Evie no podía entender lo que sucedía a su alrededor, era como si en su interior el tiempo se hubiera detenido y en el mundo exterior todo fuera un caos, moviéndose a toda prisa, dejándola atrás, sin poder lograr estar al mismo ritmo en que avanzaba la vida.Su madre había muerto. El auto se estrelló del lado del copiloto, recibiendo la mujer todo el impacto. Muerte instantánea.Marco estaba herido, con el hombro izquierdo dislocado, pero sin mayores heridas, al menos no de gravedad. Seguía inconsciente, para fortuna de Evie.Sabía lo que iba a pasar de ahora en adelante, la culparían del accidente, pues ellos iban a recogerla, para así supervisar que no fuera a escaparse con su novio, pues no sabían que Adam ni siquiera se encontraba en el país.Olga murió en la persecución e impidiendo que su familia se relacionara amorosamente con la gente de poder, eso era un hecho.El ambiente en el pasillo del hospital era frío, erizaba la piel. Le daba a Evie la sensación de estar en un cemente
Cuando el celular de Marco sonó y vio en la pantalla un número no registrado, tuvo la premonición de que algo muy malo había sucedido. Al contestar la llamada, la voz de la mujer en la línea le informó la fatídica noticia. Su rostro palideció y sus bellos se colocaron de punta. Adam, frente a él, lo entendió al momento. Acababan de tener, por primera vez en muchos años una conversación honesta, donde confesó sus razones para no permitirse crear una vida al lado de Evie. Pero ahora aquella mujer que tanto amaba no podría conocer su mayor secreto. —Natalie y Evie acaban de tener un accidente —confesó Marco con los ojos llenos de lágrimas, intentando no entrar en pánico. —¿Y cómo se encuentran? —preguntó Adam, su corazón estaba en vilo. Marco negó ligeramente, dejó salir el llanto y llevó las manos a su cabeza. * * La vida de Evie y del bebé corrían grave peligro. Afortunadamente, Natalie no había sufrido mayores heridas y estaba fuera de peligro. Adam y Marco llegaron al hospi
El punto de quiebre de Evie se dio al encontrar todo el restaurante perfectamente decorado, en el fondo, en la zona de un jardín interior, estaba todo un arreglo enorme de rosas rojas en forma de corazón.Adam, cambiado con un traje blanco, estaba de pie, a un lado del corazón de rosas; sonreía con todo el amor que puede habitar en un hombre enamorado. Cuando Evie se acercó a él, aún consternada por la situación, él se hincó en una pierna y abrió una cajita roja que sus manos habían estado sosteniendo, mostrando un anillo con una gran piedra de diamante.De fondo se escuchaba la canción Stand By Me de Ben E. King, creando un armonioso equilibrio con ocasión.—Te dije que te iba a sorprender en cualquier momento con una perfecta pedida de matrimonio —dijo Adam con los ojos rebosantes de alegría—. Evie, querida, ¿aceptas casarte conmigo?Los labios de Evie temblaban, su garganta quemaba por el malestar que la torturaba. Su cuerpo le informaba que iba a colapsar en cualquier momento.El
Natalie acababa de recobrar la conciencia y su primera reacción fue preguntar por Evie.Marco se encontraba sentado en un sillón a su lado, la tomó de una mano y le dio un beso.—Menos mal estás bien —susurró el hombre—. Gracias a Dios estás bien, amor.—¿Cómo está Evie? —preguntó ella con la voz maltratada—. ¿Cómo está su bebé?El silencio que Marco hizo no ayudó mucho a la situación.Natalie se acomodó en la cama con incomodidad y dolor.—Marco, por favor, dime cómo está Evie —suplicó.—Ella está en cirugía —informó su esposo—. Tuvo una hemorragia interna y… la están operando, intentan salvarle la vida al bebé.—¿Solamente al bebé? —preguntó la mujer con los ojos llenos de lágrimas—. ¿Y qué sucede con la vida de Evie?Marco hizo silencio, algo que desesperó en gran manera a Natalie.—¡Por favor, responde ya!—No sabemos aún —contestó el hombre a toda prisa—. No sabemos si logre sobrevivir.El silencio los invadió por completo. Natalie, quien le costaba procesar la información recibi
