Ivan abrió sus ojos con sorpresa, sin dedicarle ni siquiera una mirada cómplice a Katya. Él sabía a la perfección que aquello no había sucedido e incluso, sin saber por completo los hechos, él estaba del lado de Katya fuese lo que fuera que sucediera.– Estoy muy seguro que todos los doctores, incluyendo por sobre todos a la doctora Koslov, querían salvar a su hijo –dijo Ivan, sonando tan razonable, como voz de la conciencia–. Ya deben estar haciéndole la autopsia a su hijo, le aseguro que pronto sabremos de qué murió.La señora Marín, cuando Katya creyó que finalmente se tranquilizaría y entraría en razón, pareció enloquecer al escuchar la palabra "autopsia". – ¡¿Y esto se quedará simplemente así?! –Ella lloró–. ¡Mi hijo necesita justicia!, no dejaré que ninguna doctora mediocre simplemente no sufra ninguna consecuencia por matar a mi hijo.Ivan iba a volver a abrir su boca para mediar entre ambas, pero Katya no dejaría que ninguna mujer hundiera su reputación por un paciente que era
Katya lo único que pudo hacer al escuchar la bala resonar fue cubrirse los oídos, su corazón latiendo con desesperación en su pecho. Sabía que las cosas podían llegar a complicarse terriblemente con Egan en la ecuación, independientemente de la situación que estuviese sucediendo. Pero que él le disparara al familiar de un paciente era un extremo que Katya nunca se había imaginado que sucedería, y ahora no quería ni siquiera enfrentar esa nueva realidad.La verdad golpeó duramente a Katya cuando abrió sus ojos y vio el suelo mancharse con sangre fresca, mancha que crecía y crecía con cada segundo. Cuando sus oídos volvieron a la normalidad tras ese pitido que tapó sus oídos de la horrible realidad, Katya pudo escuchar gritos de dolor y súplica. Ella se tiró inmediatamente al suelo para ver que la señora Marín, la misma que antes había estado amenazando y apuntando a todos con el bisturí, ahora lloraba en el suelo, sosteniendo su pierna sangrante.Ella seguía viva y Katya casi sintió al
Egan apartó el arma de Katya, y aunque no lo apartó de la señora Marín exactamente, al menos ya no estaba apuntándolo tan directamente.– Eres un tonta al defenderla, cuando tan solo unos minutos antes estaba a nada de decapitarte con esa navaja –Egan miró a la señora que estaba tirada en el suelo con sumo desprecio–. Pudo haberte quitado la tuya. Si yo no hubiese llegado, Katya, eso hubiese sucedido. Y créeme que no le perdonaría la vida a nadie que amenace la tuya.Katya negó su cabeza.– Ya ella no puede matarme; perdónale la vida –razonó Katya, pero Egan no parecía muy contento al oír esas palabras. De hecho, le parecían absurdas y completamente ridículas viniendo de Katya, quien era cuya vida peligraba–. Ella acaba de perder la vida de su hijo en un accidente de auto. Está sufriendo, está de luto. Cada quién enfrenta su dolor de diferentes formas, Egan, y no por eso tienes derecho a matarla.Egan giró sus ojos, mientras bufaba y miraba con evidente diversión el patético intento d
Cuando Egan vio el cuerpo de Katya finalmente sucumbir ante los brazos de la muerte, creyó que el alma se le saldría del cuerpo. Una horrible sensación de náuseas lo inundó cuando los recuerdos de su niñez volvieron a él. El grito de una enfermera cercana fue lo que provocó el punto de quiebre en Egan. Él cerró sus ojos, las manchas de sangre aún podía verlas a través de sus párpados cerrados, el cuerpo desplomado de Katya, el cadáver de la mujer que la apuñaló, el bisturí yaciendo inocentemente en el suelo. Todo había terminado siendo culpa de Egan otra vez. Una irritante y chillona voz en su cabeza le recriminaba una y otra vez que si, quizás, él no hubiese llegado a la clínica, la señora en el suelo no estaría muerta y Katya no estaría herida de gravedad.Katya...Sin esperar un segundo más, Egan se levantó del suelo y saltó por encima del cuerpo muerto de Marín. Tomó a Katya en sus brazos, moviendo su cuerpo sin ningún tipo de resistencia, tan liviana como una muñeca sin vida. Ega
