El avión de Egan había estado allí, esperándolos en el aeropuerto de Sicilia. Katya se moría de los nervios, haciendo crujir sus dedos cada vez que pensaba en que pronto estaría con Alyssa nuevamente en sus brazos. Oraba para que un Dios piadoso la mantuviera con vida, sana y salva, lejos de las manos de cualquier tipo malo durante aquellas horas que faltaba para verla.Egan la mantenía siempre a su lado, procurando que ella estuviese protegida por él y, sobre todo, cuerda o al menos sin ningún otro ataque de ira. Argus cuidaba de todos y siempre mantenía un ojo sobre Ivan y el otro sobre Artem. Katya sabía que él no confiaba plenamente en Artem, aunque éste hubiese demostrado su alianza hacía con Katya al traer ante ella todo tipo de personal, pero era Argus: naturalmente, confiaba en nadie.Igual que Egan, quien al ver el hombre que le había preparado el avión, le cuestionó su lealtad durante un largo rato. Katya estaba impaciente, preguntándose cuánto tardaría amenazar a alguien co
El viaje a Rumania fue ligeramente más soportable para Katya. Artem le hacía preguntas sobre ella, sus estudios, aspiraciones y sueños. Ella incluso fue capaz de contarle sobre las personas a las que había matado (por accidente o no) sin sentir que él en realidad la juzgaría por eso. En realidad, Artem estaba sorprendido que, con tanto tiempo metida en ese negocio, Katya no hubiese hecho cosas peores.Katya no quiso saber qué atrocidades pudiera haber hecho si ella no se hubiera alejado de Egan un tiempo. Daba igual ahora, pero era una suerte. Ella en su interior era una buena persona, e incluso Artem lo notó. Y quería que permaneciera así hasta que fuese forzosamente obligada a lo contrario.El avión aterrizó y allí en la pista de aterrizaje, Katya vio una larga fila de hombres ordenados en formación militar. Todos estos hombres hicieron una especie de saludo militar muy ensañado cuando Artem salió del avión también, permitiendo que uno de ellos rompiera fila para acercarse a donde K
Tardaron unos minutos antes de llegar finalmente al cercado que Artem mencionó que rodeaba el castillo. Estaba electrificado incluso, pero aquello no era lo más importante de la vista. En realidad, lo más impactante allí era el enorme castillo abandonado. Era un mansión, con diseño de un castillo victoriano de colores naranjas, rojos y amarillos. El lugar tenía mucha maleza rodeándolo, con enredaderas y espinas por todas partes. Había muchos guardias por todos lados, más de los que incluso ellos cargaban.– Qué suerte que tengo quinientos hombres al servicio ahora mismo –comentó Artem–, necesitaremos a todos y cada uno. Y ustedes queriendo solo cien.El lugar debió haber sido hermoso alguna vez. Porque si lo seguía siendo estando tan abandonado, frío y seco, cuando era funcional debió haber sido una mansión de lujo.Katya se preguntó cómo entrarían allí, pero no hubo necesidad de una respuesta pues Artem rio cuando vio la hora en su reloj. Él no cargaba traje como Egan, aunque su ropa
Tras abrirse la puerta, hubo un jadeo colectivo de sorpresa. Nadie se esperaba alguna sorpresa como aquella, y cuando Artem reveló que esa entrada los llevaría hasta dentro de la mansión con aspecto de castillo Katya fue la primera en reaccionar.Ella corrió, honestamente no le importó nada en ese momento: su reposo, puntos de sutura o cualquier peligro que aquello significara para ella. Nada de eso tuvo valor cuando ella sabía que ese pasadizo secreto la llevaría hasta su hija.Sin embargo, su camino se vio cortado cuando los brazos de Artem la atraparon a medio camino. Ella ni siquiera estuvo a un pie de distancia del estante, y lo que más la frustró era que quien la había detenido había sido su supuesto padre. Katya pataleó hasta lograr separarse de él, pero los guardias de Artem le obstaculizaron el camino.– ¡Diles que se aparten! –Le exigió Katya a Artem, señalando con un dedo acusador a los guardias vestidos de militares que le prohibían cruzar el pasaje secreto–. Artem, ¡tengo
