Capítulo 12

Otro regalito de mi jefe.

Tengo extendido el hilo rojo fuego de encaje frente a mí.

—Válgame Dios, pero si esto no tapa nada —solté.

Leí la nota: “Sedúceme esta noche”.

A este paso vamos a tener trillizos, ¿es que no se cansa? Es un semental…

No recordaba que Adam fuera tan activo en el pasado. O sea, sí me quedaba a pasar noches en su apartamento, mi madre y hermano estaban creidísimos que me iba a trabajar de mesera, haciendo turnos nocturnos porque no nos alcanzaba el dinero para esa época, así que no le veían ningún problema con que tuviera un segundo trabajo.

Bueno, sí trabajaba, trabajaba mucho para darle orgasmos a mi noviecito. Y tanto que odiaron a Adam y era él quien pagaba las compronas que yo hacía a fin de mes, todo gracias a que yo trabajaba arduamente, cabalgando encima suyo,

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