Egan no supo exactamente cuánto tiempo había pasado desde que Katya había sido arrebatada de sus brazos. Él no podía tranquilizarse; sentía que en cualquier momento el tarado de Ivan saldría del quirófano con nada más que malas noticias. Argus intentaba darles palabras de aliento a Egan de vez en cuando, pero no surgían ningún efecto en ninguno. Con lo rápido que se había desmayado Katya, ni siquiera Argus estaba tan seguro de lo que decía cuando intentaba tranquilizar a Egan.Los minutos pasaron y Egan se sentía cada vez peor. No podía estar ni siquiera sentado en su asiento sin poder evitar sentir que su respiración no era suficiente. Tuvo que levantarse, abrir una ventana e incluso Argus tuvo que conseguirle algo de vino antes de que él sucumbiera ante la presión.Sin embargo, cuando Egan vio pasar a Ivan frente a la sala de esperas, él se levantó tan rápido como un relámpago.– ¡Ivashkov! –Gritó Egan, Ivan aún cargaba su bata de cirugía y los guantes llenos de sangre. Egan se esfo
Katya fue declarada fuera de peligro cerca de tres horas después de la trasfusión de Egan y, gracias a ese anuncio, fue trasladada de la UCI a una habitación privada para ella y Egan solos, y le quitaron el ventilador para que respirara por su cuenta. Él literalmente pudo volver a respirar con normalidad al escuchar aquello, en verdad lo tranquilizaba bastante oír que ella estaría bien pronto. Así que Egan se encargó de quedarse a su lado durante toda su recuperación. Pasaron exactamente 13 horas, y Egan había limpiado al menos unas tres veces el rostro de Katya del sudor, apartando los cabellos que se le pegaban en la frente y manteniendo sus almohadas lo más acolchadas que podía, peinó también su cabello cuando las enfermeras se lo dejaron enmarañado por limpiarle la sangre seca. Tenía mucho cuidado al tocarla, por temor al mover sus intravenosas, y mantuvo siempre sus labios húmedos con agua para que no se le secaran.Egan se mantuvo en todo momento al lado de Katya, acariciando su
Katya, finalmente después de 13 horas arduas de espera, donde Egan no sabía al final si ella despertaría o no, despertó. Sus ojos parpadeaban repetidamente, parecía intentar fijarse bien donde estaba. Y, entonces, lo vio a él: dormido sobre su silla, con el cabello despeinado y su rostro enteramente sereno. No serio y sin emociones, como solía estar siempre, sino tranquilo, en paz. Ella recordó la forma en que Egan intentó protegerla de Marín antes de desmayarse. Quizás no fue lo más certero lastimarla, pero ahora no le cabía duda a Katya que Egan siempre intentaba protegerla: esta vez había sido la segunda vez, en la casa de Argus, cuando llegó la fuerza armada, fue la primera vez.Katya estiró con esfuerzo su mano hasta Egan y fue capaz de cepillar su cabello hacia un lado. Aquello despertó a Egan de inmediato.Egan lo primero que hizo al ver a Katya despierta, fue revisarla de pie a cabeza para asegurarse que estaba bien. Cuando lo confirmó, se levantó de su asiento para cerrar las
Egan no pudo sino reír al escuchar las ocurrencias, la inocencia y la vulnerabilidad de Katya bajo los efectos de las medicinas. En cualquier otra situación, Katya hubiese ocultado por completo sus pensamientos y sentimientos hacia Egan, él lo había comprobado el día anterior cuando ella se apartó de él como si se estuviese quemando bajo su tacto. Pero ahora, bajo los obvios efectos de las drogas medicinales, parecía ser una Katya tan tierna y libre que ni siquiera parecía ser la misma que unas horas antes.Agachando su mirada para que ella no lo viera reírse y sonrojarse debido a su comentario. Egan comenzaba a notar su debilidad por Katya, así fuera por su bienestar, por sus chistes o incluso por su mera presencia. Ella se estaba volviendo un eslabón débil en todas las fortalezas que se había creado Egan para protegerse del mundo exterior. ¡Pero, oh, cuánto empezaba a gustarle aquella debilidad! Puede Katya fuese su nuevo talón de Aquiles, pero su sonrisa risueña o la forma en que s