Katya sintió la esperanza florecer en su pecho. Con cada paso que daba, cada aliado que conseguía y cada cosa nueva que sabía sobre sus ancestros, Katya estaba más cerca de conseguir a su hija y de saber quién era realmente Katya Koslov. ¿O ya debía empezar a adoptar algún otro nombre?Bueno, no le hacía mucha ilusión llamarse Alessia. Pero su hija se llamaba Alyssa, lo cual era similar y a Katya no le molestaba en lo absoluto. Pero pasar a pensar que la madre de su esposo, en realidad era la de ella. Bueno, aquello era la locura personificada.– La flota, lo dudo –respondió Katya, Artem bufó–. Pero cualquier otra cosa que puedas ofrecerme para encontrar a mi bebé, estaré eternamente agradecida contigo.Artem dio dos pasos hacia Katya, cerrando el espacio entre ellos. Katya creyó por un momento que él la abrazaría y, entonces, saltaría algo que le dijese: sí, ¡sin duda, él es tu padre! Pero Artem se detuvo a medio camino, señalando a Katya con su dedo.– Eso es algo que jamás, pero ja
Katya se sintió enrojecer, su corazón latía con emoción. Ella nunca había tenido un padre, más allá del esposo de su madre Olena que murió muy joven. Y escuchar la forma en que Artem estaba tan dispuesto a sacrificarse y defender a Katya, la hacía sentir... La hacía sentir… era un sentimiento indescriptible.De alguna forma, Katya supuso que así debía sentirse el amor de un padre: vulnerable, frágil y seguro al mismo tiempo. Amada por alguien a quien le importaba.Ser amada por Egan era un cosa completamente fuera de este mundo, que hacía que Katya se sintiera como una reina: poderosa y dueña de todo en cuanto tocaba.Pero ser amada por Artem, se sentía natural, cálido y puro. A Katya le hizo incluso sentir sus ojos cristalizarse al ver la incondicionalidad tan repentina pero genuina de Artem.– ¿Cómo garantizamos que estás de nuestro lado y que esto no es una trampa? –Como siempre, el guardián Argus. Él aún se veía afectado por la muerte de Sylvana, pero volvía a ser el viejo guardiá
Las rejas de la casa de Artem se abrieron y él los dirigió a los cuatros por un lado de su casa. La rodearon, logrando apenas visualizar un poco del interior a través de las ventanas. Era una bonita casa victoriana de color gris ceniza, su techo era clásico, con algunas tejas para decorarlo y plantas bien recortadas.Artem se dirigió hasta un patio con piscina en la parte trasera de su casa. Se sentó en una mesa con una enorme sombrilla playera, invitándole a los demás a sentarse con él.Ivan, que se había mantenido en silencio todo el camino, se sentó junto a Katya. Egan no dudó en tomar el asiento a su lado. Sin embargo, Argus ni siquiera hizo el intento de sentarse, sino que se quedó de pie detrás de ellos, con los brazos cruzados y una postura completamente defensiva.– Me quedaré de pie –ni siquiera fue una pregunta, fue una declaración–, desde aquí puedo ver todos los ángulos.Katya se preguntó por qué Argus seguía tan inseguro respecto a Artem, pero lo notó unos segundos despué
– Si Sylvana siguiera viva, podríamos preguntarle dónde creería ella que él se oculta –Katya se lamentó. Argus bajó su rostro y Egan suspiró, atrapando a Katya en sus brazos. Ambos padres estaban cada vez más desesperanzados, casi parecía que aquello era el final y que Elian se saldría con la suya, impune–. Ojalá pudiésemos saber si Elian tiene alguna casa o un lugar como si fuese su habitación segura. O algún socio que lo oculte bien. Es decir, como cuando te conocí y Argus te ocultó en su casa.Egan asintió, perdiendo su mirada en algún punto del cabello de Katya. Probablemente eran una de las cosas que Egan más amaba de ella: su cabello, además de sus ojos y sus pecas, claro. Y su lindo y bondadoso corazón, además. Eso era algo que él jamás entendería. ¿Cómo podía existir alguien que tuviese el corazón tan lindo, puro y bueno?En el mundo de Egan todos eran malos, nadie era inocente y todos podían apuñalarte por la espalda. Pero Egan aprendió por las malas que sí existía una person
