Jaaziel sale del camarote donde deja a Ikaika encerrada para tomar algo de aire, esa mujer le vuela las neuronas como solo abrir su boca. Se siente dolido, sus palabras son puñaladas que esta usa para acabar con el poco razonamiento que tiene. Sube hasta donde está el capitán. — ¿Pasa algo señor Fusco? —pregunta el hombre poniendo el timón en piloto automático, ya están bastante mar adentro es casi imposible que si ella salte sobreviva en las aguas hasta llegar a tierra. —Esa mujer me exaspera. —comenta totalmente frustrado. —¿Puedo saber por qué la ha traído? —pregunta el hombre interesado. Jaaziel lo mira con intensidad. Con alguien debe hablar para sacarse eso que siente. Si se lo cuenta a Adrian este solo se burlara de él. —Necesito conquistar a esa mujer. Sé que la cagué al hacer una apuesta con mi amigo de que la llevaría a la cama, pero aunque me cueste reconocerlo me enamore de ella. Es única, ella es la mujer que me ata a una casa. La amo, pero ella no me cree, ella solo
Jaaziel cerró sus ojos y se imaginó lamiendo sus pezones erectos por encima de ese top y gruñó por lo bajo esa mujer lo tiene loco de deseo, ella es perfecta en todos los aspectos y lo dejó con una necesidad absurda de probar su cuerpo como tanto desea. Su miembro latiente tira de su pantalón, trata de disimular su excitación, pues en ese momento no le conviene que ella se de cuenta.—Muero de hambre. —dice Ikaika sacándolo de sus oscuros pensamientos. —Ven cariño. —le señala la puerta donde pasan al comedor. Hala la silla para que Ika se siente, ya estaba todo servido, solo faltaban ellos. — Se ve todo delicioso. —dice con inocencia mientras Jaaziel tenía unos pensamientos cochambrosos. —Bon appetit. —dijo guiñandole un ojo. Desearía que ella fuera el plato principal, pero sería precavido, los puntos que había acumulado no los puede perder en un segundo de debilidad. Desayunaron en paz, ninguno dijo una palabra. Cuando terminaron, Jaaziel la invitó a la sala de la cabaña. Tenían q
A cuatro días para el desfile Jaaziel quiere dar un paso. Debe admitir que ha comenzado a sentir cosas muy fuertes por la rubia de hielo. El aún no se explica cómo es que esa mujer puede aguantar los deseos que es evidente que le tiene, pero más se sorprende que no haya buscado otra mujer para cubrir ese campo. Se ha dado cuenta que ninguna otra le provoca tanto como lo hace Ikaika Esa mujer lo tiene hechizado y sin él darse cuenta se ha vuelto fiel a ella a pesar de que no ha querido volver a acostarse con él. Han ido a l cine, ido a cenar, a tomar café, compartido opiniones sobre sus trabajos pero nada de sexo. Eso a pesar de frustrarlo, le hace temer más, pues ya no se ve lejos de la hermosa mujer. En ese momento va camino a buscarla para llevarla a cenar por cuarta vez solo que será totalmente diferente. Esta vez separó un local solo para ellos, donde habla un saxofonista interpretando canciones románticas, habrá un mesero para servir y una decoración digna para su propósito.
