no quería volver a cometer ningún error con la licenciada, con Ivanna. Estuve acomodando unos expedientes que ella me dio y llevándolos al área de archivo y ahí me encontré con un compañero de la firma.–Eh Cris, se nota que le gustas – Me abordó él – A ya sabes, a la licenciada. Qué suerte tienes, todos los que trabajamos aquí, ya quisiéramos eso que le gustáramos a esa bella mujer.Yo no iba a estar hablando de si Ivanna me gustaba o no, no me iba a prestar a habladurías, siempre en las oficinas había ese ambiente de chismes y habladurías, quería dejar en claro mi punto de vista, nadie tenía derecho a estar hablando de mí y de Ivanna en esos términos.–No, para nada – Desmentí eso – No seas intenso Leandro. Para la licenciada, yo solo soy un pasante y un emplead
Capítulo 6. Sorpresiva invitaciónCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, México–Liliana, ¿Qué onda, de qué? – Pregunté haciéndome el loco – Mañana no creo poder ir a Yuriria, tengo capacitación del trabajo nuevo en el que estoy.Me inventaría lo que fuera, con tal de quedarme este fin de semana aquí, yo ya no quería ir allá, aunque sé que me tocará ir a arreglar este asunto con ella, lo nuestro ya no iba a seguir, necesitaba terminarla, pero sé que ella se va a poner mal, pero yo ya no quiero estar con ella.–No me puedes hacer esto, amor – Chilló enfadada – Necesito verte y es cumpleaños de mi hermana, habíamos quedado en salir y en hacer algo.No se me había olvidado, que quedamos en algo, pero no se me va a hacer posible, la pasantía era cosa de seriedad, estaba demasiado cansado como para ir a celebrar el cumpleaños de su hermana. Yo ya no voy a tener tiempo de estar yendo y viniendo, ni tiempo iba a tener para mí.–Lo siento mucho, yo no sabía que esto de la pasantía iba a
Capítulo 7. Cita en el cine, parte 1Ivanna Linares FloresLeón, Guanajuato, MéxicoTenía mucho tiempo sin ir al cine y ahora no sé por qué me atreví no solo a venir, también a invitar a Cristóbal a venir conmigo. Me preocupaba demasiado todo lo que estaba haciendo con él y ya no estaba yo en edad, de andar haciendo estas cosas. Una mujer de 35 casi 36 años, haciendo cosas de adolescente y saliendo con un chico de 25 años, que además es mi pasante. Esto está fuera de toda lógica.–Ivanna, ¿Quieres algo para comer? – Me preguntó muy educado – No pensé en comprar nada a la entrada.Me sacó de mis pensamientos, ahora eso no tenía ninguna relevancia, él podía comprar lo que le diera la gana, lo básico que se venía a comer al cine, unas palomitas y un refresco, no estaba pensando racionalmente, me tenía embobada, era un hombre muy guapo.–Claro, unas palomitas y un refresco.Tenía tantas ganas de que se me olvidaran tantos prejuicios y llevármelo a una habitación de algún hotel, y arrancar
Capítulo 8. Cita en el cine, parte 2Ivanna Linares FloresLeón, Guanajuato, MéxicoSe me había olvidado por completo donde estamos, debíamos desalojar la sala, pues los chicos tenían que hacer el aseo para la siguiente función, pero nada que no se pudiera solucionar, saldríamos de la sala y ya. Aquí no ha pasado nada, no nos habían encontrado en una situación indecente.–Buenas noches, no se preocupe – Respondí despreocupada – Nosotros, ya nos vamos.Me levanté de la silla y Cristóbal hizo lo mismo, le agradecía a la chica que nos vino a interrumpir, pero aquí estaba segura de que no hubiera pasado nada, estaba muy emocionada con lo de Cris, pero por el momento las cosas estaban muy bien pensadas, era demasiado pronto como para que hiciéramos algo más que no fueran unos apasionados besos.–Sí, ya nos íbamos – Cris me secundó – Buenas noches.Salimos del cine caminando de lo más normal y en el pasillo de salida, Cris me sorprendió pegándome a la pared y robándome otro apasionado beso
Capítulo 9. Mi jefa es mi noviaCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, MéxicoMe había arriesgado con todo y le había pedido a mi hermosa jefa que fuera mi novia, sentía que flotaba entre nubes de la felicidad que estaba sintiendo. Nunca en mi vida había estado con una mujer tan bella como mi novia y ahora que soy el hombre más afortunado del mundo, porque ella me ha dicho que sí, me quedé pensando que tengo encima un grandísimo problema. Tengo que terminar con Liliana a como dé lugar y tengo que hacerlo pronto, antes que esto se me salga de las manos.–Cris, te estaba diciendo que esta noche nos han invitado a cenar – Me dijo Ivanna – Mi mejor amigo Axel y su novia, a su departamento y les dije que sí. Ellos tienen muchas ganas de conocerte.Ivanna me podía invitar a donde ella quisiera, me iba a encantar conocer a sus amigos, yo de esta hermosa mujer lo quería saber todo, estaba bien ir a conocer a su mejor amigo, y a la novia de este, yo estaba a su disposición. Sé que ella po
Capítulo 10. La pregunta inevitableCristóbal Mendoza RamírezLeón, Guanajuato, MéxicoTan transparente era que la amiga de Ivanna se había dado cuenta de que algo me traía, pues en verdad estaba angustiado por mi dilema que me esperaba en Yuriria. Pero yo no le podía contar nada, ella era muy amiga de Ivanna, no le diría que tengo a una novia esperándome.–Amaia, yo no tengo nada. En serio – Le dije muy tranquilo – No tienes nada de qué preocuparte. Esperaba que fueras una mujer mayor, como ya sabes Ivanna y Axel.Me había imaginado que la novia del amigo de Ivanna iba a ser de la misma edad de ellos, pero me había encontrado que incluso se ve mucho menor que yo, y creo que lo es, pero eso tampoco tiene importancia, el amor no tiene edad como se dice y yo lo estoy comprobando.–Bueno, ya has visto que no lo soy y que quiero ser tu amiga – Ella insistía – Se te ve muy tenso, preocupado, como si algo estuviera atormentándote y yo podría ayudarte y si no es así, al menos puedo escuchart
Capítulo 11. La habitación 44, parte 1Ivanna Linares FloresLeón, Guanajuato, MéxicoCris se había llevado de maravilla con Axel, pero también lo había hecho con Amaia, eso me había gustado que ellos lo recibieran bien y que todos vamos a poder vernos con frecuencia y convivir también. Lo único que pensé en toda esa noche, antes de dormir, era en los besos de Cris y en lo mucho que yo hubiera deseado que pasara la noche a mi lado, pero por algo él se había detenido y al día siguiente, al verlo en la firma, lo noté demasiado nervioso.–Buenos días – Saludé a todos en la firma – Cristóbal, por favor, a mi despacho y trae mi agenda, por favor.Debía saludarlo como es debido, necesitaba mi dosis de los besos de Cris y nadie podía decir nada por qué lo estaba llamando a mi oficina por cuestiones de trabajo. Lo que pasara dentro de la oficina ya era asunto nuestro, no de ellos.–Buenos días, por supuesto, licenciada.Cris entró a mi despacho con una cara de nervios y no entendía por qué mo