Jaaziel no aguanta más y habla. —Ika, por favor, di algo. —pide poniendo ojitos de gato con botas. —Jaaziel yo no sé, ¿No es muy prematuro? —pregunta Ikaika dudosa, su corazón le gritaba un enorme sí, pero ella es una mujer muy racional. Jaaziel se pone de pie para tomar su rostro entre sus manos. —Amor, yo siento que nos conocemos de toda la vida. Te amo, te deseo y te necesito a mi lado, no puedo quedarme aquí para siempre, pero si quiero llevarte conmigo para nunca volver a separarme de ti. Te amo Ika y te juro que voy a hacerte feliz. —Ikaika cierra sus ojos en el momento que Jaaziel roza sus labios. —Acepto, pero no quiero que nos casemos rápido, al menos unos seis meses a un año, que nos conozcamos bien. —Jaaziel asiente satisfecho. No importa si tiene que esperar un año o un siglo después que esa mujer sea suya. —Claro, como desees, yo vengo y tú vas. Solo quiero saber que eres completamente mía. Sus labios se adueñan de los de ella y como puede pone el anillo de compromi
Roma, ItaliaEl ascensor abre sus puertas. Betzy deja caer su bolígrafo al ver quien había regresado. —Señorita Adriana. —comenta en un susurro. La pelinegra le sonríe.—Hola betzy, vine a ver a mi abuelo, puedes anunciarme. —Betzy asiente sin poder creer que esa mujer estuviera allí. Para nadie es un secreto que la secretaria de los Fuscos goza de gustos peculiares, pues es abiertamente lesbiana y Adriana es asu sueno platonico, claro que sabe que la joven mujer es un sueno inalcanzable, pues no tan solo por su exitosa carrera como modelos sino porque el senor Martin Fusco siempre ha querido que esta se case con un hombre adinerado. —Claro, ya la anuncio. —contesta saliendo de su estupefacción. Adriana estaba más hermosa que la última vez que la vio. Su cuerpo se había reformado, tenía unas curvas muy delineadas. Betzy bajo su mirada al sentir deseos de recorrerlas con su boca. Una corriente de calor corrió por su cuerpo estacionandose en su centro pasional—. Ya puede pasar señorita
Betzy camina a toda prisa hasta el auto de Adriana, Estaba muy nerviosa, pues sería la primera vez que comparte con ella. La primera vez que la vio ella estaba comenzando a trabajar con los Fuscos y quedó prendada de ella, ya luego la veía en las portadas de revistas y la seguía en sus redes viendo como esta gozaba de una muy buena vida. —Recomiéndame la mejor disco de la ciudad. —pide Adriana poniendo el auto en movimiento. —Yo no soy de salir mucho senorit… —Adriana no le permite seguir mirándola mal. —Vamos a empezar porque me llames Adriana, no me gusta que me hablen de usted. —explica la pelinegra y Betzy asiente. —Esta bien se … Adriana. —concluye Betzy frotando sus manos en su pantalón. —Así está mejor. —sonríe deteniéndose en la luz roja—. Cuéntame, que te gusta hacer. A mi no me gusta venir para acá porque me aburro un mundo. —explica la más joven de las mujeres. —Si, no es que sea tan divertido como debe ser Francia o España. —comenta Betzy sabiendo que esos son a
Ikaika tenía todo listo, ya las modelos estaban en fila. Ella misma supervisa que todo esté en perfecto orden de momento siente un brazo cruzar su cintura y sonríe como una jovenzuela. —Amor, estoy trabajando. —comenta y Jaaziel niega besando su cuello. —¿Para qué tienes a Grecia? —pregunta pero esta vez es Ikaika la que niega. —Ella es mi secretaria, no lo puedes entender pero yo soy la diseñadora y me gusta que todo quede tal como yo lo deseaba. —explica y Jaaziel la suelta derrotado. —Esta bien tu ganas, pero quiero que sepas que mi abuelo ya llegó. —Ikaika asiente con una sonrisa. —En unos minutos salgo a saludarlos, déjame acomodar todo y voy. —Jaaziel sale del lugar para dejarla trabajar. Desde que ella aceptó su propuesta de matrimonio no se le despega ni un minuto, al punto de pedirle una oficina para trabajar desde allí. No es que a ikaika le estuviera mal, estaba enamorada del hombre y no le molestaba nada de él. ya este le había dicho que su abuelo llegaría acompañado
