Punto de vista de RocíoDespués del día tan intenso de ayer, mi mente no puede descansar. No dejo de darle vueltas a todo lo que me pasó. El remordimiento me carcome por haber dejado sola a sofia, y no puedo evitar sentir que, tal vez, esa fue la razón por la que tomó esa terrible decisión. Sé que no soy nadie para juzgarla, pero no puedo evitar hacerlo. Al final, se transformó. Si Jason hubiera sido su mate, ella lo habría sentido de inmediato. Aunque... quizás Jason no lo notó porque Sofía ha estado ocultando su esencia, protegiendo su secreto.Pero el asunto con Isabella también me está pesando en el alma. Quiero que denuncie lo que le hicieron, porque fue la más afectada de todas nosotras, pero al mismo tiempo, no estamos haciendo nada para apoyarla en ese camino. Cada día que pasa, las pesadillas me asfixian más y más. Siento como si el peso del mundo se estuviera derrumbando sobre mí. Estoy sola, completamente sola, y todo esto me está consumiendo. No recuerdo la última vez qu
—¡Mamá, no me hagas esto! —le rogué, mi voz temblorosa.Mi papá se acercó, ya no con la calma de antes, sino con una rabia creciente. Tomó el polerón que llevaba puesto y sin delicadeza alguna subió las mangas, revelando los oscuros y dolorosos moretones que cubrían mis muñecas. Sus ojos, antes llenos de amor, ahora brillaban con furia contenida.—¿Qué es esto? —gritó, su voz reverberando en cada rincón de la casa.Sentí que las piernas me fallaban y caí al suelo, incapaz de soportar la fuerza de su mirada. Todo se desmoronaba. Era como si todo mi esfuerzo por mantenerme fuerte se rompiera en mil pedazos frente a ellos. Las palabras se atoraban en mi garganta, pero no podía más. Tenía que decirlo, tenía que liberar el dolor que llevaba dentro. Aunque me aterraba lo que pudieran pensar de mí, ya no podía seguir callando.—Papá… —susurré, las lágrimas inundando mis ojos y cayendo en cascada por mis mejillas.—Estoy cansada, Rocío —intervino mi mamá, exasperada—. Sé que no te transformas
Punto de vista de SofíaAlgo extraño está ocurriendo en la manada. He visto a varios Deltas movilizarse, pero nadie dice nada. La atmósfera se siente tensa, como si una tormenta inminente se acercara. Nos hicieron cerrar el súper temprano, y justo cuando creía que podría relajarme, un dolor punzante se asienta en mi cabeza. De repente, siento una conexión, como si mi loba se estuviera enlazando conmigo.—Hola, Sofía —me dice una voz suave y reconfortante.—Soy tu loba. Mi nombre es Alma. Creo que ya me has visto. Forzaste la transformación; eres increíble.—¿Qué???? —respondo, asombrada por su presencia.—Veo que estás sorprendida. Estaré contigo, y a veces mis emociones pueden afectarte. Debes ser fuerte y controlar las emociones, sobre todo las mías. Además, he olfateado a nuestro mate. ¿Quieres saber quién es?—No, no quiero —respondo, con una punzada de frustración.—Es raro, generalmente los hombres lobo siempre quieren encontrar a su mate y tú no.—No quiero hablar de eso, Alma.
