Capítulo 18

Acepté bailar con Adam esa noche para demostrarle que no me intimidaba y mucho menos lo despreciaba, quería hacerle ver que me daba igual, aunque sabía muy bien que no era así.

La atracción sexual entre los dos era más que evidente. Sus manos recorrían mi cuerpo cuando bailábamos y nuestras pieles estaban encendidas.

Al día siguiente Natalie y Rossy me interrogaban sumamente emocionadas para saber cómo terminó Adam persiguiéndome toda la noche. Yo intentaba restarle importancia, diciéndole que entre los dos no sucedía nada, pero las tres sabíamos que esa era la mayor mentira que podía salir de mi boca.

Adam comenzó a visitar la librería casi que a diario, aprovechando que en la terraza estaba condicionada con mesas y un hermoso jardín donde los clientes podían sentarse a tomar café mientras leían los libros que

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