Capítulo 86
—No pasará —aseguró María con firmeza—. Porque estoy aquí para alegrar tu día, así que no me sentiré mal.

Le dio unas suaves palmaditas en la espalda, animándolo: —Adelante, te escucho.

Andrés confesó aquel asunto.

Su voz era grave y melodiosa, como el sonido del violonchelo que María había escuchado en el concierto, armonioso pero lleno de fuerza.

Sin embargo, lo que reveló le partió el corazón a María.

Ella había imaginado que la historia de Andrés sería triste, pero jamás pensó que fuera tan desgarradora.

—No pasa nada, todo quedó en el pasado— murmuró cariñosamente, acariciando su espalda en un gesto reconfortante.

—No podemos perdonar en nombre del "tú de antes" lo que él hizo, pero sí ayudar al "tú de ahora" a vivir mejor.

—Si no quieres ver a tu papá, no vamos. Si decides ir, te acompañaré.

—Pase lo que pase, estaré incondicionalmente de tu lado. Siempre.

—No seré como ese "amigo" que te traicionó. Yo te elegiré y apoyaré sin vacilar—

María era una persona tan llena de energía p
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