Cicatrices Invisibles

Punto de vista de Rocío

Adán me lleva a lo profundo del bosque. Le grito que me suelte, y finalmente me deja caer de sus hombros. Mi cuerpo impacta contra el suelo, el dolor recorre mi espalda y piernas, ya que prácticamente soy humana. Trato de arrastrarme, pero es inútil. Adán comienza a desvestirse mientras yo sigo intentando escapar, mis manos arañan la tierra húmeda. Me toma del pie, tirando de mí, y me arrastra hasta que quedo debajo de él. Con una sonrisa sádica, me abre el polerón y rasga mi polera junto con mi brasier. Comienza a apretar y lamer mis pechos, su asquerosa respiración caliente sobre mi piel.

—Tienes unas tetas enormes —me susurra con esa malicia en la voz.

—¡Suéltame, animal! —grito, desesperada.

Sus manos empiezan a bajar mi buzo mientras lloro, rogando que me deje en paz.

De pronto, un destello de pelaje y fuerza irrumpe en mi visión. Un lobo. Mi corazón salta cuando me doy cuenta: es mi papá. Mi papá está aquí. El peso de Adán desaparece de mi cuerpo en un in
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