Una mes después Los preparativos para mudarse momentáneamente a Roma para hacer la colección que le ayudará a alcanzar más renombre. Giornadono esta muy entusiasta con la idea y Jaaziel esta mas que feliz porque volvería a su tierra con la mujer que se había robado su corazón. No podía haber más felicidad que sentirse pleno y completo. Cada día el pensar en tener un hijo con Ika no le parecía tan descabellado y hasta lo hacía sentir orgulloso, sería un hijo hermoso si se parecía a su madre con la galantería de su padre. Claro que le daría la mejor educación para que sea próspero, no tenía dudas de que Ikaika sería una estupenda madre. Dos semanas atrás se habían hecho la prueba de embarazo casera pero había salido negativa, eso a él no le preocupa pues está seguro que pronto podrá gestar y ese día será un día de celebración. Mira a su mujer cargar unas carpetas. —No, como se te ocurre. —la regaña quitándole las carpetas—. para eso tienes a tus empleados, no puedes estar haciendo fu
Una vez en Roma, Giordano pidió a Jaaziel que fuera a su casa a cenar, e invitó a toda la familia para celebrar la unión de la pareja. El era el más interesado en que se llevará a cabo lo más pronto posible. Los primeros en llegar fueron Martin y su esposa. El hijo menor de Giordano estaba enojado con su hija, pues ésta le salió con el mal chiste de que no se casaría y mucho menos aceptaría al chico que le consiguió porque le gustan ambos sexos. La que puso el grito en el cielo fue Marcela, la madre del presidente de Fusco Scarpe quería conocer a la mujer que su hijo había escogido como esposa, pues ella siempre deseó que su hijo se casará con Fanscesca, ella era la mujer ideal para su hijo. Cuando supo por medio del viejo Fusco no podía dar crédito que su hijo no le había dicho nada. Los mayores estaban conversando en la sala de estar cuando llegaron los agasajados. —Bienvenidos —dice Giordano levantándose para ir hasta Ika—. Te ves hermosa, hija. —comenta viendo una luz especi
Como de costumbre Ikaika se levantó temprano para ir a la oficina, ella es muy responsable con sus compromisos. Jaaziel se quejó al sentir el espacio vacío. —Ika, sabes soy el Jefe, podemos llegar más tarde. —explica sentándose en la cama. —Lo sé, pero es mi naturaleza levantarme temprano y hacer las cosas a esta hora. —Jaaziel niega viendo como esta comienza a secar su cabello. —Vamos a tener que ponernos de acuerdo, porque a mi me gusta dormir un poco más. En Amsterdam lo toleraba porque vi que es tu diario, pero estamos en Roma, acá hacemos como a mi me gusta. la toma de la cintura para estrujar su caseta de acampar en sus nalgas. —Ve a bañarte Jaaziel, en la tarde hablamos de lo que quieres o lo que no quieres. —Jaaziel suspira derrotado. —Bueno, pero que no se diga que no lo intenté. —dice caminando hacia el baño personal de su habitación. Ika sonríe al verlo entrar al baño. Siente que el mundo le da vuelta y tomó asiento sin decirle nada a su novio. Tenía que ir al m
Cinco minutos antesJaaziel mira por la ventana la ciudad, se siente feliz y completo. Había llamado a la Iglesia de Sant'Anna dei Palafrenieri, para separar una entrevista para acordar la fecha del matrimonio, lo haría por todo lo alto, como un hombre que fue criado con buenos principios cristianos. Se amarrará a Ikaika para siempre, por el sacramento del matrimonio. Una unión perpetua, él la ama como nunca pensó amar a ninguna otra mujer. Unos toques en la puerta de su oficina lo sacan de su ensoñación.—¿Se puede? —pregunta Adrian al entrar a la oficina. Jaaziel asiente y camina hasta su escritorio.—Sí, pasa. —lo invita a sentarse frente a su lugar de trabajo.—¿Cómo está todo? —pregunta el recién llegado. —No me puedo quejar, lo tengo todo, una hermosa mujer, una empresa y pronto un hijo. No puedo pedirle más a Dios. —comenta Jaaziel con tranquilidad.—Eso sí es novedad que tú digas eso. —alega Adrian buscando molestar a su amigo. —Mi abuelo me incentivó a hacerlo. —Jaaziel ríe