Punto de vista IsabellaEstoy en mi habitación, abrazada a mi madre mientras las lágrimas caen por sus mejillas. La tormenta que había desencadenado mi padre parece haber pasado, pero el dolor aún resuena en mi pecho. De repente, alguien toca la puerta, y al abrirla, veo al padre de Jason. Su mirada, llena de pena y con los ojos hinchados, me hace sentir una mezcla de tristeza y temor.—Hola, tío —le digo de cariño, intentando mantener la calma.—Hola Isabella. Tu papá… —mi corazón se acelera al escuchar su nombre—. Tu papá, Me contó lo que pasó.Mis lágrimas brotan de nuevo, y grito—: ¡Mamaaaa! —mi llanto se intensifica, desbordando todo el dolor acumulado.—Por favor, Luna, yo me haré cargo del caso de Isabella; el Alfa no puede porque tienen intereses involucrados .—Comprendo —dice mi madre, su voz temblando.—Isabella, cariño —dice el tío Charles—, necesito hacerte unas preguntas, y necesito que seas honesta y lo más detallista posible.Asiento con la cabeza, sabiendo que esto se
Punto de vista Padres de RocíoCapítulo: Lazos RotosNo puedo creer lo que acaba de decir Rocío. Mi hija… En esta casa los días se sienten cada vez más oscuros, como si una sombra nos envolviera. Desde que noté esas marcas en sus muñecas, un nudo de preocupación no me ha soltado el pecho. Estuvo encerrada tanto tiempo que temí lo peor. Cuando finalmente habló y nos contó lo que le sucedió, mi mente se negó a aceptarlo.—¿Por qué, Diosa? —me pregunto en silencio, mientras el dolor y la angustia amenazan con ahogarme—. ¿Por qué tienes que castigar así a mi hija?Mi esposo, Tomás, se sienta en silencio, cabizbajo y perdido en sus pensamientos. Entre nosotros parece haber crecido un abismo en estas últimas semanas. Ambos estamos atrapados en este torbellino de emociones, buscando una salida que parece no existir.—Tomás, ¿por qué no vas a buscar a Rocío? —le digo, tratando de sacarlo de su ensimismamiento.Él levanta la vista, sus ojos reflejando la misma confusión que siento yo. —Jocely
Punto de vista de RocíoAdán me lleva a lo profundo del bosque. Le grito que me suelte, y finalmente me deja caer de sus hombros. Mi cuerpo impacta contra el suelo, el dolor recorre mi espalda y piernas, ya que prácticamente soy humana. Trato de arrastrarme, pero es inútil. Adán comienza a desvestirse mientras yo sigo intentando escapar, mis manos arañan la tierra húmeda. Me toma del pie, tirando de mí, y me arrastra hasta que quedo debajo de él. Con una sonrisa sádica, me abre el polerón y rasga mi polera junto con mi brasier. Comienza a apretar y lamer mis pechos, su asquerosa respiración caliente sobre mi piel.—Tienes unas tetas enormes —me susurra con esa malicia en la voz.—¡Suéltame, animal! —grito, desesperada.Sus manos empiezan a bajar mi buzo mientras lloro, rogando que me deje en paz.De pronto, un destello de pelaje y fuerza irrumpe en mi visión. Un lobo. Mi corazón salta cuando me doy cuenta: es mi papá. Mi papá está aquí. El peso de Adán desaparece de mi cuerpo en un in
Punto de vista de Isabella:Despierto en mi cama, con mi mamá a mi lado. Me observa con una mezcla de ternura y cansancio, y me dice que mi papá fue a ver a las chicas que me ayudaron ese día. Siento una punzada de miedo en el pecho, y la miro asustada.—Mamá… hay algo más que no le pude contar a papá ni a la Tía Susana.Ella me mira con preocupación, su voz baja y cansada cuando responde:—¿Qué sucede, hija?Dudo un momento, pero necesito desahogarme.El miedo se refleja en sus ojos.—Isabella, hija… me asustas.Respiro profundo antes de continuar.—Mamá, una vez que Adán… se aburrió de tomarme, les dijo a sus amigos, ¿a quién le tocaba? Su plan en un principio fue, tomarme y dejar que sus amigos también tuvieran un turno.Los ojos de mi madre se abren, su boca queda entreabierta, sin emitir ningún sonido. Luego, simplemente me abraza con fuerza, sosteniéndome como si quisiera protegerme de todo lo que ya pasó.—Eres muy valiente, hija… —me susurra mientras me acaricia el cabello—. Gr
Punto de vista de Jason:No logro procesar del todo lo que acaba de sucederle a Isabella. Apenas escucho los detalles que me está contando mi madre, me invade una mezcla de incredulidad y rabia, junto con una necesidad irrefrenable de proteger a quienes amo.Corro hasta la casa de la manada y lo encuentro cegado por la ira, decidido a acabar con Adán. Mis padres me piden que lo apoye, que lo contenga antes de que haga algo irreparable. Lograr contenerlo en ese momento es una mezcla de suerte y destino. Detener a Max es como tratar de sujetar una tormenta desatada. Siento sus músculos tensos bajo mis manos, cada fibra de su cuerpo llena de rabia. Es casi insoportable sostenerlo, pero no puedo dejarlo ir. Me esfuerzo en susurrarle palabras de calma, aunque sé que no surtirán efecto inmediato.Finalmente, logro que recobre algo de control, aunque mi propio pecho late de furia contenida. En medio de este intento de calmarlo, llegan los guardias, informando que Lucas ha vencido a los gemel