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Capítulo 21: Mía, solo mía
El clímax los alcanzó a ambos, y Dantes gruñó mientras sostenía firmemente la cintura de Lirio, asegurándose de que permaneciera sobre su regazo. La calidez de su unión los envolvía, creando una atmósfera íntima y de profundo vínculo.

—¿Fue suficiente? —preguntó, dejando suaves besos en su cuello antes de morder delicadamente su barbilla, mientras sostenía su cabeza hacia atrás, enredando sus dedos en su cabello.

—Mmm… —escuchó a Lirio murmurar. Dantes la hizo mirarlo, sonriendo al ver sus ojos somnolientos.

—Para mí nunca es suficiente —susurró sobre sus labios, recorriéndolos con su lengua, pero con un toque más juguetón—. Pero te dejaré descansar —añadió, y con una suave palmada en su nalga, la animó a levantarse de su regazo. Lirio, con pereza, así lo hizo, mientras Dantes jadeaba.

La llevó a la cama, cubriéndola con las colchas. Lirio no tardó en dormirse, mientras Dantes recogía su ropa y la doblaba con cuidado sobre un mueble antes de ponerse solo el pantalón. Luego, tomó su
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