Capítulo 146.

La sirvienta era quien solía administrarle los alimentos a ambos, pues Adalia escaso conocimiento tenía en el área de la cocina y Derek ninguno. Él pedía para ella ensaladas, jugos sin azúcar, cocteles de frutas… nada con grasa, nada de carne, nada de carbohidratos. A pesar de ver lo delgada que se tornaba Adalia, no pedía nada que pudiese ayudarla a subir de peso, la rubia no comprendía la razón, no lo cuestionaba tampoco.

En aquel momento, ella se encontraba desayunando, él no le permitía hacerlo por su propia cuenta, llevaba la comida hacia la boca de la rubia, de manera lenta, como si se tratase de un bebé, pero ella estaba ciertamente acostumbrada a aquel comportamiento absurdo, y mientras comía, su mirada estaba perdida en la nada. Su mente, como lo acostumbrado, era un constante parloteo perseverante, pensaba en demasiadas cosas a la vez, y era irónico, pues sus ojo

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