GeorgeEstocolmo, SueciaAl día siguiente, me había refugiado en mi habitación un par de horas, mis ánimos estaban totalmente por los suelos, pude aplacar el dolor, así que intenté dibujar un poco para poder distraer mi mente, puse un poco de música de Bach, luego acomodé mi libro de dibujo sobre el escritorio y dejé que fluyera la creatividad, el lápiz empezó a hacer unas líneas delgadas para dar forma a un diamante, luego un arco y cuando algo más vino a mi mente para plasmarlo, fui interrumpido por el toque fuerte contra la puerta, estiré la mano y presioné el mando para bajar el volumen.—Adelante. —anuncié irritado por la interrupción, la puerta se abrió y era Marie. Estaba demasiado pálida, lo primer que hice fue levantarme lentamente para evitar el mareo. — ¿Qué pasa?—Creo que nuestros padres saben el motivo por el que estamos aquí. —soltó acercándose a la cama para sentarse en la orilla o en cualquier momento se desmayaría.— ¿Qué? Eso es imposible. —repliqué de inmediato.—E
GeorgeLa sangre me hirvió.—Nos vamos. —anuncié haciendo que la sonrisa de Johanna se borrara de su boca y la de su padre, miré a mi madre quien no pareció sorprenderle. —Que tengan buen…—miré a los Shaw con odio puro. —Lo que sea. —rodeé la mesa para recoger a Marie pero nos bloqueó la entrada dos hombres de seguridad.—Nadie se va hasta que lleguen los otros dos invitados, al parecer están retrasados. —dijo mi madre, me volví hacia a ella y le lancé una mirada de frialdad pura.—Nos vamos dije. —mi padre se sorprendió.—Hijo, ¿Qué pasa? Solo es una comida, al terminar, se pueden marchar, no hagan un desaire a nuestros invitados. —Marie me miró y me hizo señas de que regresáramos a nuestras sillas. Lo hice por mi hermana ignorando totalmente a los Shaw, ¿Cómo tienen el descaro de aparecerse en mi presencia?—Gracias por invitarnos, Hilary. —dijo Leonard sentándose a lado de mi hermana, quedando frente a mí, Johanna se sentó a mi lado, pero lo que hice fue levantarme y cederle mi lug
Victoria Estocolmo, Suecia. Durante el resto del camino, se hizo un silencio en el interior de la camioneta, de vez en cuando Marie me miraba y sonreía discretamente. Llegamos a un restaurante llamado “Gondolen” había leído que tenía los mejores chefs de fama mundial, tenían el mejor servicio de primer nivel, la mejor comida sueca así como los mejores vinos más finísimos. Bajamos y entramos a un elevador que nos llevaría al restaurante en lo alto, cuando llegamos, tenía ventanas por ambos lados de las paredes, la luz que entraba era exquisita, George eligió una mesa para los cuatro en un área privada, nos entregaron la carta y ordenamos, durante la comida, casi no hablamos, solo cruzábamos miradas de vez en cuando y para cuando regresamos a la casa, yo estaba a punto de estallar. George se refugió de nuevo en su habitación y Marie se llevó a la niña a ver películas en su habitación que estaba en el alta este de la casa, imaginé que sabía que hablaría con su hermano y claramente no s
George Por la noche, -después de hacer el amor con Victoria- estábamos cenando los cuatro en el comedor de la casa, Elizabeth se veía más relajada y sonriendo, contaba detalles de las películas que había visto con Marie en su habitación. Victoria prestó atención mientras cortó el filete de carne a nuestra hija, mi hermana estaba comiendo y escuchando la conversación, de vez en cuando durante la cena, le contó a Elizabeth de las otras películas que podrían ver, ella se emocionó. —Primero a ponerte al día con las tareas que tienes que entregar en línea—le advirtió Victoria. —Sí, mamá. —y una sonrisa mostró a su madre, ¿Qué tanto puede unas películas hacer tan feliz a una niña de casi diez años? — ¿Te gusta leer, Elizabeth? —pregunté antes de terminar mi plato, esta noche casi no tenía apetito pero realmente quería hacer bien las cosas para no preocupar más a Victoria y a Marie. —Sí, me gusta mucho, —hizo una pausa—mi papá me llevaba a la biblioteca pública dos veces a la semana. —O