Katya también escuchó el sonido de las balas y apretó sus ojos ante los miles de recuerdos que desataron. Vanessa había sido un accidente, sabía a la perfección que en algún momento del pasado había aprendido a adormecer el dolor de recordar la culpabilidad. Igual que Farham, quien era un poco más fácil de superar puesto que era un tipo que había hecho cosas mucho más malas y que, además, le había envenenado la mente de Egan sobre ella.Pero el recuerdo del orfanato seguía fresco en la mente de Katya. En él habían quedado víctimas que no tenían nada que ver, quienes ni siquiera sabían que Katya era una mafiosa, esposa de un mafioso e hija de otro mafioso. No tenían idea de ello, y habían resultado heridos monjas y niños en el proceso.La pobre Kira… ella era la primera que no se lo merecía.Egan vio el sufrimiento en los oídos de Katya y sacó de sus bolsillos unas pequeñas bolas de lo que parecía algodón o algo similar. Él las introdujo una en cada oído de Katya, ella lo miró sorprend
El largo pasillo y corredor del tercer piso estaba lleno de cuerpos, algunos Egan los reconocía pues eran hombres que habían trabajado para él y para su tío durante años. Otros, eran rostro meramente familiares de los hombres deArtem que apenas acababa de conocer. Pero era desgarrador ver cómo aquella batalla a muerte había ocurrido gracias al rencor de un solo hombre, su sed de venganza que había arrastrado consigo tantas vidas de hombres que solo intentaban hacer su trabajo y no morir en el intento.Egan miró con decepción y completa tristeza a cada uno de los cuerpos de allí, intentando distraer la atención de Katya para que no se fijara tanto en los cadáveres. Él sabía que Katya era la mujer más sentimental que él había conocido jamás, tan solo recordar la forma en que estuvo de destruida cuando mató por accidente a Vanessa lo llevó a querer ocultarla de aquella escena del crimen.– ¡Saquen los cuerpos de aquí, no quiero ninguno cuando estemos de regreso!–Ordenó Egan a los hombr
– Ustedes la tienen, claro, una evidente forma de chantaje –Elian gruñó, no muy divertido ahora–. No le harán daño, claro que no. En especial si uno de los suyos es su amante. ¿Cierto, Fiore?Argus no respondió nada, en realidad parecía a nada de explotar. Su mirada de odio hacia Elian aumentó y su dedo terminó en el gatillo, solo que la mano de Katya sobre su hombro no le dejó disparar.– Sí, claro –respondió Argus con repugnancia–. Maldito, imbécil, desgraciado. ¡Me arrebataste lo único que me ha hecho feliz en mi vida! –Le gritó Argus a Boris, quien evidentemente lo miró con arrogancia–. Te pudrirás en el infierno y por supuesto que te llevaré yo, tenga que hacer lo que tenga que hacer.Elian miró con confusión al alterado Argus, con una ceja interrogativa hacia Boris. Éste no respondió nada, sino que miró hacia el frente con su máscara sin emociones cual soldado.– ¿Boris? ¿Qué significa eso?– Significa… –empezó Katya, pero las palabras se quedaban atoradas en su garganta. No deb
Katya miró a su hija con adoración y reverencia. Estaba pálida, delgada y llena de lágrimas secas. Sus mejillas llenas de pecas estaban enrojecidas, con los dedos de Elian marcados por cada vez que la intentaba acallar con su propia mano. Katya sintió sus últimas lágrimas caer y empapar la piel de Alyssa, quien estaba mirando con desorientación a su madre.Egan llegó por detrás de Katya y miró a Alyssa también, asegurándose que estaba completa y bien. Pero su rostro se oscureció cuando levantó su mirada hacia Elian, quien se recuperaba con lentitud del suelo.– Terminen con ellos, a Elian me lo dejan a mí. –Fue la única señal que murmuró Egan para que sus hombres atacaran a los guardias de Elian. Una corta pelea cuerpo a cuerpo se llevó a cabo mientras que los soldados de Artem intentaban dominar a los de Elian. No hubo ningún otro cadáver en el suelo, y Katya agradeció eso para que Alyssa pudiera calmarse un poco y dejar su estrés.Katya limpió un poco el rostro sucio de Alyssa con l