El fin de semana estaba en la mansión como se estipulaba en el contrato. Decidí no contarle a Adam que me había hecho una prueba de embarazo. Fue una falsa alarma, salió negativa. Comenzaba a preocuparme el hecho de no quedar embarazada, ya llevábamos cuatro meses intentando y no sucedía nada.
Sabía que tenía toda la capacidad de quedar embarazada, no tengo ningún problema, aunque no sabía si sucedía el mismo caso en Adam. Tal vez y por eso quería tener un hijo, porque le dijeron que tenía pocas probabilidades.
Mientras me terminaba de duchar, Adam entró al baño completamente desnudo y abrió la puerta corrediza de cristal, me barría de pies a cabeza con una mirada seductora. Intentaba no cohibirme con su presencia, sería bastante ridículo porque la noche anterior habíamos tenido sexo.
—¿Qué sucede? &mdash
El día que conocí a Adam llevaba un mes trabajando en la librería, recién graduada de la universidad, a diferencia de mis amigos que ya tenían buenos trabajos, yo aún no sabía qué hacer con mi vida. Me gustaban los libros, los veía como mi hogar y trabajar en frente de la compañía Sanders me hacía tener la esperanza de que algún día trabajaría para la editorial o algún editor entraría por la puerta de la librería, me conocería y descubriría un valor significativo en mis escritos, publicándolos y convirtiéndome en una escritora reconocida a nivel mundial.Era una gran fantasía que realmente creía a mis veintitrés años y me animaba a levantarme por las mañanas.Cada vez que sonaba la campanilla de la puerta al abrirse, subía la mirada del mostrador y observaba al cliente, repar&
Decidí pasar por la farmacia antes de volver a casa, compré dos pruebas de embarazo para así esta vez cerciorarme de que esta vez no hay ninguna equivocación.Camino de vuelta a casa, pero siento que alguien me persigue, volteo hacia atrás y veo a un hombre vestido de negro que está a unos metros de distancia en la calle. Vuelvo la mirada al frente y aprieto el paso, sintiendo un mal presentimiento, una voz interna que me informa que estoy corriendo peligro.Cruzo en una esquina y vuelvo a observar hacia atrás y veo que el hombre, el cual al llevar una gorra negra no puedo verle el rostro, está muy cerca. Comienzo a correr porque sé que ahora estoy siendo perseguida.Llego a la casa y con desespero saco las llaves de mi bolso, pero al tener las manos sumamente temblorosas se me complica abrir. Al lograr hacerlo, cierro el portón a toda prisa y después abro la puerta principal, par
Decidí sentarme en un mueble blanco cerca al balcón donde se apreciaba la ciudad nocturna. Rossy en un principio me acompañó, tal vez apiadándose de mí al verme tan sola. Yo era una muñequita bien arreglada para la fiesta, pero mi actitud aburrida espantaba a todos los interesados que querían sacarme a bailar. Rossy no pudo soportar tanto aburrimiento y después de haber rechazado la invitación de dos amigos, a la tercera invitación aceptó y se fue alegre a la pista de baile.Un mesero me ofreció una margarita y decidí aceptar, empezaba a notar que mi noche sería bastante larga. La principal motivación que había tenido para aceptar la fiesta fue destruida al ver a Adam Sanders besándose con unas larguiruchas modelos en el jacuzzi.Me consolaba tener tan linda vista, era imponente y sumamente exclusiva, nunca había visto la ciudad desde aqu
Acepté bailar con Adam esa noche para demostrarle que no me intimidaba y mucho menos lo despreciaba, quería hacerle ver que me daba igual, aunque sabía muy bien que no era así.La atracción sexual entre los dos era más que evidente. Sus manos recorrían mi cuerpo cuando bailábamos y nuestras pieles estaban encendidas.Al día siguiente Natalie y Rossy me interrogaban sumamente emocionadas para saber cómo terminó Adam persiguiéndome toda la noche. Yo intentaba restarle importancia, diciéndole que entre los dos no sucedía nada, pero las tres sabíamos que esa era la mayor mentira que podía salir de mi boca.Adam comenzó a visitar la librería casi que a diario, aprovechando que en la terraza estaba condicionada con mesas y un hermoso jardín donde los clientes podían sentarse a tomar café mientras leían los libros que
Las dos pruebas de embarazo dieron positivo.No sé cómo decirle a Adam que por fin estoy embarazada. La discusión que tuvimos en su casa el domingo dejó nuestra relación fragmentada. El lunes estuvimos extraños, estar juntos en la misma habitación me parecía incómodo.Adam aún no me perdona por haberlo rechazado en el pasado, su mirada dolida cuando me reclamó esa noche me lo hizo saber.Me paseo por la habitación sosteniendo las dos pruebas de embarazo. Positivo, qué palabra tan poderosa.Ya estoy lista para marcharme al trabajo, pero quiero dilatar el tiempo, porque sé que debo decírselo.El timbre suena y me asusto. Hugo.Corro con miedo para observar por el balcón. Es un mensajero que trae un enorme arreglo de rosas.Guardo las pruebas de embarazo en el bolso y bajo a abrir.Cuando acomodo el arreglo de r
Adam organizó una nueva fiesta un mes después de haber realizado la última y esta vez llegó directamente a la librería para invitarme.—Tiburona —saludó al llegar hasta el mostrador.—Que me dejes de llamar así, niñito rico —gruñí.—Por favor, no hagas un drama —pidió con tono sarcástico.—¿Qué es lo que quieres? No puedo perder el tiempo contigo, insignificante —volví a gruñir, pero esta vez entre dientes.—Sólo pasaba a decirte que haré una fiesta y quiero darte el gran placer de ser invitada —soltó con tono casual mientras observaba uno de los libros apilados en el mostrador para exhibición—. Claro, es mi muestra de caridad para el proletariado y pues tú haces parte de ese gremio. —Me barrió de pies a cabeza—. Espero
Natalie está a punto de tener su bebé, hemos planeado un baby shower en el restaurante, quiso que fuera estilo princesa con todo rosado. Poder ayudar en la organización me hizo mucha ilusión, pensando que en unos meses podré estar organizando el mío.Para enviar las invitaciones hicimos un listado sentadas en el patio de mi casa, ella comía una bandeja de mango maduro (uno de sus nuevos antojos) y me iba dando nombres que yo iba anotando en una libreta de apuntes mediana.—¡Claro, debemos invitar a Rossy y Sebastián! —exclamó mientras me apuntaba con el tenedor y con la otra mano se acariciaba la panza—. Hace poco hablé con ella, están en la ciudad, al parecer están pensando en comprar una casa.Pasé saliva al escuchar los nombres, hablar de Rossy era remontarme a mi pasado, a esos años donde fui sumamente feliz: antes de la cat&aacu
Después de haber tenido sexo con Adam por primera vez en su penhouse creí que había comenzado una relación entre los dos, pero después que se acabó la fiesta, no lo volví a ver por días. No tenía su número, así que no pude escribirle para saber si estaba enojado conmigo por algo que dije o hice.Estaba contrariada, ¿acaso había caído en su trampa de seducción? ¿Consiguió lo que quiso y ya no se sentía interesado por mí?No iba a la librería, tampoco les preguntó a mis amigos por mi número. Simplemente… Adam Sanders no le interesaba verme.No les confesé a Rossy y Natalie sobre haberme acostado con Adam, sabía que se enojarían cuando llegara al punto de la historia donde él me ignoraba.Nos volveríamos a ver, en un punto, volveríamos a vernos. As&i