AlbertEstocolmo, SueciaLa comida con los Shaw había sido un caos, Hilary y Johanna estuvieron discutiendo en el despacho a puerta cerrada. Mientras que Leonard, se vació mi botella de mi mejor whisky frente a la chimenea de la sala principal. Aun las palabras de George se repetían en el interior de mi cabeza, palabras que me habían hecho estremecer por primera vez, la mirada llena de odio hacia nosotros era palpable. Y también por primera vez me empecé a cuestionar si de verdad era un hombre manipulable por Hilary.Un par de horas después, bajé a la cocina por agua, pero cuando al llegar escuché ruido, me asomé y vi una silueta cerca de uno de los muebles. Encendí la luz y no me sorprendió ver a este hombre hurgando por ahí.—Señor Western—saludó Leonard con la botella casi vacía de mi whisky, entré a la cocina tirando con fuerza y molestia el cordón que me rodeaba de mi bata de seda.—Si está buscando el mueble de los licores déjeme decirle que está cerrado mi bar y lo mejor es que
GeorgeEstocolmo, SueciaEstoy en el hospital universitario Karolinska desde las seis de la mañana. Me habían sacado sangre en cuanto había llegado, y empecé la primera etapa del tratamiento experimental. Había leído trabajos de doctores que seguían investigando como detener el crecimiento del cáncer, pero hasta hoy, todo era experimental. Radioterapia, quimioterapia e inmunoterapia. En esta última, sería una terapia de transferencias de células T. Es un tratamiento que fortalece la capacidad de las células T para combatir el cáncer. O en su otro nombre, terapia celular adoptiva, y una de las opciones recomendadas de mi doctor era administrarse por la intravenosa, directo en la vena.— ¿Cómo se siente hoy, señor Western? —preguntó el doctor encargado de mi tratamiento.—Hoy solo con un poco dolor de cabeza. —suspiré recargando la cabeza en el asiento mientras la enfermera inyectaba.— ¿Ha leído lo último que le envié a su correo? —asentí.— ¿Si se confirma esto de las células madres a
VictoriaEstocolmo, SueciaMi corazón no dejó de latir rápido cuando Marie me puso al tanto de lo que estaba pasando, mis manos estaban sudando, ¿Cómo es que su padre ahora apoyaba a George? Estábamos sentadas Marie y yo en la barra, viendo como mi hija peleaba con la masa.— ¿Y de qué están hablando? —soné bastante inquieta, Marie suavizó su mirada.—Tranquila, deben de estar poniéndose al día, lo que rara vez hacen cuando se ven sin mi madre.— ¿Y si…?—detuve mis palabras cuando escuché la voz de Albert, me levanté de un movimiento, preparada para lo que venía, apareció un George relajado, luego detrás de él, su padre, sus ojos se abrieron al verme.—Hola, Victoria. —saludó educado.—Hola, Albert. —él sonrió al escuchar que no hice un saludo formal, miré a George.—Mi padre quisiera platicar un momento contigo, ¿Quieres hacerlo? —preguntó George en un tono tranquilo.—Sí, claro, —dije nerviosa.—Tranquila, solo quiero platicar algo breve contigo, no te quitaré mucho tiempo. —dijo A
GeorgeEstocolmo, SueciaCuando dije esas palabras en voz alta, me sentí tan seguro como hace mucho tiempo no me sentía, y a la vez tan emocionado de poder ser sincero conmigo mismo y con ella, de aceptar que merecemos ser felices por el tiempo que Dios nos conceda.—Oh, George, yo también te amo, nunca lo he dejado de hacer, a pesar de todo, de los secretos, la distancia, el silencio y los años…siempre te he amado. —su voz se quebró al decir estas últimas palabras, se llevó las dos manos a su rostro para cubrirse y que no la viera llorar, me levanté, rodeé la mesa para quedar su lado, me senté sobre mis talones y cuando lo hice, ella retiró sus manos y me miró con ojos llorosos.—Lo que menos quería era hacerte llorar, se supone que debes de estar sonriendo y más si es…—metí mi mano en el abrigo, tomé la caja y la abrí. —…nuestro momento. —ella jadeó al ver la sortija de compromiso en el centro, —Yo mismo lo diseñé, tiene un diamante en el centro, y entrelazados, tres de cada lado, l