Katya nunca estuvo tan agradecida con Artem. Ella retó a Egan con una ceja alzada y una sonrisa pícara. Egan parecía que se pondría tan rojo que explotaría.– ¿Acaso quieres exponerla al peligro? –Egan exigió–. Si a ella le ocurre algo, ni tú ni yo…– No necesitamos protegerla nosotros –le interrumpió Artem. Katya notó que él tenía una fascinación por interrumpir a los demás. Egan, al contrario, odiaba que lo interrumpieran–. Habrá cientos de guardias armados que nos protegerán a todos, incluyéndola a ella. Nadie morirá, no mientras yo esté al mando.Y aquello fue la estocada de Egan. – ¡¿Qué, qué?!– Ay, no. –Gimió Argus.Egan tenía sus ojos abiertos con sorpresa, su mandíbula apretada y sus puños hechos dos rocas. Katya temió que se rompiera los pulgares, pero al menos eso le enseñaría a controlarse.– ¡¿Y a ti quién mierda te nombró el líder, eh?! –Egan cerró la distancia que lo separaba de Artem. Éste no se inmutó, ya no sonreía más pero tampoco miraba a Egan con odio. Más bien co
La noticia cayó como un cubo de agua helada para cada uno de los presentes en la sala. Artem lucía avergonzado, decepcionado. Mientras que en los ojos de Egan y Argus la furia ardía con la intensidad de un fuego que abrasa un bosque sin piedad. Por otro lado, Ivan lucía nervioso, incómodo, incluso culpable.Katya por su parte, ni siquiera sabía qué sentir. Tenía tantas emociones juntas que ni siquiera podía decidirse cuál permitirse sentir. Entre el miedo que había soportado al simplemente imaginar a su hija lejos de ella, llorando o con hambre, repentinamente había sido tan solo un golpe menor para lo que venía.¿Qué tan bajo tenía que caer un hombre para vender a una niña de dos días de nacida por simple rencor? Elian no tenía otro motivo por el cual castigar a Katya y a Egan, más allá del hecho de querer vengarse con Alyssa por lo que le hizo con Eros.Pero Katya no era Alyssa, y Egan definitivamente no era Eros. Elian no tenía por qué estar haciendo eso.Ivan hizo un sonido gutura
El avión de Egan había estado allí, esperándolos en el aeropuerto de Sicilia. Katya se moría de los nervios, haciendo crujir sus dedos cada vez que pensaba en que pronto estaría con Alyssa nuevamente en sus brazos. Oraba para que un Dios piadoso la mantuviera con vida, sana y salva, lejos de las manos de cualquier tipo malo durante aquellas horas que faltaba para verla.Egan la mantenía siempre a su lado, procurando que ella estuviese protegida por él y, sobre todo, cuerda o al menos sin ningún otro ataque de ira. Argus cuidaba de todos y siempre mantenía un ojo sobre Ivan y el otro sobre Artem. Katya sabía que él no confiaba plenamente en Artem, aunque éste hubiese demostrado su alianza hacía con Katya al traer ante ella todo tipo de personal, pero era Argus: naturalmente, confiaba en nadie.Igual que Egan, quien al ver el hombre que le había preparado el avión, le cuestionó su lealtad durante un largo rato. Katya estaba impaciente, preguntándose cuánto tardaría amenazar a alguien co
El viaje a Rumania fue ligeramente más soportable para Katya. Artem le hacía preguntas sobre ella, sus estudios, aspiraciones y sueños. Ella incluso fue capaz de contarle sobre las personas a las que había matado (por accidente o no) sin sentir que él en realidad la juzgaría por eso. En realidad, Artem estaba sorprendido que, con tanto tiempo metida en ese negocio, Katya no hubiese hecho cosas peores.Katya no quiso saber qué atrocidades pudiera haber hecho si ella no se hubiera alejado de Egan un tiempo. Daba igual ahora, pero era una suerte. Ella en su interior era una buena persona, e incluso Artem lo notó. Y quería que permaneciera así hasta que fuese forzosamente obligada a lo contrario.El avión aterrizó y allí en la pista de aterrizaje, Katya vio una larga fila de hombres ordenados en formación militar. Todos estos hombres hicieron una especie de saludo militar muy ensañado cuando Artem salió del avión también, permitiendo que uno de ellos rompiera fila para acercarse a donde K