Capítulo 3

Adam volvió a sonreír, pero esta vez su mirada me estaba seduciendo, recordándome a esas noches cuando me abrazaba en la cama y me susurraba palabras lindas.

Parpadeo dos veces para volver en sí, necesito que su belleza deje de cautivarme.

Veo que toma un papel del escritorio, le echa una mirada rápida y después me lo ofrece.

—Necesito que leas esto.

—¿Qué es esto? —pregunto. Intento mantenerme lo más seria posible y no dejarme cautivar por sus encantos naturales que desbordaba al hacer un simple movimiento.

—Quiero hacer un negocio contigo —me informa—, uno donde los dos saldremos beneficiados.

Suelto un suspiro para calmar mis nervios, ¿está intentando sobornarme para dejar la empresa?

—Adam… —Me detengo en seco y recuerdo que ahora es mi jefe—. Señor Sanders, esto no es necesario, si lo que desea es que yo renuncie, lo haré sin ningún problema. Entiendo que para ambos será incómodo trabajar juntos debido a nuestro pasado.

Intento entregarle el papel, pero no lo acepta, así que quedo con la mano alzada en el aire. Vuelvo a soltar otro suspiro, intentando mantener la compostura.

Adam sigue observándome con su sonrisa seductora.

—No voy a despedirte —informa.

Ahora ya no entiendo nada.

—Quiero que hagamos un negocio, Evie —propone—, uno donde los dos recibiremos muchos beneficios.

Mis orejas se vuelven grandes al escuchar las palabras “beneficio” y “negocio”.

Mi pulso palpita tanto que hace que me hormigueen las manos y pies. Aunque me ha aclarado que no tiene intenciones de despedirme, aún estoy alerta, sé que podría intentar vengarse de mí.

Bajo la mirada al papel que sostienen mis manos temblorosas y empiezo a leer tan deprisa que no puedo entender lo que dicen las palabras. Además, el silencio que hace Adam no me ayuda en lo absoluto para calmar mi ansiedad.

—Quiero que seas la madre de mi hijo —suelta a bocajarro.

Alzo muy deprisa mi rostro hasta él.

—¿Qué? —pregunto sin lograr salir del estupor.

Creo que he escuchado mal. Pero su rostro, que ahora es sumamente serio, me informa que no, no he escuchado mal, es todo lo contrario.

—Si aceptas quedar embarazada de mí, ganarás cien millones de dólares al momento de nacer el bebé —explica—. Tendremos el plazo de un año para concebirlo. —Hace una pausa para que logre procesar la información—. ¿Aceptas?

Espero unos segundos, esperando a que soltara la risotada y me dijera que era una broma, algo por el estilo.

De hecho, volteo a ver a mi alrededor, intentando encontrar alguna cámara que me informara que se trata de esas bromas que suben en redes sociales. Sin embargo, al volver a mirarle entiendo que Adam habla muy en serio, de hecho, él siempre lo hace, su personalidad se caracteriza por esto; claramente se trata de un hombre de negocios que no tiene tiempo para malgastarlo en cosas inútiles (incluyendo también personas).

Trago en seco y muerdo mi labio inferior, bajo el papel que tengo en mis manos y entonces en mi lectura encuentro mi nombre, también la cifra que él acababa de mencionar y por último la palabra “heredero”.

Era real. Adem Sanders me está pidiendo que me convirtiera en la madre de su hijo. No piensa despedirme, para él sirvo más embarazada que despedida.

Dejo el documento sobre mis piernas y analizo a mi exnovio con la mirada.

—¿Quieres que te sirva como vientre de alquiler? —inquiero.  

Despliega una sonrisa de esas seductoras que me aún siguen fascinándome.

—No —responde calmadamente.

—¿Entonces qué es lo que quieres exactamente? —cuestiono—. ¿Lo que quieres son mis genes?

—Quiero que seas la madre de mi futuro hijo —explica—, así de simple.

—¿Harás eso de implantar tu esperma en mi ovario? ¿Harás ese tipo de cosas? —seguí preguntando.

Aunque me parece un tanto estúpida la idea, porque ya los dos nos conocíamos hasta el alma.

Por temas de cómo procrearíamos a dicho heredero no encontraba ningún problema en hacerlo de forma natural, pues sería todo un placer recordar viejos tiempos con Adam.

Sin embargo, no sabía nada de él desde hacía un tiempo, tal vez se casó y su esposa era estéril, por lo cual buscaban otras formas de concebir un bebé.

Adam seguía mostrando aquella calmada sonrisa que tanta paz me transmitía.

—No, Evie —responde—. Lo que quiero es que quedes embarazada de mí, pero no por esos medios, me gusta más la forma natural.

Se me escapa una sonrisa al escuchar sus palabras y mis muslos se tensan. Noto que su mirada baja hasta mis piernas.  

—Disculpa, pero no lo entiendo, ¿por qué harías tal cosa? —insisto y trato de recuperar la seriedad.

—Me parece que eres la mujer ideal para hacerlo —confiesa por fin—. Te conozco bastante bien, sé que eres la indicada para darme el hijo que quiero.

Me siento halagada, al igual como consternada.

¿Cómo puede pensar eso de mí después de haberle rechazado su propuesta de matrimonio? Debería odiarme, gritarme muy enojado, no estar pidiéndome ser la madre de su hijo. ¿O es que aún me ama? ¿Será que no ha podido superarme?

Cómo me encantaría decirle que yo tampoco lo he superado, que lo amo con locura y estos años han sido una tortura… Cómo desearía pedirle que me perdone…

—No será una relación marital —aclara de inmediato—. Esto es un trato: me das un hijo y yo a cambio te daré una cantidad de dinero para que puedas hacer con ello lo que desees.

Veo que confesarle mis sentimientos ya no es una opción. Debo retirar mi corazón agonizante del campo de batalla y guardarlo en mi pecho.

—Entonces, ¿al momento de nacer el bebé… te lo debo entregar? —pregunto.

Esta pregunta lo hace pensar, era casi como si le costara responderla. En su mirada noto un aire de tristeza que me confunde.

Conozco a Adem como la palma de mi mano, aunque hayan pasado tantos años, aún logro leer en su interior. Está escondiendo algo importante.  

—Serás su madre, no te quitaré el derecho de verlo crecer —explica—, podremos llegar a acuerdos para que puedas pasar tiempo con él, sin embargo, la conversación la tendremos una vez aceptes mi propuesta.

Aceptar la propuesta de mi exnovio es una llave para volver a su vida, pero esto me dejará a merced de cualquier decisión que él tome.

Si desea romperme el corazón y cobrar venganza, esta es la mejor oportunidad. 

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