Fernanda acompañaba a su hijo en la sala de espera, sentados en unos sillones de cuero. —Cuando se está en este tipo de situaciones es cuando pensamos en esas cosas que dejamos de hacer —dijo la mujer—, nos decimos “ah, debí decirle esa tarde que lo quería, que no estaba enojado realmente. Esa mañana tuve que despedirme mejor”. Pensamos en “si se recupera se lo diré” o el “voy a hacerlo esta vez si se pone mejor”. —Desplegó una mediana sonrisa—. No es bueno dejar las cosas para después. Ese después puede convertirse en arrepentimiento. Adam sabía a qué se refería su madre, por lo mismo permaneció en silencio. —Si Evie logra sobrevivir dile toda la vedad, ella está preocupada por tu salud, ya lo sospecha —comentó—. Lo mejor es hacer las cosas bien. Volteó a mirarla fijamente. —¿Desde cuándo lo sabes? —le preguntó. —Soy tu madre, ¿crees que podrías mentirme? —respondió Fernanda con mirada triste. Adam pasó saliva por su garganta lentamente. —Pienso que sería una carga para Evie
Evie estaba fuera de peligro, había despertado a mitad de la noche.Al día siguiente, cuando Adam pudo visitarla, la joven ya podía respirar por sí sola y tenía un rostro tranquilo, como si disfrutara de un placentero sueño.De esta forma la recuperación de Evie era lenta, pero segura. Adam no se despegaba de ella ni un instante, estaba atento a cualquier por menor.Cuando la pasaron a una habitación, se pasaba todo el día sentado en un sillón, leyendo tranquilamente las cartas que Evie le había escrito. La mujer dormía la mayor parte del tiempo, por lo cual nunca notó que Adam estaba leyendo sus cartas.Ada organizó todas las cartas por fechas, así pudo enterarse de todo lo que Evie había sufrido y soportado en aquellos años. También supo por parte de ella, gracias a estas cartas, las razones para haberlo rechazado, sobre cómo se dio la muerte de la su madre y todas las acciones de parte de su familia para poder separarlos.Por momentos Adam no lograba retener las lágrimas, podía tra
Adam se acercó a Davison con paso demandante.—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó con tono despectivo.—Voy a visitar a una amiga que no se encuentra bien de salud —respondió Davison.Adam soltó una risa llena de sarcasmo.—Así que ahora consideras a Evie una amiga —dijo Adam y colocó sus brazos en la cintura, dejó salir un suspiro—. Me sorprende que tengas el coraje de aparecerte por aquí. Después de tantos años aún sigues siendo una molestia en la vida de Evie. —Adam no hablaba, gruñía—. Parece que no te quedó nada claro mi advertencia, esa vez debiste estar tan ebrio que se te olvidó. —Acercó un poco su rostro a Davison—. No quiero verte cerca de Evie.Davison desplegó una sonrisita y bajó la mirada al ramo de flores.—Parece que el que no puede entender las cosas esta vez es otra persona —dijo Davison y volvió a mirar al que ahora era su rival—. Tú… hace mucho tiempo que no tienes el derecho de decirme si estar o no cerca de Evie. Desde que la abandonaste y dejaste que pasar
Para Evie fue hermoso estar en la que sería su nueva casa: la mansión Sanders. Le fascinó el momento exacto en el que se sentó en un sillón reclinable para que estuviera cómoda y le trajeron a su bebé. El poder cargarlo, apreciar sus mejillas regordetas y rojas, acurrucarlo en sus brazos y poder acariciar su piel fue la mejor experiencia que pudo vivir en el mundo. Fue la primera vez en años que lloró de la alegría. Le dio muchos besos en el rostro y lo arrulló hasta que Adem se durmió profundamente. Los siguientes días pasaron con mucha calma y al mismo tiempo colmado de cosas nuevas, tanto para Evie como para Adam. Si bien Evie se recuperaba satisfactoriamente de la cirugía y los golpes sufridos en el accidente, quería estar involucrada en el cuidado del bebé, por más que la enfermera y los familiares le pidieran que estuviera recostada, descansando. Evie comenzó a amamantar al bebé y lo acurrucaba cada vez que lloraba. Adam, que tampoco se despegaba ni un momento del bebé, se