Y años más tardes... los recuerdos seguían ahí.
Sus labios delgados, ásperos y ligeramente hendidos, fusionados al cigarro; una inhalación pausada, lánguida, la degustaba..., el humo corría libertino por los adentros de su cuerpo, mimaba y besaba su piel con la delicadeza que tendrían las patas de una mosca sobre la hinchada carne podrida de un cadáver.
Después dejaba el humo apoderarse unos segundos más de su cuerpo y le permitía salir, pausado, parsimonioso; noche tras noche el cigarro lo acompañaba, también la penumbra y la sensación de aislamiento que le traían sus propios recuerdos, se ahogaba en esa nube gris de la cual él mismo era creador, Derek exhalaba en suspiros y más humo, el dolor que le provocaba la ausencia de Adalia, noche tras noche, a sus 22 años fumaba al menos 5 cigarros por su ausencia, aunque aquello lo había dejado en un mes, pues había sido un mes que le tomó el casi ser adicto al cigarro, pero sorprendentemente lo dejó a ese tiempo.&n
Su color favorito es el blanco hueso. Peina su cabello al lado derecho, tal vez dos centímetros al lado derecho, me pregunto exactamente cuántos mechones de cabello tiene y cuantos se peina a un lado, quisiera poder lamer cada uno, que sean mi único aire, quisiera poder olerlos hasta el último día de mi existencia. No le gusta usar mucho maquillaje, o eso creo, nunca la he visto con mucho maquillaje en su rostro, aunque a mi si me gustaría verla maquillada.Maquillada y bien vestida como una dama, no como esos vestidos baratos que le compra su padre porque está en quiebra.Quisiera... verla perfectamente arreglada, decirle que no use esa mierda de vestidos que arruinan lo hermosa que es, que no use ningún perfume, que su olor natural es exquisito, me estallan las ganas de decirle todo eso, de poder... yo quisiera tan solo poder mandar en ella, parece muy... muy libre y no, no es correcto, no debe usar
Su color favorito es el blanco hueso. Peina su cabello al lado derecho, tal vez dos centímetros al lado derecho, me pregunto exactamente cuántos mechones de cabello tiene y cuantos se peina a un lado, quisiera poder lamer cada uno, que sean mi único aire, quisiera poder olerlos hasta el último día de mi existencia. No le gusta usar mucho maquillaje, o eso creo, nunca la he visto con mucho maquillaje en su rostro, aunque a mi si me gustaría verla maquillada.Maquillada y bien vestida como una dama, no como esos vestidos baratos que le compra su padre porque está en quiebra.Quisiera... verla perfectamente arreglada, decirle que no use esa mierda de vestidos que arruinan lo hermosa que es, que no use ningún perfume, que su olor natural es exquisito, me estallan las ganas de decirle todo eso, de poder... yo quisiera tan solo poder mandar en ella, parece muy... muy libre y no, no es correcto, no debe usar
Un fuerte puñetazo manchó su rostro de escarlata.Luego otro puñetazo más consiguió destrozar su labio inferior causando la aparición de una hilera delgada de sangre.La retuvo por el cuello y la arrojó con tanta impulsividad y furia hacia la pared que Adalia sintió el oxígeno huyendo atemorizado de sus pulmones.Su espalda se golpeó con fuerza contra la pared y luego cayó bruscamente con su rostro apuntando al suelo.Sintió tanta inexactitud de aire que un ardor doloroso embistió todo su pecho y sintió su garganta no competente para musitar palabra o súplica alguna.Él la alzó por el cuello.Y la arrojó nuevamente a la pared, esta vez, con todas sus fuerzas.Adalia lanzó un chillido cuando su espalda colisionó con salvajismo contra el duro material, para después s
Seleccionó para ella unos pantalones cortos, color negro, que se asemejaban a la apariencia de esa clase de ropa que en las tiendas colocaban bajo el cartel: "interiores", suficiente ajustados a sus delgados muslos, resultaba bastante fatigoso su uso, parecía masticar su piel, la cual de por sí ya estaba hondamente herida, era una constante molestia.Pero así lo había decidido él, eso había querido que llevara su cuerpo puesto.Acompañándole a aquel pantalón, una camiseta color cerúleo, notablemente holgada, se podía apreciar cubriendo la parte superior de su cuerpo, a simple vista parecía una camiseta cuyo uso era previsto exclusivamente para hombres, o que el mismo Derek, en un acto que sería encontrado romántico por algunos, le había dado aquella camiseta, pero no.La dueña de esa camiseta era la misma Adalia,
