Un golpe virulento se adhirió en su mejilla y volteó su cuello destempladamente.
Dos.
Tres.
Cuatro golpes, aturdiéndola, enrojeciendo su rostro, más de lo que estaba. Impactos a los que ella no logró reaccionar plenamente, cuando otro más fuerte la abatió con agresividad.
Él la sujeto con toda su cólera y fuerza por el cuello, alzándola y ansiando impactar su enclenque cuerpo contra el suelo reiteradas veces hasta percibir como sus huesos rugían y se partían en pequeños trozos, hasta ver como la sangre emergía a piélagos de sus ojos hermosos y por su boca tan suave de labios blandos, la cual nunca podía mantener cerrada, sin embargo, sorprendentemente logró contrarrestar aquel impulso, caminando con ella sostenida entre las manos y arrojando su cuerpo con violencia sobre la cama.
Ella se sentó de inmediato y ab
Los ojos de Derek parecían aislar toda la demencia del cosmos y aglomerarla en una, como si cada nimio anhelo malsano de todos sus antecesores se hubiese aglutinado a su mirada cada vez que se direccionaba a aquella rubia.Él observaba sus muñecas con esmero, siempre amaba observar largos ratos sus muñecas, en especial, su mano derecha, de dedos finos guarnecidos con aquella agraciada y tersa piel que se pintarrajeaba fácilmente de rosáceo ante cualquiera que la prensara, sus uñas, largas y delicadas se distinguían como un ornamento más que él a veces acariciaba, podía asegurarse que Derek tenía un fetiche enfermo con las manos de Adalia, igualmente con olfatear desesperada y continuamente su cabello, como si fuera su segundo oxígeno, siempre lo olía con demasiada desesperación, se arrojaba el cabello de ella en el rostro y lo olía, como si se muriera
Los cuerpos húmedos de ambos permanecían revestidos con suaves toallas de bambú, una tela más profiláctica contra las bacterias que las demás, asimismo eran transpirables, ideales para el calor que castigaba sin compasión al estado de Florida, aquellas toallas eran las que él mismo había llevado en sus enormes y saturados equipajes.Le molestaba el solo hecho de que otro tipo de toalla que él abominaba palpase la piel de la fémina, por ello llevó bastantes toallas, para que ambos siempre las emplearan juntos al momento de ducharse, justo como el efigie de sublime pareja que él tenía bosquejado en su mente enferma.Para que exclusivamente las cosas que él quisiera y consintiera franquearan y rondaran por la tersa piel de ella, una piel que él consideraba de cierta forma solemne, sagrada, que, solo él tenía la oportunidad, el derecho y la po
3 días después.Él no era delicado, le arrancaba muchos mechones de cabello cada vez que pasaba el cepillo por este; la había sentado sobre la cama y ahora le peinaba como si ella no pudiese hacerlo por sí misma. El cepillo tiraba de su frágil pelo con violencia y ella solo estaba allí, sentada sobrellevando el dolor mientras que Derek estaba de cuclillas, peinándola y observándola.Él ya estaba peinado, su cabello perfectamente retraído hacia atrás con gel permanecía, tan solo hacía falta peinarla a ella. Para que, según Derek, acabara de lucir hermosa y perfecta.Derek
Era una temporada muy calurosa, en donde el abrazante calor invadía hasta el más remoto lugar, que penetraba sañudamente por todas las viviendas y todos los establecimientos; pese a esto, en ocasiones ella sentía frío. Mucho, demasiado frio calando sus huesos, corrientes pertinaces de frío perforaban su cuerpo como un cuchillo enorme que tenía el único propósito de asesinarla, ella a veces temblaba mucho a causa del gélido céfiro.Temblaba como si supiera que traería el futuro. Como si el futuro se estuviese reproduciendo a modo de una película en su mente y su cuerpo respondía a las imágenes que veía.Como si supiera aquello.¿Quién podría imaginar algo como aquello?¿Quién?Nadie, a pesar de todo... Nadie nunca imaginaría algo así.Sería inesperado y la vez, totalmente
🌟Aclaración rápida:El diario de Derek se divide en varias partes. Comienza cuando él tiene 16 años. Y sigue hasta su edad actual. Algunos bloques estarán divididos según la edad que Derek tenga al momento de narrar en su diario. ¡Gracias por leer! 🌟🌟🌟 16 años.No sé de quién o qué debería escribir aquí.Dicen que si escribes las cosas que vives puedes controlar los sentimientos a los que más les temes, al menos eso leí. No le temo a lo que siento, jamás he sentido temor a nada, ni a nadie, no temo, yo nunca temo, padre dice que jamás debo de sentir miedo, que el miedo no es de
17 años.Casi nunca sueño. La mayoría del tiempo son solo pesadillas. Veo cosas a mi alrededor. Pero siempre es la misma cosa.Siempre es lo mismo y... ¿me da miedo eso? Creo que más bien, es una agónica e insoportable curiosidad. ¿Por qué siempre me veo en sueños? ¿Por qué aquello siempre sale en mis sueños? ¿Por qué siempre aquello se escucha en mis sueños? No tiene sentido. Literalmente no tiene sentido. Creo que estoy jodidamente loco. Las pastillas que me da papá me están volviendo loco. Odio esas malditas pastillas. Las odio malditamente mucho. Creo que ellas me dan esas horribles pesadillas en donde además de verme, también me escucho. A veces estoy gritando y otras veces susurrando, moviendome de aquí y allá o a veces muy, muy quieto. En mi pesadilla de ayer estaba de espaldas y a penas giré, era yo, vaya, si era yo, pero mayor, no sé por qué era yo más mayor, solo sé que luego s
19 años. 16 de julio.¿Dónde mierda está Adalia? ¿Acaso está malditamente muerta?No he sabido una maldita mierda de ella, estoy enojado con ella por haberme dejado, creo que si la viera justo en este momento le ataría una cadena gruesa alrededor del cuello, de las manos, de los pies, de la cintura, de la espalda, del rostro, la columna, rodillas, hombros, muslos y de cualquier otra maldita extremidad, todo para que no se vaya, pero maldita sea, ya no puedo, ella se fue sin más, en sus ojos vi el amor aquel día que fue el único en el que nos vimos y si me amaba, puedo jurar a quien sea que me lo pregunte que ella si me amaba, ¿Por qué me dejó? ¿Se iba a ir y a no volver nunca más? Ella no era como mamá. Ella no era mamá. Adalia no era como mamá. Lo repito, lo repito. Ella no ella no era mamá. Adalia no era como mamá. Jamá
Y años más tardes... los recuerdos seguían ahí.Sus labios delgados, ásperos y ligeramente hendidos, fusionados al cigarro; una inhalación pausada, lánguida, la degustaba..., el humo corría libertino por los adentros de su cuerpo, mimaba y besaba su piel con la delicadeza que tendrían las patas de una mosca sobre la hinchada carne podrida de un cadáver.Después dejaba el humo apoderarse unos segundos más de su cuerpo y le permitía salir, pausado, parsimonioso; noche tras noche el cigarro lo acompañaba, también la penumbra y la sensación de aislamiento que le traían sus propios recuerdos, se ahogaba en esa nube gris de la cual él mismo era creador, Derek exhalaba en suspiros y más humo, el dolor que le provocaba la ausencia de Adalia, noche tras noche, a sus 22 años fumaba al menos 5 cigarros por su ausencia, aunque aquello lo había dejado en un mes, pues había sido un mes que le tomó el casi ser adicto al cigarro, pero sorprendentemente lo dejó a ese tiempo.&n