Jaaziel no aguanta más y habla. —Ika, por favor, di algo. —pide poniendo ojitos de gato con botas. —Jaaziel yo no sé, ¿No es muy prematuro? —pregunta Ikaika dudosa, su corazón le gritaba un enorme sí, pero ella es una mujer muy racional. Jaaziel se pone de pie para tomar su rostro entre sus manos. —Amor, yo siento que nos conocemos de toda la vida. Te amo, te deseo y te necesito a mi lado, no puedo quedarme aquí para siempre, pero si quiero llevarte conmigo para nunca volver a separarme de ti. Te amo Ika y te juro que voy a hacerte feliz. —Ikaika cierra sus ojos en el momento que Jaaziel roza sus labios. —Acepto, pero no quiero que nos casemos rápido, al menos unos seis meses a un año, que nos conozcamos bien. —Jaaziel asiente satisfecho. No importa si tiene que esperar un año o un siglo después que esa mujer sea suya. —Claro, como desees, yo vengo y tú vas. Solo quiero saber que eres completamente mía. Sus labios se adueñan de los de ella y como puede pone el anillo de compromi
Mayo, 28, 2017.París, FranciaLa limusina se estaciona frente a la alfombra turquesa que da paso a los grandes diseñadores de moda de toda Europa. El chofer abre la puerta para que el prestigioso presidente de Fusco Scarpe. Un hombre acostumbrado a las ovaciones tras su llegada. En esta ocasión no ha sido muy diferente. Jaaziel Fusco, un hombre de 27 años camina por la alfombra de la mano de la super modelo Francesca Guspiel. —Senor Fusco, ¿Como se siente al presentar la nueva colección otoño/invierno? —Jaaziel sonríe con supremacía. —Como siempre, mi colección es la mejor de la temporada, de eso no hay duda. No tengo nada mas que decir. —contesta seguro de sí mismo. — ¿Se enteró que una nueva diseñadora va a mostrar sus diseños por primera vez este año? —pregunta otro periodista haciendo que este se detenga. —Pueden aparecer miles de diseñadores y ninguno llegará a los zapatos de Fusco Scarpe. Nuestros diseños son únicos y prestigiosos. —Escupe seguro de su producto. 1236— ¿Cuá
Cinco años después. — !Ah, ah, ah! —jadea haciendo el último push up. Se sienta en el suelo mientras ve a Adrian tomar su botella de agua. —Me dices que le enviaste una invitación a esa mujer. —comenta sin poder creerlo. —Te dije que la voy a tener en mi cama sea como sea. —Escupe el pelinegro recordando las veces que ha intentado acercarse a Ikaika sin éxito. —Estás loco, sabes que ella no quiere saber nada de ti. —le recuerda y su amigo niega. —Ella no me conoce. Siempre que intento acercarme o me esquiva o está oscuro. No creo que en algún momento me haya visto la cara. —mi amigo vuelve a negar.—Con más razón Jaaziel. — el aludido se encoge de hombros.—No me interesa, la quiero en mi cama y punto. Ninguna mujer se me ha escapado nunca y ella no va a hacer la excepción, tengo nuevos planes. —explica Jaaziel comenzando a enojarse. —Bueno allá tú. —Adrian se encoge de hombros—. Por cierto, ¿Qué hiciste con Francesca?—¿Qué hice de qué? Toda la verdad salió a relucir. La muy c
Jaaziel entra a su oficina seguido de su secretaria. Betzy es una chica eficiente que odia ese trabajo pero nadie le paga mejor que los Fusco por aguantarse a su jefe. Al principio cuando empezó quien estaba a cargo de la empresa era el difunto padre de Jaaziel, pero luego del fatídico accidente aéreo donde este perdió su vida, el señor Giordano Fusco nombró a Jaaziel como nuevo presidente de la misma haciendo que el empleo comenzara a sentirse pesado, pues su sola presencia era frustrante para todos sus empleados. Jaaziel es un hombre recot y muy exigente con todo lo que allí se hace. —Señor, hoy tiene reunión con el empresario americano Elrod Stone y su socio. —Jaaziel asiente. —Perfecto, cómo van los preparativos para el desfile de presentación de la nueva colección. —Sí señor, ya todos los invitados han contestado y confirmado su asistencia. —aclara la mujer y Jaaziel sonríe. —Estupendo, puedes retirarte, cuando estén conectados los empresarios de EG company me avisas para con
—Il tuo nonno s'è loco. —Vuelve a reír fuerte Adrian— Pedirte un bisnieto si tu eres alérgico a los niños. —escupe burlándose de Jaaziel quien le regala una mirada furibunda.—Como si yo no lo supiera, pero mi nonno parece que no. A él solo se le ocurre que yo voy a trabajar para llenar las arcas de un orfanato, pero es que hasta me preocupa la salud mental del viejo. —dice Jaaziel enojado, lleva varias semanas pensando en eso. —Cuéntame, ¿Qué vas a hacer? — pregunta su amigo. —Nada, por el momento no pienso hacer nada porque voy detrás de mí ángel. —Adrian niega resignado.—Se te ha pegado la locura de tu nonno. —comenta, pues él siempre ha pensado que es una estupidez ir tras una mujer que no le da ni los buenos días. —No es una locura, la voy a llevar a mi cama y luego que eso pase voy a desecharla como las demás y ya luego me ocupo de buscar a la madre ideal para mi hijo, una que se deje comprar y que no quiera controlarme.—Suerte con eso hermano. —dice con sorna pues el mejor