Aquella noche: (1/2)Desde un vistazo fugaz, ignaro y poco reflexivo a ellos, los Woods eran esa familia adinerada y estereotipada, típica de aquellas series de televisión en las que todos los que llevaran tras sí aquel apellido tendrían la vida más esplendente por haber y solo unos pocos, los quedaban excluidos de la fortuna tendrían una vida oscura y miserable.Pero aquello nunca fue así, los secretos se escondían incluso bajo los tapices.Una vez apagadas las luces y los flases que envolvían su éxito y fortuna, había una cegadora negrura que corrompía corazones y almas con la más profunda crueldad.La mayoría de las generaciones jóvenes Wood, no solían relacionarse entre sí, parecía ser una especie de horrenda y repetitiva maldición: los primos no solían dialogar mucho, siempre había un problema entre ellos, hermanos seguían caminos distintos o incluso huían de casa para no relacionarse más con los padres, a veces huían porque escondían lo
Aquella noche: (2/2)Entre las disposiciones de Dominick se encontraba mucho antes la de ofrendar su alma a la de requerir dinero de su padre, tampoco, nunca de hecho, había deambulado siquiera cerca de sus pensamientos la infamante idea de pedirle dinero a aquella «puta» que su padre había llevado a casa.Aquella mujer que su progenitor había buscado para sustituir, infructuosamente válgase decir, a su madre; pese a no sentirse agradado con la nueva figura femenina en casa, Dominick jamás había manifestado animadversión o tirria alguna hacia la antedicha, tampoco ningún tipo de afecto o interés en siquiera verle a los ojos, lo que reflejaba su mirada cuando esta iba en una caminata hacia «Sam», mote dado por su padre a la mujer con la que había formado una relación sentimental, era el más genuino desinterés y siempre sería el m&
El cielo estaba velado por hermosas estrellas, distribuidas en gran cantidad; algo muy fuera de lo común en esos tiempos, usualmente la apariencia de este era una muy oscura y vacía, casi cruzando a la línea de lo sombrío, como si cada estrella hubiese, repentinamente muerto.El estado de silencio en el que se hallaba la habitación en aquellos instantes era tal, que se podía con facilidad escuchar el andar de una hormiga.Las manos de Derek acariciaban con numerosa delicadeza los suaves cabellos de Adalia, quien se encontraba dormida a causa de las drogas que este mismo le había suministrado.Era necesario dormirla con drogas, era la única manera de mantenerla quieta y de asegurarse de que ella dormiría en realidad.Los largos dedos de Derek iban caminando del cabello de ella hacia su delicado rostro, en donde aún permanecían moretones de la golpiza de hace cinco días. Eran perfectamente visibles, como si la a
Besaba sus labios con mucho entusiasmo, sostenía sus finas manos para evitar que ella las moviera de alguna forma, succionaba su labio inferior como si jamás tendría la oportunidad de volver a hacerlo, la besaba mientras la masturbaba, el cuerpo de ella palpitaba constantemente ante el estímulo, él observaba el rostro que Adalia esbozaba ante cada estimulo que daba a su cuerpo, ella quería que él se detuviera, a Derek le resultaba bastante graciosa la situación, la muchacha intentaba mover sus manos para impedir que él la siguiera tocando, tenía ya unos cuantos minutos en eso; pese a esto la seguía masturbando, ahora con más rapidez, con cada vez más rapidez causando que las palpitaciones de ella se apresuraran.Adalia no conseguía ni siquiera formular la palabra: «detente», pero su cuerpo se retorcía, chillándolas de manera desesperada; él movía sus dedos cada vez más rápido, la observaba con burla, porque pese a todo por lo que la había hecho pasar, ella